A pisar tierra
Derrotas tan dolorosas como la de anoche agudizan nuestra capacidad de inventiva. Solemos fabricar insultos y otros incendios que dirigimos contra los culpables de nuestra desgracia: jugadores, técnico, dirigentes. Esta vez les pido hacer un ejercicio distinto: que esta caída nos sirva para pisar tierra, que sea el baño de humildad que necesitábamos. El equipo, el técnico, los hinchas necesitamos cambiar.
Sería fácil decir que el gol de Yotún debió anularse porque Ximénez le sirvió la pelota con el brazo o que Lobatón tuvo mucha suerte en el primero. Quedarnos en esas dos acciones puntuales arruinan cualquier análisis. Lo real, desde mi punto de vista, es que ayer jugamos con un hombre extra durante 50 minutos y pese a ello dejamos que el contrario impusiera su modo de jugar, de mucho menos vértigo, pero más inteligente.
Que, como algunos de ustedes ya lo habían señalado, los nuevos jugadores no dan la talla. Las intermitencias de ‘Cachito’ son desesperantes, Píriz necesita que el resto juegue para él y en la banca no asoma el jugador diferente, aquel que uno diga: entra y le cambiamos la cara al partido.
En determinadas situaciones se requiere arriesgar; sin embargo, sacar a Toñito para meter a un creativo u ofensivo -como ha ocurrido en los últimos encuentros- no ha sido siempre la mejor alternativa. Gonzales es un incansable quitador de pelotas que si bien se equivoca cuando no la suelta con rapidez, suele ser determinante para que la mediacancha mantenga el equilibrio. ¿Es necesario reemplazarlo siempre? Creo que no.
Que este violento baldazo de agua fría le sirva también a Reynoso para que deje de lado los esquematismos. Hay momentos en que el equipo necesita bajar un poco la velocidad, tomarse un poco de tiempo para pensar e intentar algo más que el centro desde los costados.
Tres derrotas consecutivas en el torneo local -dos de ellas en Ate- despiertan las alarmas, más allá de que la suerte sea distinta en la Copa Libertadores. Estamos perdiendo puntos que al final nos pueden costar caro en un certamen que, a la fecha, demuestra ser mucho más competitivo que el anterior.
Sigo pensando que la ‘U’ es un equipo distinto, capaz de marcar diferencias por su dinámica y su obsesión por la pelota. No obstante, esto no debe llevarnos a mirar al resto por encima del hombro. Que estos dolorosos tropezones sean el baño de humildad que necesitábamos. Solo a partir de reconocer nuestras limitaciones podemos mejorar.