A Chemo no le van a perdonar una
Así como José Carranza se convirtió en un emblema de ese Perú pujante y recursero, que con muy poco se las arreglaba para salir adelante, Chemo del Solar fue por muchos años el símbolo del peruano que a pesar de la crisis era capaz de triunfar, no solo en casa como lo hiciera el Puma, sino en el exterior.
Cuando Claudio Pizarro ni soñaba con ser dirigido por el mejor técnico del mundo, Del Solar era el mejor embajador del fútbol peruano en el extranjero. No era un jugador de condiciones extraordinarias, pero su voluntad de hierro, aunada a un profesionalismo indoblegable, le permitieron jugar más de diez años en Europa, la mayoría de ellos en la liga española. Decir lo que pensaba sin filtros le trajo mil problemas, pero cada vez que volvía su ligazón con la crema se renovaba. Chemo puso la cara la siempre, resignó muchas cosas por razones que solo el crema de su corazón podían explicar y el hincha se sentía orgulloso. Con absoluta razón.
Años después, el encanto se quebró. Más que su paso a Cristal como técnico, molestaron ciertas actitudes que tuvo hacia la que fue su casa de siempre. Su llegada al cuerpo técnico también desagradó, no solo por su fracaso reciente en la selección, sino por la manera abrupta como llegó al cargo. El desastre del 2011 contribuyó a que las diferencias con la hinchada se agranden, distancia que siguió creciendo al año siguiente, pese a que Chemo debió convertirse no solo entrenador, sino también directivo, jefe de equipo, gerente y utilero en los terribles meses de la ‘U’ de camiseta pintada con plumón.
Las heridas no han sanado lo suficiente, por eso su regreso a la crema no ha generado ni una pizca de entusiasmo. Chemo tiene el curioso honor de ser repudiado por las tres hinchadas más importantes del país. Y aunque ha decidido poner la cara en uno de los momentos deportivos más difíciles de Universitario, no le van a perdonar una.
Para la Administración Temporal, la fórmula para salir de este bache ha sido inyectar vitamina crema a la vena del equipo. No solo ha llegado Del Solar, sino también Ibáñez, Bernales y Pajuelo, actores protagónicos del histórico tricampeonato. Sigue el maestro Héctor Chumpitaz y Carranza, ha dicho Del Solar con diplomacia, “es parte de nuestra casa [...] va a estar con nosotros de todas maneras”.
Como elemento motivador, la salida parece apropiada; sin embargo, hay un problema: la crisis de la ‘U’ es también futbolística. El equipo está mal armado y carece de un patrón de juego definido. En lugar de reforzarse, se debilitó y no hay posibilidad de traer extranjeros hasta agosto. ¿Tiene Del Solar la capacidad suficiente para enderezar el camino?
A su favor tiene la chatura del torneo peruano. Es impresionante como un equipo prácticamente Sub 21 arrancó el domingo un empate en Cajamarca, prácticamente sin mayor apremio, frente a un cuadro poderoso económicamente, repleto de jugadores de experiencia, pero aburguesados, sin mayor filo anímico (Sotil, Manco, Guevara). Salvo Aurich, Cristal y, por ahí, Alianza, el resto anda por ahí. El gran objetivo de Del Solar debería ser salvar los muebles en el Torneo del Inca (y, por supuesto, no acabar en cero en la Copa) y tentar alguna competencia internacional en el campeonato absoluto. Con lo que hay, algo se puede hacer.
En su mejor momento, cuando dirigió a Cristal, Chemo jugó con un 4-2-3-1. Luego, en la Católica, cambió al 3-2-3-2 como recordaba hace unos años Diego Rebagliati. En su última etapa en la ‘U’, más allá de los problemas extradeportivos con los que tuvo que lidiar, nunca pudo encontrarle la mano al equipo. En realidad, el gran problema por resolver en la ‘U’ en este momento no es el sistema de juego, sino que el once que salga a la cancha juegue con orden. Y eso pasa también porque el 9 juegue de 9, el lateral lo haga de lateral, etc.
¿Hay cómo? Los jugadores son los que deciden. Si Chemo logra ganarse su confianza y empiezan a matar por él, se habrá dado un gran paso adelante. Pero eso sí, va a tener que hilar muy fino, porque la hinchada -y la prensa- no le va a perdonar una. Ni la más pequeña.
Espero sus comentarios, un abrazo para todos.
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