Christian Cruz Valdivia

Angélica Espinoza gana la medalla de oro y además de buscar la bandera peruana, corre para abrazar a Yvonne de la Cruz, su entrenadora. Es una relación que nació desde el 2017 y que le ha regalado al Perú dos medallas de oro parapanamericanas y una dorada paralímpica.

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Conocemos mucho del éxito y poco del camino hacia la gloria. La historia detrás de la presea que va a la vitrina. Conversamos con Yvonne para conocer cómo se sobrevive en un ámbito en el que pocos apuestan y que trae frutos como ver a Angélica Espinoza como la actual número 3 del ránking de parataekwondo K44 47kg.

“Si bien ha sido un proceso que ya sabemos cómo es –los Juegos–, fue bastante complicado competir porque la federación nos limitó mucho. No me he sentido apoyada pero seguimos adelante por la pasión que tenemos por el paradeporte”, nos comenta, de arranque, la entrenadora, a quien la federación de taekwondo le bajó el sueldo y solo aprobó una competencia para Angélica. Fue gracias al apoyo del IPD que pudieron hacer la gira mundial y así prepararse para Santiago 2023 y clasificar a París 2024. Y donde la misma Yvonne destaca, ya que fue nominada entre las mejores entrenadoras del mundo, premio que finalmente recayó en un brasileño.

Así es. Angélica es doble campeona parapanamericana (Lima y Santiago) y ascendió al cuarto puesto del ránking mundial, con lo que se asegura los boletos para los Juegos Paralímpicos. Para la preparación, la entrenadora espera que el IPD la siga apoyando y que su federación cambie su manera de pensar y apueste realmente por el paradeporte. “Me dicen que se me han subido los humos. Si querer que sigan los éxitos, que no solo sea una medalla sino dos, tres; si pensar en grande es que se te suban los humos... bueno”, aclara.

Por eso desde ya está pensando en el plan de trabajo no solo para Angélica, también para William Fernández y Laura Putriano, los otros dos seleccionados nacionales en la disciplina.


—La relación—

No todo es color rosa en el camino hacia el éxito y lo vivió Yvonne con Angélica. La conoció en el 2017 en el Campo de Marte haciendo paranatación: era una chica de 19 años que no pasaba de los 40 kilos. Tuvieron que trabajar aspecto físico, nutritivo, técnico y táctico. Y sobre todo, convencerla de que se dedique al alto rendimiento, es decir, a entrenar a tiempo completo. “Las personas con discapacidad a veces piensan que uno se quiere aprovechar de ellas y nos corresponde que se den cuenta que queremos lo mejor”, nos dice Yvonne.

Por eso, tramitaron ante el IPD una subvención económica para los tres chicos que se iniciaban en el deporte como deportistas en proyección, con lo que Angélica dejó de trabajar en un cajero de un restaurante miraflorino. La apuesta fue total y la paradeportista lo entendió, aunque a su manera.

“Empezó a los 19 años y a esa edad es difícil cambiar algunas formas de pensar. Ahora ha mejorado el tema de la obediencia, de probar algunos consejos que le damos”, nos cuenta Yvonne.

Y el éxito fue complicado para Angélica. “En su primer torneo ganó la medalla de oro y creo que se sintió autosuficiente. No tenía la marcialidad, la humildad de las artes marciales, pero con re-siliencia seguimos trabajando y con las medallas de Lima y Tokio ya fue una aceptación de que somos un equipo”, nos cuenta la entrenadora.

Pese a ello, Angélica decidió dejar la competencia durante casi un año. Tras ganar el oro en Tokio en setiembre del 2021 no volvió a entrenar hasta mediados del 2022. Regresó previo a un torneo en Brasil al que fue invitada. Acudió y no le fue bien. “Había perdido el físico, la técnica, la táctica. Perder esa competencia hizo que recapacite y fue un nuevo punto de partida. Hizo que reflexione y la ayudó a madurar, a tomar decisiones, a obedecer y a confiar en mi trabajo”. Sin embargo, lesiones la apartaron durante seis meses más, hasta marzo de este año donde ya convencida en el alto rendimiento volvió: clasificó a Santiago, hizo el tour, ganó el oro en los Parapanamericanos y aseguró su cupo para París. El trabajo tuvo sus frutos.

“Todavía tiene techo. Yo le he dicho que tiene para dos ciclos olímpicos más. No soy afanosa de las medallas, pero estoy segura que en París puede repetir el oro, pero necesito que se sienta segura, que vaya madurando”, sentencia la estratega. Para ello, Angélica debe preparse más, ya que nuevos rivales hay en el horizonte.

Así es el paradeporte, donde no solo se trabaja cómo entrar al tatami, muchas veces hay que aliviar otras dolencias antes de dar los primeros golpes.

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