Mientras los golpes cruzan la cancha, en las graderías Luis Horna mira atento. Hipnotizado. Disfruta del tenis, pero también de ver la tribuna de la cancha central del Jockey llena, con los peruanos que dicen presente en el certamen. Es un dejavú. A un lado, Juan Pablo Varillas firma autógrafos en la previa del certamen. Lucho no pierde tiempo y ya cruza palabras con Diego Junqueira, entrenador de Juanpa, hoy raqueta número 1 del país. Es su manera de estar vigente: Horna aparece por todos lados cuando de este deporte se trata.
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El Lima Challenger fue el escenario perfecto en el que vimos a tres generaciones del tenis peruano regalándonos alegrías. Luis Horna habrá dejado las raquetas, pero su amor por el deporte lo hace impulsarlo ahora como organizador de competencias y el Directv Open de hace una semana así lo confirmó.
Por segundo año consecutivo, la capital peruana tendrá dos Challenger y el primero ya cumplió con creces. Pese al resfriado que lo aquejaba, Juan Pablo Varillas no quería faltar en un torneo que se disputó en el club donde se formó, el Jockey Club.
Quería jugar ante su gente justamente una semana después de haber cumplido el objetivo de meterse en el Top 100 del ránking ATP.
Mientras, el joven Gonzalo Bueno marcó su camino: se metió en semifinales del Challenger con solo 18 años, marcando un primer gran paso en la ruta de junior a profesional. Esto le permitió meterse por debajo del puesto 600 del ATP, y desde ahora tener la posibilidad de jugar cuadros principales de los Futures y tentar las qualys de los Challengers.
Así, tres generaciones se reunieron y DT fue testigo. Lucho y Juanpa empujan este bus llamado tenis peruano. Son ellos los que alientan cada movimiento del deporte nacional. A ellos los reunimos para hablar en esta producción exclusiva.
Te presentamos nuestro suplemento de hoy ✍🏽:
— Deporte Total (@dt_elcomercio) August 21, 2022
EXCLUSIVO.
🎾🎾 Juntamos a Varillas y Luis Horna pic.twitter.com/8jbLVgEshv
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Tops en el tenis
Luis Horna es la figura que impulsa el tenis desde sus logros como tenista hasta verse involucrado en la formación de nuevos talentos, sea entrenándolos –como a Bueno– o brindando los consejos que se requiere para afrontar el circuito profesional. Pero no quiere verse como protagonista.
“Yo ya pasé mi página, ahora desde afuera disfruto el buen momento en el que estamos”, dice. Y el buen momento es Juan Pablo Varillas. “Es un líder no solo en el tenis, en el deporte nacional. Está logrando algo importante y creo que aún está lejos de su potencial. Tiene para estar en el top 50″, explica, mirando el futuro.
Varillas se metió al top 100 el primer día de agosto, y cortó así una larga racha de 13 años sin presencia peruana en la élite del tenis mundial. Él asume la responsabilidad, pero es algo que no lo desenfoca. “No me pongo esa presión, solo trato de esforzarme al máximo. De ser un buen ejemplo para los chicos y cuando me toca representar a mi país, hacerlo de la mejor manera posible”, comenta sobre su papel de encabezar el resurgimiento del tenis nacional.
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Eso sí, no se guarda elogios para la inspiración que significó Horna en su carrera: “Lucho ha sido quien motivaba a mi generación para ser tenista. Verlo jugar fue importantísimo para nosotros”. Juan Pablo nació en 1995 y tres años después Lucho iniciaba su carrera profesional. Mientras Varillas crecía, Horna se afirmaba en el ránking, pero nunca lograron coincidir.
Cuando Lucho se retira, en el 2009, Juan Pablo recién pasaba a disputar los nacionales Sub 14. “Horna pasó a ser entrenador. Viajaba con sus chicos y ahí Juan Pablo lo veía”, nos cuenta Enrique Lázaro, su entrenador de la infancia. El Internet hizo que pudieran ver lo mejor del extenista. YouTube es eterno.
Gonzalo Bueno también se suma a los elogios hacia Lucho Horna. “Es un referente. Es un ídolo peruano. No tenemos muchos ejemplos, están Lucho, Jaime, Pablo y ahora Juanpi. Los tengo como referentes, como un espejo a seguir, ya que ellos me demuestran que sí se puede llegar al top 100 ATP con mucho esfuerzo”, nos dice el joven de 18 años.
Tras varios años de ausencia, el tenis peruano ha roto el servicio de las malas jornadas y goza de buena salud de cara al futuro. Nombres e intenciones hay. Nuestros sueños de arcilla son inmensos.