El año 2022 será muy desafiante para el sector hidrocarburos. Será el año en que se pondrá a prueba la nueva refinería de Talara, iniciativa que le ha costado a los peruanos la friolera de US$6 mil millones.
Y será, también, un nuevo año de tensión para los usuarios de combustibles, debido a los volátiles precios de estos, especialmente, del gas licuado (balón de 10 kilos), el cual rompió todos los récords en el 2021 al sobrepasar la barrera de los S/60 en Lima Metropolitana.
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Gonzalo Tamayo, socio de Macroconsult, advierte que la evolución de los precios en el 2022 dependerá, en gran parte, del impacto sobre la economía global de la variante Ómicron.
“Si los análisis que se están haciendo sobre la efectividad de las vacunas demuestran que la nueva cepa no es letal, seguramente, los precios van a volver a subir. Por otro lado, si se ve que Ómicron puede ser una complicación, veremos más rebajas de los combustibles”, explica.
¿GAS NATURAL MÁS CARO?
De este escenario no se salvaría, ni siquiera, el gas natural, cuyo precio para el mercado interno se ha mantenido estable en los últimos años debido a su composición especial, regulada por el Estado peruano.
De acuerdo a Luis Espinoza, ex viceministro de Energía, esto cambiará a partir de la primera semana de este año, cuando Pluspetrol realice su reajuste anual de precios.
Según sus cálculos, este reajuste tendría un impacto de hasta 12% al alza en las tarifas de gas natural, circunstancia que afectará a todos: residencias, industrias, el parque automotor y al sector eléctrico –principal consumidor de gas natural–, el cual se vería obligado a subir sus precios hasta en 5%.
Esto, debido al alza generalizada de los combustibles a nivel global, una coyuntura que “nos ha convenido hasta ahora”, porque somos exportadores de gas natural, pero que “en algún momento iba también a arrastrarnos”, enfatiza.
Ese momento sería enero de este año.
REMEZÓN EN EL MERCADO
Del mismo modo, 2022 será un año desafiante para el segmento de combustibles líquidos, debido al “remezón al que lo ha sometido Petro-Perú” con sus últimas medidas para recuperar su cuota de mercado (disminuida desde la detención de la refinería de Talara).
Así lo remarca Renato Lazo, director gerente de Energía ConTacto, quien llama a observar con mucho cuidado esta ‘problemática’, por cuanto podría afectar a un gran número de empresas, pero, también, “los resultados financieros de la petrolera estatal”.
“Petro-Perú ha pateado el tablero y la consecuencia será que muchos jugadores del mercado van a evaluar si siguen o no con el negocio”, explica.
El resultado, precisa, será el cierre o venta de una importante cantidad de estaciones de servicios (grifos) y el ingreso de otros importadores de combustibles, que no están en el mercado, y que pueden ‘acomodarse mejor al nuevo juego’.
“La guerra está declarada. Queda que ver, ahora, hasta qué punto puede Petro-Perú aguantar este conflicto que ha iniciado, sin destruir la economía peruana”, anota Lazo.
En este escenario, resta ver cuáles serán las iniciativas que tomará el Ministerio de Energía y MInas (Minem ) para reforzar sus cuadros con profesionales que sepan de hidrocarburos. La ausencia de viceministro desde hace casi dos meses y las recientes movidas en la Dirección General de Hidrocarburos, arrojan dudas sobre esta aspiración.
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