Desde la semana pasada la situación de los medicamentos para el tratamiento del nuevo coronavirus (COVID-19) en el país ha estado bajo los reflectores. No solo se reportó que habían pocos de estos insumos disponibles a la venta del público -especialmente los genéricos-, sino también se presentaron denuncias refiriendo que algunas farmacias especulaban con los precios y vendían las medicinas a cifras inpensables con anterioridad.
Por ello, Farmacias Peruanas (que agrupa a las cadenas de Mifarma e Inkafarma) comunicó el que congelaría los precios de estos medicamentos, aunque el costo de los mismos en el mercado ascienda. El Comercio conversó sobre esto con Edmundo Yañez, CEO de la firma, así como de los aspectos que aquejan al sector actualmente.
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—Hay distintas iniciativas para sancionar la especulación de precios que están focalizadas en lo que son medicamentos. Desde el inicio de este Congreso [marzo] hasta la fecha [mayo], ya hay 13 proyectos relacionados a un control de precios de diversos bienes y servicios en situaciones de emergencia; mientras que el Ejecutivo anunció que trabajaba en una ley para sancionar la especulación de precios de medicinas. ¿Qué opinan de estas iniciativas legales?
Quién no tiene nada, no teme nada. Desde ese punto de vista no nos preocupan [las iniciativas] porque dado nuestro comportamiento anterior, actual y futuro, a nosotros [esas normas] no nos aplican porque no hemos subido los precios. Todos los stocks que teníamos [de medicamentos genéricos] han estado a disposición del público.
Lo que sí nos preocupa el uso político de estas propuestas. Ahí no importa si usted es culpable o inocente. Si alguien del Gobierno o del Congreso ejerce presión, los técnicos que velan por el cumplimiento de las normas encuentran culpable a uno. Bajo uno de los borradores que estábamos leyendo, si uno se abastece más de lo normal podrían acusarlo de ser acaparador y estar especulando. En una situación en la que uno está previendo que habrá un aumento de demanda, podrían mandar preso al gerente general [de una empresa] por hacer una compra de esta naturaleza. El riesgo es más el uso político de estas normas que el hecho de que castiguen a los realmente responsables de actos ilícitos. Si alguien compra de más para ocultar el stock y después sube el precio, con toda la razón que lo sancionen. Pero normalmente las empresas formales, a las que nos aplican todas las penas de infierno, somos las que más cumplimos las normas.
—Con Inkafarma y Mifarma han anunciado el congelamiento de precios de medicamentos para el tratamiento del COVID-19. ¿Hubo algún incremento en el precio de los medicamentos que comercializan durante este periodo de emergencia?
Nosotros definimos desde el inicio de la cuarentena, a mitad de marzo, no subir los precios de medicamentos en las cadenas [de farmacias], y así lo hemos hecho. Hasta la fecha se puede comprobar con nuestras boletas de venta, en la información que entregamos a la Sunat y que hemos entregado a Indecopi, que no hemos subido el precio de medicamentos desde entonces. Pero sí tenemos presión por parte de proveedores para subir costos específicamente en algunos productos, dado que hay una demanda mundial fuerte de medicamentos como azitromicina, paracetamol, etc. Frente a esta presión de alza de costos, nosotros [el domingo 18 de mayo] hemos anunciado que en esos productos vamos a congelar los precios incluso en la eventualidad de que el proveedor nos suba los costos.
Nos hemos autorregulado sin ninguna norma. Desde nuestro directorio se dispuso no subir el precio de los medicamentos y negociamos con los proveedores. Desde este punto de vista creemos que las empresas podemos autorregularnos. El problema es el mal uso de las normas.
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—¿Hay un incremento general en los costos por parte de estos proveedores?
Específicamente en estos productos [para el tratamiento de COVID-19] sí. En detalle son azitromicina, paracetamol, ivermectina e hidroxicloroquina, que se están usando para atender el nuevo coronavirus. A nivel mundial hay escasez y están aumentando los costos. No obstante, nosotros no hemos subido los precios y tampoco lo vamos a hacer.
“Creemos que las empresas podemos autorregularnos. El problema es el mal uso de las normas”.
—¿Aproximadamente cuánto está subiendo el costo?
Es variable, depende de la proveeduría. No podría darle un ejemplo claro porque hay proveedores que tienen genéricos, otros que tienen productos de marca... hay una variación en las ofertas de los proveedores y que además depende de la negociación [con los mismos]. Nosotros estamos buscando, por ejemplo, que si un proveedor nos sube en 10% los costos, haya otro que tenga gastos menores.
[...] Nosotros hicimos una compra importante de stocks de genéricos para poder atender al mercado local, pero en las farmacias independientes y otros establecimientos hemos podido ver que sí han tenido que subir sus precios. Algunos lo han hecho por especulación, probablemente, y otros porque les subieron los costos.
—De forma puntual, ¿cómo ha ido evolucionando la demanda de ciertos productos como la azitromicina?
En el caso de azitromicina hemos pasado de vender 200 mil tabletas al mes en enero, un mes típico, a vender un millón de tabletas en abril. Los stocks de seguridad que teníamos se han agotado. Nadie pensaba que se venía un virus de esta magnitud ni que la azitromicina iba a ser un medicamento que iba a servir para paliar el problema en algunos casos. Ocurre además que cuando se agota el genérico, el vendedor le dice al cliente que solo quedan de marca y esos cuestan más. Hay clientes que se incomodan porque quieren comprar el producto de marca a precio de genérico; sienten que la farmacia es la que le está tratando de vender más caro. Pero lo que pasa es que los stocks se van agotando. Estamos recibiendo nuevos lotes pero se nos presentan días en los que se agotan los disponibles.
“Si alguien compra de más para ocultar el stock [de medicamentos] y después les sube el precio, con toda la razón que lo sancionen. Pero normalmente las empresas formales, a las que nos aplican todas las penas de infierno, somos las que más cumplimos las normas”.
—¿Qué tipo de quejas están recibiendo últimamente? ¿Reconocen la validez de los reclamos?
Por ejemplo, en redes sociales dicen que no vendemos genérico y que solo queremos vender de marca. pero en la información que la Sunat puede verificar y que hemos alcanzado a Indecopi, se muestra que el 84% de las pastillas vendidas de azitromicina [en nuestros establecimientos] son genéricas. Nadie nos puede decir que no queremos vender genérico, ¿me explico? El problema es que como es el más barato, se agota más rápido.
—¿Cómo se ha comportado la frecuencia de visitas físicas a sus locales durante este periodo? ¿Qué otros productos no necesariamente ligados al COVID-19 han tenido una mayor demanda?
Por toda esta situación hubo un cambio en el comportamiento del consumidor notorio porque claramente hay menos gente [circulando en los establecimientos]. En términos de flujo de personas en los locales, la cantidad es mucho menor. Hay categorías en donde se está vendiendo un 10% menos de lo que se vendía antes. También hay otras que han crecido o algunos medicamentos que han subido mucho en venta, como los genéricos. Dado que los hospitales públicos están saturados y han disminuido la atención ambulatoria, varios pacientes crónicos que antes recibían sus medicamentos en el sector público ahora van a la farmacia a comprarlo. Antes no eran clientes de la farmacia. Ahora buscan sus genéricos en el sector privado y en dos meses [a Farmacias Peruanas] se nos han agotado los stocks de seguridad que teníamos normalmente [de medicamentos genéricos]. Ese sería el principal cambio que hemos percibido.
—¿Cuál es la tendencia en la demanda de los productos que no están relacionados al tratamiento del nuevo coronavirus?
Al inicio de la cuarentena, el fin de semana anterior, mucha gente hizo stocks [de medicamentos] previendo que no iba a poder salir. De ahí la demanda de productos generales se ha estabilizado a la baja. Como la gente no sale, para lo que son dolores simples ya no compran [medicinas]. En tanto, algunos productos tradicionales de la farmacia, como productos de belleza, son los que definitivamente nadie compra en esta coyuntura.
“Hay clientes que se incomodan porque quieren comprar el producto de marca a precio de genérico; sienten que la farmacia es la que le está tratando de vender más caro. Pero lo que pasa es que los stocks se van agotando”.
—¿Existe algún problema en la producción local de medicamentos para abastecer al mercado?
A nivel mundial hay escasez de insumos de estos productos para el tratamiento del COVID-19, así como un alza de precios. Como afuera se producen en grandes cantidades, es más fácil conseguir que un laboratorio grande de la China o la India nos den un 1% de su fabricación, que para nosotros es suficiente, así como conseguir productos de distintos laboratorios que producen en el mundo, en lugar de pedirle a un laboratorio local que toda su producción la dedique al sector privado peruano. Por esta situación de pandemia, si la Digemid autoriza a importar, por ejemplo, un medicamento que tiene registro sanitario en la India, y permite que con ese requisito sea más que suficiente para traerlo al país, podríamos resolver mucho los problemas locales de abastecimiento. [La Digemid] tiene el mecanismo para que esto sea de carácter temporal. En la actualidad exigen que ese laboratorio sea solo de países de alta vigilancia o locales. Ponen restricciones que no están en la norma.
—¿Han tenido algún acercamiento con la Digemid para ver este aspecto?
Sí. Estamos solicitando que ayude a liberar la importación de medicamentos por lo menos durante esta crisis. Si hay laboratorios nacionales que no pueden producir productos genéricos, deberíamos de tener todas las facilidades para traer desde afuera. Pero hasta ahora no hemos tenido respuesta.
“Por esta situación de pandemia, si la Digemid autoriza a importar un medicamento que tiene registro sanitario en la India, y permite que con ese requisito sea más que suficiente para traerlo al país, podríamos resolver mucho los problemas locales de abastecimiento”.
—¿No hay posibilidad de cubrir la demanda actual desde los mercados ya permitidos, además del local?
No.
—¿Entonces hay un riesgo de desabastecimiento?
Sí. El riesgo es muy alto, por eso nosotros a veces quebramos stock. Nos quedamos una semana sin stock y de ahí ingresa la producción local que se supone que debía durar una semana, pero en dos días se agota. Ahí estamos nuevamente sin stock. Los laboratorios locales nos están abasteciendo con lo que pueden, pero no es suficiente para el nivel de demanda que tenemos; especialmente de estos medicamentos genéricos para tratar el COVID-19.
—¿Hablamos de un riesgo de desabastecimiento de medicamentos general en el corto plazo, o solo se limitará a lo que sean productos para tratar el COVID-19?
A inicios de febrero se veía que la proveeduría de China iba a ser complicada a nivel mundial, siendo este país el principal proveedor del mundo de principios activos. Sabiendo que las fábricas chinas cerraban en ese mes [por la propagación del nuevo coronavirus], se iba a producir un retraso a nivel mundial de varios medicamentos. Muchas empresas, laboratorios o cadenas, previendo eso, adquirimos un stock mayor para no tener problemas. Pero no contábamos con que el Estado no iba a atender su demanda [de medicamentos] en el Perú. No contábamos con que iba a salir gente que era antes atendida por el Estado a comprar los medicamentos genéricos que teníamos para cuatro meses y que se consumieron en mes y medio. Nadie pudo prever eso. Ahora estamos reaprovisionándonos, pero los laboratorios locales no son capaces de abastecer toda esa demanda tan rápido, por lo menos.
—¿Hay forma de incrementar la capacidad de los laboratorios locales?
Hay dos formas: o le dan facilidades a los laboratorios para importar más insumos de otros orígenes -no de donde siempre han tenido que importar-, o nos permiten a las farmacias importar medicamentos genéricos de otros distribuidores mayoristas y minoristas para ponerlos a disposición de la gente. Puede ser también una mezcla de ambos criterios.
"Los laboratorios locales nos están abasteciendo con lo que pueden, pero no es suficiente para el nivel de demanda que tenemos; especialmente de estos medicamentos genéricos para tratar el COVID-19″.
—¿Cuáles son sus expectativas para este año? ¿Qué planes de inversión tenían y están detenidos ahora?
En nuestro caso el cambio de comportamiento del consumidor nos puede favorecer a futuro porque nosotros tenemos un muy buen abastecimiento de productos de higiene y cuidado personal. La gente que va a preferir ir a lugares más seguros de compra para todos estos productos que antes los comprabas en supermercados, mercados mayoristas o masivos, tienen ahora la opción de ir a la farmacia cerca a sus casas y es además un lugar que normalmente no está congestionado de público. Creemos que el comportamiento del consumidor va a favorecer a los formatos chicos, cercanos al hogar y confiables. Hemos visto en otras partes del mundo que está ocurriendo así.
Nosotros estamos en todo el Perú, en todos los departamentos y ciudades con más de 20 mil habitantes. En términos de ventas y transacciones, Lima es aproximadamente el 50% y el resto del país, muy distribuido en las distintas regiones, es el otro 50%.
—¿En términos de la demanda, hay diferencias entre las regiones del país tras la cuarentena?
Hay zonas bastante deprimidas en el consumo de nuestro rubro. Hemos visto bastante disminución en zonas fronterizas, donde había un consumo de la gente que entraba de Chile a Tacna, por ejemplo, o de Ecuador a Tumbes. Ahí hubo un golpe importante. Otras zonas bien golpeadas están en la sierra del Perú: la ciudad de Cusco, bastante turística, donde el consumo se ha caído muchísimo en línea con la paralización del turismo. Otras zonas golpeadas son Huaraz, Ayacucho y Cajamarca.
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¿Qué es el covid-19?
El covid-19 es la enfermedad infecciosa que fue descubierta en Wuhan (China) en diciembre de 2019, a raíz del brote del virus que empezó a acabar con la vida de gran cantidad de personas.
El Comité Internacional de Taxonomía de Virus designó el nombre de este nuevo coronavirus como SARS-CoV-2.
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