En el Perú, cada hora seis adolescentes de 15 a 19 años se convierten en madres, y hay cuatro nacimientos a consecuencia de embarazos de menores de 10 a 14 años, según cifras registradas por el Ministerio de Salud (Minsa).
Presupuesto escaso para prevenir el embarazo adolescente: se destinan apenas S/9 per cápita | INFORME
Las Encuestas Demográfica y de Salud Familiar (ENDES), publicadas entre el 2017 y el 2022, revelan que en los últimos cinco años el porcentaje de adolescentes de 15 a 19 años que fue madre por segunda vez en menos de dos años, es mayor que el porcentaje de adultas que tuvo un siguiente parto.
En el 2022, la cifra llegó a su pico más alto: entre las adolescentes que tuvieron un segundo parto , el porcentaje que lo tuvieron antes de que se cumplieran dos años fue de 55,4%, muy por encima a todos los grupos de edad.
Problemas con la distribución de anticonceptivos
Pese a ello, en 22 años, el Minsa ha pasado de cubrir el 67% de métodos anticonceptivos modernos (MAC) a solo 46%. Por su lado, el seguro social de Salud (EsSalud) pasó de proveer el 12,3% al 7%. Es decir, en el año 2000 el sector público abastecía el 79% de los anticonceptivos, dos décadas después suministra el 53,3%.
“Se ha tenido un descenso sostenido (en la cobertura de métodos anticonceptivos modernos). El Minsa y el estado en general no está cumpliendo su rol asignado”, afirma Míriam Rojo, oficial de Salud Sexual y Reproductiva del Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). La experta señala que es importante que el Minsa cumpla con su rol de proveedor de servicios de salud sexual y reproductiva y que tenga un alcance universal y gratuito.
En ese mismo periodo, el sector privado pasó de tener una cobertura de anticonceptivos de 20,6% a casi 45,6%. En el grupo socioeconómico de menores ingresos, las farmacias pasaron de proveer el 2,8% de los MAC en el 2005 al 17,7% en el 2021.
“Quienes no están accediendo a estos servicios gratuitos son las personas más vulnerables: las más pobres, las que viven en zona rural, las que hablan una lengua distinta al castellano”, menciona Rojo.
Según la actual norma técnica de salud de planificación familiar, los consejeros deben entregar métodos anticonceptivos, siempre que sean solicitados, aunque el pedido venga de un menor de edad. Sin embargo, según un estudio realizado por el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), del total de adolescentes entre los 14 y 17 años que recibieron consejería en temas de salud reproductiva, solo al 25% de mujeres y al 33% de hombres les entregaron anticonceptivos. La diferencia es aún mayor en la población de 12 a 13 años, donde el porcentaje fue de 6% y 10%, respectivamente.
Según el mismo documento, este hecho se da porque los profesionales de la salud tienen miedo de aplicar la Norma técnica, ya que temen “las posibles represalias sociales y legales que les puede acarrear el proveer métodos anticonceptivos modernos dentro de las consejerías brindadas a adolescentes”.
“De acuerdo al análisis realizado, existen algunos que restringen la provisión de los servicios con base en sus propias valoraciones de lo que es correcto o adecuado para los adolescentes. Otros afirman no conocer lo que la norma menciona respecto de la no obligatoriedad de la presencia de los padres para la atención de esta población objetivo”, señala el documento.
Por otro lado, existe un limitado número de profesionales de la salud encargados de brindar los servicios de salud para prevención del embarazo en adolescentes en los establecimientos de salud, lo cual los obliga a realizar múltiples funciones
“Hay problemas de conocimientos en procedimiento de administrar los métodos; problemas en la distribución; problemas en la programación y ejecución para cumplir con los tiempos previstos, y problemas en la ausencia de indicadores que te permitan monitorear qué porcentaje de estos métodos anticonceptivos se van a adolescentes y qué porcentaje se van a mujeres adultas”, explica Magaly Ascate, oficial de Salud Adolescente de Unicef.
Según advierte, si al final el proceso es poco eficiente, se corre el riesgo de una reducción de presupuesto.
Ausencia de trabajo multisectorial
Ascate aclara, además, que no es posible reducir un problema como el embarazo adolescente a una sola intervención. “Se deben realizar intervenciones combinadas. No solo depende del sector salud, también está educación, por ejemplo”.
En esa misma línea, Carlos Calderón, oficial de Políticas Sociales de Unicef, sostiene que el Ministerio de Educación (Minedu) debería visibilizar un presupuesto para la Educación Sexual Integral (ESI).
“No es visible ahora el presupuesto destinado a la ESI. Tenerlo ayudará a establecer metas de cobertura, a hacer seguimiento a ejecución presupuestal, a saber qué se está implementando, en qué escuelas y cómo se está llevando a cabo”, afirma.
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