Mario Fernández Giura estaba en pijama cuando una llamada de su hija lo hizo salir de su casa en medio de la madrugada de ayer. La joven, de 20 años, le dijo que había sido víctima de un asalto y que la recogiera en la calle 7, en La Molina, a unos cinco minutos de su vivienda.
Él no sabía que minutos antes había sido secuestrada cuando manejaba su carro, a la altura de Molicentro, por tres delincuentes armados. Ellos esperaban al padre en la parte trasera de la camioneta junto a la joven.
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“Me dijo que le estaban robando y quería encontrarse con nosotros cerca del [colegio] Newton”, contó Fernández. Luego de eso, salió junto a su esposa al encuentro de su hija en una camioneta.
—La persecución—
Mientras estaba en ruta, a la altura de la Av. Raúl Ferrero, el padre se encontró con una camioneta de serenazgo de La Molina, que era operada por un agente. Le pidió que lo acompañara a rescatar a su hija.
Cuando ya estaban por llegar al punto de encuentro, la presencia del vehículo de serenazgo, que iba detrás del auto del padre, alertó a los secuestradores. “Creían seguro que venía con un montón de policías porque iba con la sirena prendida. Eso los preocupó y empezaron a hacer disparos para escapar”, explica el general (r) Alberto Jordán, gerente de Seguridad Ciudadana de La Molina.
Uno de los tiros impactó en el techo de la unidad del serenazgo. Al ver que los delincuentes se llevaban a su hija, Mario Fernández aceleró su camioneta y chocó contra el vehículo que utilizaban. Todo eso pasó a las 1:49 a.m.
Después, les cerró el paso, bajó de su auto y pidió que le devolvieran a su hija. Los sujetos, en respuesta, lo encañonaron y metieron dentro de su carro. “Nos estaban llevando a los dos, pero el carro de ellos no se movía porque se reventó la llanta”, narró Fernández.
Debido a que su vehículo estaba inoperativo, los tres delincuentes optaron por escapar. Dos de ellos robaron un auto que pasaba cerca de la zona y huyeron. El tercero corrió hacia un cerro hasta perderse de vista.
Antes de las 2 a.m. la familia estaba reunida y a salvo. “No sé si es valeroso [lo que hice], fue el instinto de un padre”, agregó Fernández.
Según su testimonio, los delincuentes serían de nacionalidad venezolana.
—Modalidades—
Según el coronel PNP, Nicasio Zapata, jefe de la División de Investigación de Secuestros de la policía, existen dos tipos de secuestro: los típicos y los denominados al paso.
“En los casos [de secuestros] al paso no hay seguimiento previo ni traslado y cautiverio, pero sí los privan de la libertad unas horas para robar claves y vaciar cuentas bancarias”, explica. El caso de ayer en La Molina entraría en la segunda categoría.
Este año, de enero a la fecha, dice Zapata, se han recibido 40 denuncias de secuestros al paso en la capital. En todo el 2018, hubo 89 casos. En tanto, de enero a la fecha, se han reportado dos secuestros típicos en Lima. El primero ocurrió en abril, cuando una banda mantuvo cautivo por más de 12 horas a un joven empresario en San Martín de Porres. Un mes después, en el mismo distrito, fue secuestrado el ex alcalde de Oxamarca. Ambos fueron liberados.
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