En abril del 2022 se cumplen 25 años desde que “Anaconda” se deslizó en los cines y a la fama internacional, hasta convertirse en una franquicia con cinco entregas. Lanzada en 1997, la cinta dirigida por el peruano Luis Llosa y protagonizada por futuras estrellas de Hollywood como Jennifer Lopez y el ganador del Oscar Jon Voight se ha convertido en toda una película de culto.
Completan el elenco - y el banquete de la serpiente gigante- un todavía desconocido Owen Wilson como Gary Dixon, el ingeniero de sonido; Kari Wuhrer como la productora Denise Kalberg; Eric Stoltz como el doctor Steven Cale y Jonathan Hyde como Warren Westridge, el narrador del documental. Danny Trejo también tiene un papel menor como uno de los cazadores de la serpiente, aunque fallece en los primeros minutos de la cinta.
La cinta sigue a un grupo de documentalistas liderado por la directora Terri Flores (Lopez) y su camarógrafo Danny Rich (Ice Cube), quienes viajan al Amazonas en búsqueda de la tribu mítica de los Shirishamas. Su trayecto se desvía cuando cruzan camino con el exsacerdote y cazador de serpientes Paul Serone (Voight), quien asegura saber la ubicación del poblado escondido, aunque en realidad guarda oscuros designios para los protagonistas.
Con “Anaconda” lo que tenemos al final es un entretenido viaje por el corazón del Amazonas donde se mezcla la acción, el suspenso y algo de comedia. Aunque recibida tibiamente por la crítica - mantiene un 38% de frescura en el agregador de reseñas Rotten Tomatoes-, la cinta fue aplaudida por el recordado Robert Ebert, quien le dio un 3 1⁄2 estrellas de cuatro, destacando la fotografía y el ambiente amazónico.
El personaje de Jon Voight es particularmente memorable y el actor, más acostumbrado a roles serios, desata con entusiasmo a uno de los villanos más entretenidos de los 90 con Serone, una especie de capitán Ahab con un acento inidentificable y tan evidentemente malvado que sorprende que no tenga una capa, sombrero de copa y un estereotipado bigote de villano. En celebración por el cuarto de siglo de “Anaconda”, El Comercio tuvo oportunidad de conversar con el director de la cinta Luis Llosa sobre su experiencia en la película.
—¿Cómo se involucró en el proyecto “Anaconda”?
Yo había hecho “El Especialista” (1994) y entonces me contactó la productora (Verna Harrah). Era una señora que tenía un acuerdo de producción con Columbia Pictures, tenía este guion ella que había estado desarrollando y me contactó a través de mis agentes. En aquella época me representaba la Creative Artists Agency (CAA). Entonces llegó el guion, que algunos cambios pedía hacer, pero que me interesó además porque había la posibilidad de grabarlo en el Perú pues estaba ambientado en la Amazonía. Era un proyecto a través del cual yo podía darle trabajo a Iguana, a la gente que siempre ha trabajado conmigo... pero eso al final no se pudo.
—¿Qué pasó?
Desgraciadamente, en muchos casos por contrato hay que darle a los actores, y a ciertos miembros del equipo técnico, unas suites o unas habitaciones especiales, y lo único que había en el Perú en aquella época era un Holiday Inn en Iquitos que no cumplía con las condiciones. Acabamos grabando una parte en Los Ángeles, en estudio, y el resto en Manaos, que sí tenía las facilidades técnicas, porque en Brasil había una industria de cine, y por otro lado tenían un hotel, el Manaos Tropical, que es de 600 habitaciones. Entonces se optó, desde el punto de vista logístico, por ese lugar y estando al lado del río tenía también las ubicaciones correctas.
—La comparación que más he visto para “Anaconda” es con “Tiburón” de Steven Spielberg. ¿Pero qué otras influencias tuvo el proyecto?
En realidad hay algunas películas que se hicieron de depredadores en general que de alguna manera fueron referencia. No le podría decir exactamente cuál fue la que de alguna manera yo podría haber usado más como referencia. Cuando uno hace una película de cualquier género, te preparas viendo los filmes que la precedieron. Entonces, obviamente, vi películas de depredadores que fueran útiles para crear momentos de suspenso. En general, “Anaconda” es una película que puede pertenecer al género del terror, del suspenso. Yo no soy muy amante de este género, pero las cosas se fueron dando y al final la hice. Lo que no acepté es hacer las siguientes. No quise seguir haciendo lo mismo porque cuando haces una película que tiene éxito comercial, en Hollywood tienden a encasillarte, y pues lo único que te llueven son los guiones que tienen que ver más o menos con lo mismo.
Me mandaron guiones que tenían que ver con toda clase de depredadores. Mis agentes me decían “este es distinto, este tiene alas, no es como un reptil”. Yo quería hacer otro tipo de cine, algo que tuviera más un toque personal, por eso opté por “La fiesta del chivo” (2005). Ahí lo anecdótico es que salí de un monstruo por ir a otro, que era el dictador Trujillo, un monstruo humano.
—“Anaconda” contó con varias estrellas de cine. Tenemos al ganador del Oscar Jon Voight, Eric Stoltz como un actor ya conocido y también a Jennifer Lopez y Owen Wilson en el albor de su carrera. ¿Cómo fue la selección del elenco?
La película tenía ciertas limitaciones de presupuesto, entonces se optó por hacer un ‘ensemble casting’ (reparto coral) en vez de un ‘star casting’ (reparto estelar), donde el énfasis se pone más en qué tan bien se integran los actores como grupo. De ahí surgió lo de Jennifer Lopez, quien acababa de hacer un papelito muy chiquito en una película con Wesley Snipes y Woody Harrelson titulada “Money Train”. Es interesante su caso, porque cuando ella me vino a ver en ese momento no era conocida, llegó al hotel con un carrito destartalado que había traído de Nueva York. Pero es bien intrigante, como el famoso sueño americano, yo lo vi frente a mí en el caso de esta actriz, porque de esa Jennifer que yo conocí, con la que trabajé y de la que evidentemente uno tenía la noción de que iba a llegar muy lejos porque era muy buena, muy disciplinada, muy motivada, su antes y el después fue muy apreciable; y este no demoró mucho: un par de años después Jennifer López ya era una actriz que costaba muchísimo e incluso ya había empezado a tener notoriedad dentro de la música.
—¿Cómo fue trabajar con el resto del elenco?
Jon Voight fue fantástico, porque amaba la selva, realmente. Además, tenía un gran sentido del humor, muy creativo, tuvimos una comunicación extraordinaria. Jennifer Lopez y Ice Cube estaban aterrorizados hasta de los mosquitos, entonces ya querían volver (a la ciudad). Pero en general fue un casting de gente que colaboró y bueno varios de ellos se convirtieron en estrellas, como Owen Wilson y Jennifer López... Fue como un semillero. Confieso que en el caso de Owen Wilson, me fue muy difícil porque expresaba poco (como actor). Los momentos dramáticos, cuando se supone que una anaconda lo está enrollando, lo está asfixiando, me resultaba difícil sacarle reacciones fuertes. Era evidente que su vena de comedia, su vena ‘cool’, iba por otro lado, y esa es la que le ha dado una carrera en Hollywood.
—¿Y algunas otras situaciones memorables?
En general hubo un buen ambiente, aunque en algunos casos yo me tenía que tirar al agua. Si había una escena de Jennifer o Ice Cube donde tenían que estar en el agua, primero yo entraba para demostrarles que no había peligro. “I’m a city boy” (“soy un chico de la ciudad”), decía Ice Cube. Yo les contestaba “bueno, si no quieren entrar al agua, tengo que filmarlo de otra manera y va a demorar un día más”. “No, no, no, está bien, me meto al agua”, respondían. La película se filmó a tiempo y dentro del presupuesto. Se grabó una parte en Manaos y la otra parte la grabamos en un lago en el Los Angeles County Arboretum que está por Pasadena, el cual se acondicionó para que fuera como la selva y se construyó un barco igualito al de la Amazonía para tener la continuidad. El problema es que al frente hay un hipódromo y entonces había momentos en que estábamos grabando escenas nocturnas en plena selva, muy tensas, dramáticas y suspenso, pero teníamos que cortar porque se escuchaba los altoparlantes del locutor que iba a transmitiendo la carrera de caballos ahí al frente.
—Hay algo que me ha atormentado en los casi 25 años desde que vi la película, el acento de Jon Voight. ¿De dónde vino? Lo más cercano que puedo comparar es Al Pacino en “Scarface” o Marlon Brando en “Apocalypse Now”.
Jon Voight es un actor al que le tienes que dar un gran espacio. Yo diseño mucho las tomas, los personajes, pero hay ciertos actores a los que le tienes que dar una holgura, sobre todo si son creativos, si son tan buenos intérpretes. Nosotros nos preguntamos cuál es el ‘background’ de un personaje como el que iba a hacer él, y por ahí salió que tuviera un acento alemán y que pudiera ser un exnazi que había recalado en las selvas de la Amazonía. Eso lo motivaba, ese acento lo hacía entrar al personaje con mayor facilidad. Yo creo que, como digo, si es Jon Voight quien te lo pide, pues hay que darle el beneficio de la duda. Hay actores que te piden un par de anteojos, otros te dicen que necesitan tal tipo de vestuario o un cigarro. En este caso Jon Voight se sentía cómodo, sentía que había un personaje al que le podía sacar mayor partido, si tenía ese acento un poco europeo alemán.
—“Anaconda” fue una de las primeras películas donde el talento peruano llegó a Hollywood, algo que ahora vemos con un poco más frecuencia. ¿Podría decirme cómo se compara la situación que experimentó usted en ese entonces con la que se ve ahora?
Yo ya había puesto a Reynaldo Arenas en “Sniper” también. Pero hay un caso bien interesante: yo estoy viviendo prácticamente en República Dominicana desarrollando unos proyectos ya que este país tiene una ley de cine fantástica, una legislación con la cual han puesto al país en el mapa. Este año grabó ahí Jennifer Lopez, Brad Pitt y Mark Wahlberg. Entonces, cuando estas producciones van a grabar a República Dominicana, donde hay unos incentivos y además se han construido unos estudios muy buenos, pues contratan talento local evidentemente. Eso en mi época era una gran excepción, la contratación de talento que no fuera estrictamente americano o europeo, pero eso ha cambiado no solo como el caso de República Dominicana, sino que además porque la población hispana es un objetivo en el mercado estadounidense importante. Los estudios y también las plataformas de streaming tienen en consideración que hay una audiencia hispana a nivel mundial, pero en particular en los Estados Unidos, muy grande y de alguna manera ellos ponen actores latinos y de ascendencia latina porque eso los va a ayudar a comunicarse con ese segmento de público que te puede significar una muy buena taquilla en las producciones que haces. Ya el mundo latino ha entrado en el mix y por lo tanto eso ha cambiado de la época que yo hice esas películas, hubo esa evolución.
—Aunque con recepción mixta por la crítica, a dos décadas y media de su salida “Anaconda” ha ganado un estatus de película de culto y es disfrutada hasta la fecha. ¿Cómo se siente respecto a su trabajo en este filme?
Mira, Jon Voight me decía que “el problema con esta película es que te va a perseguir por el resto de tu vida” (risas). Obviamente era una película por encargo, era un divertimento, yo quise poner muy claramente que se trataba de un juego: ese guiño que hace al espectador Jon Voight al final, cuando está siendo tragado por la anaconda, era mi manera de decir “señores, estamos jugando”. Cuando me ofrecieron la segunda, yo dije en principio no, excepto que hagamos un cambio radical. “Qué les parece si una anaconda se mete en un barco que va a salir a la Amazonía a New Orleans, por ejemplo, y aparece en estos canales que hay en la ciudad, se sale y aparece en los supermercados, destruyendo, botando latas de Coca Cola”. Es decir, todo con una cosa de humor implícito. Cambiar a la anaconda el hábitat, la atmósfera, para que sea novedad, y para poder poner más humor todavía. La productora Verna Harrah estuvo relativamente de acuerdo conmigo, pero el estudio quería más de lo mismo porque la cinta había tenido repercusión comercial, y preferían no hacer una apuesta distinta con la anaconda, sino continuar en la selva. Ellos pensaban que el personaje ya estaba creado y que debía seguir en su elemento natural. Entonces yo ahí me retiré del proyecto y a otra cosa. Ahí fue donde empecé con el proyecto de “La fiesta del chivo”.
"Yo quise poner muy claramente que se trataba de un juego: ese guiño que hace al espectador Jon Voight al final, cuando está siendo tragado por la anaconda, era mi manera de decir 'señores, estamos jugando'."
—Hablando del humor de “Anaconda”, cuando la cinta llegó a los cines peruanos, Marisol Aguirre la calificó de “la mejor comedia de suspenso que había visto”.
Es un ingrediente importante el humor. Es muy importante en el género que haya ciertos toques de humor también, porque al final del día el género del horror y del terror son propuestas muy exageradas, que van al límite, y esos momentos de ‘relief’ son importantes.
—Desde hace dos años se escuchan planes para hacerle un reboot a la franquicia. Ya me ha dicho que no ha sido contactado sobre esta materia, pero ¿Qué consejo le daría a cualquier director que quiera encargarse del proyecto?
Bueno, hay una diferencia de 25 años y ahora en lo que se refiere a la tecnología, y con los recursos de ahora la imaginación puede volar muchísimo más. Entonces eso es algo que un director debe tener en cuenta, ir más allá de lo que el guion te pueda proponer. Y de todas maneras, siempre en una historia de este tipo la estructura del guion es muy importante. Los picos... no puedes intentar tener todo el tiempo un pico dramático porque eso no funciona. Es muy importante en la narrativa de una película de terror, de suspenso, los altibajos, los momentos de humor, para agarrar al público desprevenido.
—Una última pregunta. El famoso rugido de la anaconda, el cual no tiene par en el animal real, ¿en qué se basó?
No recuerdo exactamente, pero creo que fue una fusión de varios ruidos de animales. De algún pajarraco por ejemplo, probablemente un rugido de un león. No se si además le añadieron alguna cosa enteramente creada por tecnología, pero sí recuerdo que la búsqueda iba por ahí de tratar de crear algo original, aunque evidentemente no realista. Ya la película, digamos, se estaba contando en un nivel de fantasía grande, porque las anacondas son grandes, pero no tanto, por lo que pensábamos que era lícito encontrarle una especie de ruido, de sonido, que fuera más producto de la imaginación que de la realidad.
"Anaconda" está disponible en Netflix.
Sobre la foto abridora: Luis Llosa junto a “Anaconda”, película de culto dirigida por que cumplió 25 años el 11 de abril del 2022. Actuaron Jennifer López, Ice Cube y Jon Voight. (Fotos: Sony Pictures Releasing/ El Comercio)