
A fines del 2023, Yiddá Eslava (Lima, 1983) vivió una etapa de transformación personal y profesional. Tras separarse de Julián Zucchi, se dedicó a recuperar su salud física y emocional. Largas caminatas se convirtieron en un espacio para reencontrarse consigo misma, y conectarse con sus seguidores a través de las redes sociales. En cada paseo, compartía detalles de su día a día: horarios, lugares que frecuentaba e incluso pensamientos íntimos. Sin embargo, lo que comenzó como un gesto de cercanía terminó exponiéndola a un peligro que nunca imaginó.
Un día, mientras reflexionaba sobre la vulnerabilidad de compartir tanto de su vida personal, comprendió que había estado arriesgando algo más valioso que su privacidad: su seguridad. Ese instante de claridad se convirtió en el germen de una nueva idea. Yiddá tomó su experiencia y decidió transformarla en una historia cinematográfica que explorara los límites entre la exposición digital y las consecuencias que esto puede acarrear. Así nació “La habitación negra”.
“La gente estaba obsesionada con mi pérdida de 20 kilos. Muchos decían que me había sometido a una operación de banda gástrica, pero no fue así. Simplemente empecé a caminar. Durante esas caminatas, hacía lives en redes sociales y, sin darme cuenta, respondía preguntas y compartía detalles innecesarios sobre mi rutina y vida personal. Fue entonces cuando me di cuenta del peligro: no sabes quién puede estar observándote; podría ser un psicópata o un ladrón”, reflexiona Eslava Parra.
“Esa experiencia me llevó a hablar con Pedro Flores Maldonado, mi socio y director de todas mis películas. Juntos, escribimos el guion de un thriller que aborda el terror desde una perspectiva de responsabilidad social. Iniciamos una investigación exhaustiva y descubrimos preocupantes realidades, como la depresión en niños que comparan sus vidas con las de los influencers. También encontramos casos trágicos de influencers fallecidos, y los peligrosos retos virales en TikTok, que han causado numerosas muertes. Los adultos que se infiltran en las redes sociales para contactar a menores de edad también representan una gran amenaza”, añade la actriz.

“La habitación negra” es el primer largometraje de AMU (Agencia de Mentes Únicas), la nueva productora de Yiddá. En el 2024, AMU también lanzó el cortometraje “Tirabuzón”, que ha sido galardonado con 17 laureles hasta la fecha.
“Empezamos con el corto, pero este año vamos con nuestra primera película. Tuve que hipotecar mi departamento para cubrir los gastos. Estoy empezando desde cero, pero con la experiencia que tengo de mis anteriores películas estoy segura de que todo saldrá bien. Esta es una productora inclusiva, la mayoría somos neurodivergentes. Hay tres autistas y dos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH). Tenemos reglas que todos debemos acatar: no se aceptan los chismes, ni murmullos debajo de la mesa, tampoco hipocresía ni mentira. Acá nadie miente”, enfatiza.
La trama de “La Habitación Negra” gira en torno a Camila (interpretada por Eslava), una influencer cercana a los 40 años que lucha por encontrar un propósito más allá de la superficialidad de su vida digital. En su afán por ganar seguidores y ‘likes’, comparte información personal y sus vulnerabilidades a través de transmisiones en vivo. Su mayor sueño es ingresar a la Casa de los Influencers, un reality show que reúne a las figuras más relevantes del medio. Para lograrlo, debe realizar un en vivo de más de 30 minutos y superar los 100.000 espectadores. Sin embargo, su vida da un giro sombrío cuando es raptada y torturada.
“Para interpretar a Camila, pasé por una transformación radical: me pinté el cabello, bajé cinco kilos y me eliminé el diente amarillo. Este personaje es un gran desafío, y estoy muy emocionada con el resultado. Esta película llegó a mi vida en un momento maravilloso. Siento que estoy renaciendo como un ave Fénix”, comenta Yiddá.

En el papel antagónico está Pietro Sibille , quien interpreta a Matheo, el conductor del programa que reúne a los influencers.
La película, que comenzó su rodaje en Magdalena, se grabará durante tres semanas y llegará de no mediar inconvenientes a las salas de cine en agosto de este año. Antes de su estreno, el elenco de actores realizará una serie de charlas en colegios, desde marzo hasta agosto, para concienciar sobre los riesgos de las redes sociales.
Aprendizaje y crecimiento personal
A un año y medio de dar a conocer su separación de Julián Zucchi, la artista reflexiona sobre el proceso de reconstrucción personal que la llevó a fortalecer su carácter y redescubrir su esencia.
“Esta etapa ha sido un ejercicio constante de apertura al cambio. Me costó muchísimo porque fue después de varios años de una dinámica de pareja. Ahora aprovecho más mi tiempo, me he reconstruido, y estoy profundamente agradecida con la vida. Hubo momentos de tristeza y dolor porque siempre intento hacer las cosas bien, aunque a veces me equivoque. Pero aprender implica aceptar tus errores y no repetirlos”, comparte Yiddá.
El proceso de separación trajo consigo una carga emocional que, según explica, logró superar al enfocarse en la lógica y la introspección. “Nosotros, las personas neurodivergentes, percibimos las cosas de manera distinta. Cuando alguien me traiciona o miente, no hay vuelta atrás. No puedo mantener un vínculo con alguien en quien no confío. Eso me ayudó a establecer límites y prioridades”, señala. “Se dijeron cosas absurdas, como que tenía problemas con el enriquecimiento ilícito. Fue muy doloroso porque involucraron a mi papá y a mis hijos, las personas más importantes para mí. Pero aprendí a dar importancia solo a lo que realmente vale la pena”, añade.
En medio de esta transición, Yiddá encontró en el fotógrafo peruano Ángel Fernández, un compañero que se convirtió en su soporte emocional. “Él tiene una energía tranquila que me ayuda a mantenerme en calma. Es la primera vez que estoy con alguien tan respetuoso y comprensivo. Nos escuchamos, nos valoramos, y eso ha sido fundamental para mí”, subraya.