Melika Foroutan es la actriz que interpreta a la archiduquesa Sofía de Austria en la serie "La emperatriz" (Foto: Netflix)
Melika Foroutan es la actriz que interpreta a la archiduquesa Sofía de Austria en la serie "La emperatriz" (Foto: Netflix)
Pedro Bustamante

La , lanzada en 2022, se ha convertido en un éxito rotundo, cautivando al público con una versión dramatizada de la vida de . En esta narrativa, la serie expone las complejidades de la corte vienesa y los conflictos personales y políticos de una de las figuras más fascinantes del siglo XIX. A través de una trama repleta de emociones intensas, vemos cómo la joven lucha por encontrar su lugar en la rígida estructura de la monarquía austriaca, mientras enfrenta intrigas, rivalidades y su relación con el emperador Francisco José I.

Dentro de los personajes que dan vida a este drama histórico, se destacan figuras como la archiduquesa Sofía de Baviera, madre del emperador, cuya presencia en la corte de Viena es de gran importancia. Conocida por su influencia sobre su hijo Francisco José, se presenta en la serie como una mujer de carácter fuerte, con una gran determinación, aunque su relación con Isabel de Austria no siempre fue la más armoniosa. Este conflicto entre las dos mujeres refleja los complejos lazos familiares y las tensiones inherentes al poder en la monarquía europea de la época.

Melika Foroutan como la Archiduquesa Sofía de Austria (Foto: Netflix)
Melika Foroutan como la Archiduquesa Sofía de Austria (Foto: Netflix)

LA MUERTE DE SOFÍA DE BAVIERA

La archiduquesa Sofía Federica Dorotea Guillermina de Austria, nacida como princesa de Baviera, fue una figura clave en la corte de Viena y madre del emperador Francisco José I. Nacida el 27 de enero de 1805, Sofía vivió una vida de gran protagonismo en los círculos de poder, siendo una mujer fuerte y muy influente, especialmente en los primeros años del reinado de su hijo. Sin embargo, a medida que pasaban los años, su salud comenzó a deteriorarse, y en la primavera de 1872, Sofía sufrió una serie de complicaciones graves que marcaron el fin de su vida.

En mayo de 1872, Sofía se encontraba en un estado de salud muy delicado, sufriendo varios ataques de apoplejía y neumonía. Estos episodios la dejaron debilitada, perdiendo incluso la capacidad de hablar. Durante este tiempo, su hija política, Isabel de Austria, conocida como Sissi, se encontraba en la ciudad de Merano con su hija María Valeria. Cuando Isabel recibió noticias de la gravedad de la salud de su suegra, decidió regresar urgentemente para estar junto a ella en sus últimos momentos. La relación entre Isabel y Sofía había sido complicada, pero el deber y el amor familiar la llevaron a estar al lado de la archiduquesa en sus últimos días.

La agonía de Sofía duró más de una semana, un periodo durante el cual sufrió mucho. Durante esos días, Isabel permaneció en el Palacio Imperial, sin dejar de estar cerca de su tía y suegra. La serie de apoplejías y la neumonía hicieron que la miembro de la realeza se fuera debilitando rápidamente. En ese tiempo, su nuera también vivió en un estado de constante ansiedad, ya que las noticias sobre la salud de su suegra empeoraban con cada hora que pasaba. A pesar de las tensiones entre ellas, Isabel nunca dejó de ser fiel a su rol como miembro de la familia imperial, y su presencia en el lecho de la mamá de su esposo fue un reflejo de esa lealtad.

El 27 de mayo de 1872, la corte se reunió en torno a la archiduquesa, que ya no podía comunicarse debido a su grave estado. Según relatos históricos, a esa hora, los hombres más importantes de la corte se encontraban en la mesa, cenando, pero Isabel permaneció junto a Sofía, sin tomar parte en las celebraciones ni en los banquetes de la corte. Esto demuestra la seriedad con la que Isabel afrontaba los últimos momentos de su suegra, a pesar de la difícil relación entre ambas.

Finalmente, el 28 de mayo de 1872, a las primeras horas de la mañana, Sofía de Baviera falleció a la edad de 67 años. La noticia de su muerte dejó a la corte de Viena sumida en el dolor y la tristeza. Isabel, quien había estado a su lado durante sus últimos días, se retiró poco después de su fallecimiento. En ese momento, la emperatriz de Austria expresó un sentimiento ambivalente hacia su suegra, como lo reflejan las palabras que fueron registradas por la dama de compañía de Isabel, la condesa María Festetics: “Gracias a Dios... de lo contrario dirían que no estuve presente a propósito en su muerte, porque la odio tanto. No, no la odio tanto”.

El fallecimiento fue un golpe fuerte para Francisco José I, quien había mantenido una relación cercana con su madre y dependía mucho de su consejo en los asuntos del imperio. La figura de Sofía, como madre y consejera política, fue un pilar fundamental en la corte austriaca, y su muerte dejó un vacío importante en la familia imperial.

A pesar de las tensiones familiares, el fallecimiento de Sofía marcó el fin de una era para la corte austriaca, y su muerte reflejó las complejidades de las relaciones personales y políticas que definían la vida en el imperio austriaco. Isabel de Austria, aunque emocionalmente afectada por la pérdida de su suegra, continuó con su vida en la corte, enfrentándose a nuevos desafíos y tomando un rol cada vez más prominente en la historia.