En los años 50, el estado de Wisconsin quedó paralizado tras el macabro hallazgo de un cuerpo decapitado y eviscerado en una granja; y aunque esto de por sí ya causaba muchísima indignación, aún faltaban más cosas por descubrir. Lo que se encontró en dicho lugar dejó estupefactos a todos: muebles y objetos fabricados con piel, huesos y restos humanos. La propiedad pertenecía a Ed Gein, un hombre que vivía solo hace doce años tras la muerte de su madre. Tal fue la repercusión de sus crímenes que inspiró las películas “Psicosis”, “La masacre de Texas” y “El silencio de los inocentes”, por citar algunos. Pero ¿quién es exactamente este asesino? En los siguientes párrafos, te contamos más sobre el conocido como “Carnicero de Plainfield”.
Antes te precisamos que la historia de Gein llegará a la pantalla, toda vez que forma parte de la franquicia “Monster”. El actor Charlie Hunnam, conocido por su icónico papel en “Sons of Anarchy”, será el encargado de interpretar al asesino que dejó una huella imborrable y perturbadora en la mente de millones de personas. Como se recuerda, la primera entrega se centró en Jeffrey Dahmer y la segunda en los hermanos Lyle y Erik Menendez.
UNA INFANCIA INFELIZ
Ed Gein, cuyo nombre completo es Edward Theodore Gein, nació en el Condado de La Crosse, en Wisconsin, el 27 de agosto de 1906. Ni bien llegó a este mundo, su madre, quien había anhelado dar a luz a una niña, lo tomó en brazos y juró a Dios que se iba a encargar de su educación para convertirlo en una persona de bien. Lamentablemente, ella era una fanática religiosa que consideraba a todos “impuros”. En su cabeza, ningún hombre era bueno y consideraba que las mujeres eran objeto del pecado. Por tanto, aisló a su pequeño, junto a su hermanito mayor, Henry (1902), del resto de niños.
A esto debemos añadir que su padre, George, era un alcohólico violento, que ni bien cobraba su sueldo, gastaba todo el dinero en el bar del pueblo.
Entonces, ¿cómo era la crianza que Augusta Lehrk daba a sus hijos? Se basaba en la religión, pero de una manera distorsionada, pues los obligaba a leer la Biblia, sobre todo el Antiguo Testamento, para interpretarla de manera cruda. Sus sermones se basaban en el pecado y el castigo divino, esto con el único propósito de recalcarles que si se alejaban de todas sus enseñanzas, Dios no iba a tener piedad con los pecadores.
Asimismo, no toleraba margen de error, pues en su cabeza estaba formando hombres muy disciplinados que si fallaban, los sometía a castigos brutales. Por ello, era difícil que les demuestre afecto.
Tanto era el control que ejercía sobre sus vidas, que les prohibió tener amigos en la escuela; y si en caso los veía jugando con sus compañeros de clase o simplemente tratando de relacionarse con ellos, no dudaba en golpearlos. Cabe mencionar que su colegio era el único lugar a donde podían ir, pues el resto del tiempo debían estar metidos en su casa o granja ayudando en los quehaceres, uno de ellos era apoyar a su padre cuando mataba algunos cerdos. Ed se encargaba de recoger las tripas de los animales.
Augusta también preparó a sus hijos por si algún día conocían a alguna muchachita y mostrarán interés por ellas. Fiel a su estilo, siempre les recalcaba que no podían acercarse a ellas porque eran impuras.
Debido a que no quería a sus hijos cerca de los pecadores, la mujer decidió vender la pequeña tienda familiar de comestibles en La Crosse y se mudó con toda su familia a una granja en Plainfield, donde los menores quedaron aislados.
ED GEIN DESARROLLA UNA PERSONALIDAD ANTISOCIAL
Debido a que Ed Gein no tenían posibilidades de socializar, su única distracción fue leer cómics y revistas, desarrollando fascinación por las torturas que se practicaban en los campos de concentración de los nazis.
Cada vez más aislado y sin comunicarse con otros menores de su edad, él normalizó es forma de vida, además que su amor por su madre era enfermizo, pues la veía como alguien inalcanzable porque era pura. Él dejó de estudiar a los 13 años para apoyar en su casa.
ED GEIN EMPIEZA A PERDER A LOS MIEMBROS DE SU FAMILIA
Tras varios años de aguantar las borracheras de su padre, este falleció en 1940 a los 66 años, esto llevó a los dos hijos buscar trabajo para ayudar con los gastos en la casa. Fue en estas circunstancias que Henry se dio cuenta que su hermano mostraba demasiada veneración a su madre y dependía mucho de ella. En tanto, a Ed no le gustaba cómo Henry desafiaba los ideales religiosos de su Augusta. La relación se puso tensa.
El 16 de mayo de 1944, un incendio en los campos de la familia alertó a sus integrantes, pues temían que el fuego llegue a su casa. Cuando los bomberos terminaron de apagar las llamas, se percataron que Henry había desaparecido, después de intensa búsqueda hallaron su cuerpo. Tenía signos de haber sido golpeado, pero según las pericias murió por asfixia.
Meses después de esta pérdida, Augusta sufrió una apoplejía. Tras quedar paralizada, Ed la cuidó con mucho empeño, pero nada pudo hacer cuando la mujer sufrió otro ataque en 1945. El fallecimiento de su madre lo dejó trastornado, pues la única persona con la que podía hablar e interrelacionarse se había ido.
EL CRIMEN POR EL QUE FUE DESCUBIERTO Y OTRAS ATROCIDADES
El 15 de noviembre de 1957, Ed Gein fue a comprar un galón de líquido anticongelante a la ferretería de Bernice Worden, quien ya lo conocía, pues era un cliente habitual. Aparentemente, todo había transcurrido con normalidad, pero la gente se percató al día siguiente, el 16, que el establecimiento no abrió. Al tomar conocimiento de todo, su hijo llegó y llamó a la policía. Al revisar las facturas, Ed había sido la última persona en realizar una compra en el local. Fue así como determinaron ir a su granja. Cuando llegaron se encontraron con una escena macabra que sólo era el comienzo de cosas peores.
Para empezar, vieron el cuerpo desnudo de Worden colgado de los tobillos, decapitado, abierto por el torso y eviscerado. Su cabeza estaba en una bolsa y su corazón lo había puesto en una estufa.
Debido a que la granja no tenía luz, los efectivos usaron linternas para seguir encontrando cosas cada vez peores. Por ejemplo, elaboró bandejas con cráneos, acondicionó sus cubiertos con huesos, hizo una lámpara con piel humana, confeccionó una correa con pezones de mujeres, el cordón de una de sus ventanas estaba hecho con labios humanos e incluso acondicionó el torso despellejado de una de sus víctimas para un corsé.
El inventario de lo que se encontró se hizo toda la noche, por lo que se terminó el 17. Entre los hallazgos se enumeró: una caja con cuatro narices, nueve vulvas pintadas de color plateado, nueve máscaras elaboradas con piel de rostros de mujer, cuatro cráneos para su cama, forros de almohadas de piel, brazaletes, vísceras humanas y más.
Asimismo, se encontró en una bolsa el rostro de Mary Morgan y en una caja su cabeza. Esta mujer había desaparecido el 8 de diciembre de 1954. Ella trabajaba en un bar y al tener una un carácter fuerte lidiaba con los hombres del pueblo que iban a tomar a su establecimiento, motivo por el que Ed no la veía con buenos ojos, pues representaba una imagen grotesca de todo lo que le había inculcado su madre. La tarde de ese día, él fue a la cantina poco antes que cierre, pues solamente quería un café, pero terminó disparándole. Cuando un cliente llegó, se percató que había una mancha de sangre que había sido arrastrado hacia un auto, pues terminaban en las huellas de los neumáticos que aún se veían sobre la nieve. El caso se investigó, pero no a profundidad.
Pese a que todo era una especie de basural, la habitación donde había muerto su madre lucía impecable. En el velador junto a la cama había una Biblia. La policía logró ingresar tras forzar la puerta.
¿DE QUIÉNES ERAN LOS OTROS RESTOS?
Ed Gein negó haber asesinado a otras personas después de Mary Morgan y Bernice Worden, por lo que dijo que los restos de las otras mujeres los había conseguido profanando las tumbas de las féminas, al día siguiente de haber sido enterradas. No siempre se llevó los cadáveres completos, en ocasiones, solamente algunas partes.
Asimismo, negó que practicara necrofilia o comieran carne humana. Según dijo porque “olían mal”.
AUDICENCIA POR SUS CRÍMENES
El 6 de enero de 1958 se realizó una audiencia contra Ed Gein, en el que se determinó que tenía esquizofrenia. Durante sus conversaciones con especialistas, él aseguraba ser un instrumento de Dios para resucitar a los muertos. Fue llevado a un hospital psiquiátrico estatal.
Mientras esto pasaba, sus vecinos querían borrar todo rastro de lo que había ocurrido en esa granja, que iba a ser subastada. El día que iba a realizarse todo, alguien incendió el inmueble. Se recuperaron algunas cosas, entre ellos el auto de Ed, que lo compró un empresario para hacer espectáculos.
En tanto, Gein pasaba sus días en el hospital, donde mostraba un comportamiento adecuado, aunque no conversaba. En 1968 fue juzgado por el asesinato de Bernice Worden, el que fue hallado culpable. Nuevamente lo llevaron al hospital psiquiátrico. Pasó sus últimos días postrado en una cama hasta que el 26 de julio de 1984 murió por una insuficiencia cardiaca a los 77 años. Sus restos fueron enterrados al lado de su madre Augusta en un cementerio de Plainfield.
UNA RELACIÓN DE AMOR-ODIO
Desde que Ed era muy pequeño, su madre Augusta Lehrk siempre le inculcó alejarse de todas las personas que conociera; es más, no permitiría que se le acercaran por ser almas pecadoras, pues debía evitar que su pureza moral fuese manchada. Aunque al ser un niño quería tener amigos y jugar, la represión que ejerció sobre él fue más fuerte; y pobre de él si no hacía caso.
De esta manera, él forjó una relación de “de amor-odio, pues la escuchaba, la adoraba y le hacía caso en todo”, señaló el psiquiatra George Amdt, publica Clarín.
Ese vínculo enfermizo lo llevó a aislarse completamente, pero cuando Augusta dejó de existir, “se dio cuenta que no sabía hacer nada sin su madre. Era su único vínculo con la cordura”, añadió.
De acuerdo con Harold Schechter, escritor estadounidense sobre crímenes reales que se especializa en asesinos en serie, señaló que la vivencia de Eda Gein fue el “caldo de cultivo perfecto para una patología psiquiátrica. Eran varias personas bajo el dominio de esa mujer. Era el ambiente perfecto para la locura”.
Periodista. Licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Nacional del Centro del Perú (UNCP). Más de diez años de experiencia en periodismo. Actualmente se desempeña como redactora del Núcleo de Audiencias del Grupo El Comercio.