Una joven de Nueva York tomó una decisión extraordinaria para ayudar a su madre en un momento de necesidad. Theresa Bullicer, de 64 años y madre de tres hijos, se encontraba a punto de jubilarse después de varias décadas como enfermera en el Hospital St. Barnabas en el Bronx; sin embargo, justo antes de su retiro, recibió una noticia devastadora: había sido diagnosticada con una enfermedad renal en etapa avanzada. Esto la llevó a necesitar diálisis de emergencia tres veces por semana.
El New York Post informa que, después de recibir la noticia, Bullicer se enfrentó a la posibilidad de vivir sometida a este proceso de por vida, a menos que encontrara un donante de riñón compatible. Su hija, Jo Marie Palazzo, enfermera de 43 años del NewYork-Presbyterian/Columbia, decidió actuar sin pensarlo.
“Sentí que mi esposo me estaba animando y apoyando que lo hiciera. Y entonces pensé: ‘Vamos a averiguar si soy compatible’, porque si puedo ayudar a mi mamá y ayudarla... es como un regalo de la vida, ¿verdad?”, declaró Palazzo, quien también es madre de cuatro hijos.
El proceso para dar un riñón implica pruebas exhaustivas para garantizar que el donante sea compatible con el receptor y esté lo suficientemente sano como para donar.
El Dr. Dustin Carpenter, cirujano de trasplante de órganos en NewYork-Presbyterian/Weill Cornell, explicó que el principal criterio es la compatibilidad del tipo de sangre, aunque a veces se pueden realizar trasplantes entre personas con diferentes tipos de sangre con ciertas precauciones adicionales.
La cirugía para trasplantar el riñón donado generalmente dura de tres a cuatro horas e implica conectar el nuevo riñón a la arteria, la vena y la vejiga del receptor.
Después de la intervención, los donantes suelen permanecer hospitalizados durante unos cuatro días y se recuperan completamente en aproximadamente tres meses. En el caso de Bullicer, la cirugía fue un éxito y su salud mejoró notablemente después del trasplante.
Tras la cirugía, compartieron un importante mensaje
El gesto de Palazzo no solo salvó la vida de su madre, sino que también fortaleció su vínculo como familia. Ambas son muy unidas desde que llegaron a Estados Unidos desde Filipinas.
Para Jo Marie, no había mucho que pensar cuando se enteró de que su madre, a quien considera su “heroína” estaba enferma. Aunque se sintió destrozada cuando descubrió que no podría disfrutar de su jubilación como había planeado, prometió hacer todo lo posible para ayudarla a recuperar, lo que cumplió al pie de la letra.
Bullicer y Palazzo aprovecharon lo sucedido para compartir un importante mensaje: la donación de órganos puede cambiar vidas y brindar una segunda oportunidad a aquellos que lo necesiten.
El medio citado informa que en EEUU hay más de 89 mil personas en lista de espera para trasplantes de riñón. Desafortunadamente, “decenas mueren cada día esperando una donación porque hay una escasez de órganos”.
“La gente puede vivir una vida normal, ya sabes, después de donar, básicamente sin restricciones”, señaló el Dr. Carpenter. “Hemos tenido personas que han corrido maratones dentro de los seis meses posteriores a la donación. Hemos tenido gente escalando el Monte Kilimanjaro”.
“Si sientes ese tirón en tu corazón… hazlo”, dijo por su parte Palazzo. “Le estás dando a alguien la oportunidad de volver a vivir una vida plena”.