Muchas personas sueñan con recibir una gran herencia, pero George Appling, un empresario y consultor de negocios multimillonario de Texas, Estados Unidos, tiene planes diferentes para sus hijos. Él ha decidido no dejarles dinero en efectivo, algo de lo que sus herederos ya están enterados.
Appling, de 54 años, cree que sería un error dejarles su fortuna, ya que eso podría “arruinar su ambición”. Según contó, quiere que sus hijos mantengan la motivación para interactuar con el mundo y buscar sus propios logros, en lugar de depender de una herencia que podría alejarlos de esos desafíos.
En entrevista con Business Insider, Appling explicó qué lo llevó a tomar esta decisión. Hace diez años, asistió a una conferencia en Harvard sobre la creación de riqueza, donde escuchó una frase que cambió su manera de ver el dinero.
“Se necesita una generación para construirla, una para administrarla y una para arruinarla”, decía el refrán. Esta idea le hizo reflexionar sobre cómo la riqueza, cuando es heredada sin esfuerzo, puede volverse un obstáculo más que un beneficio para las generaciones futuras.
Appling, apasionado de la historia, considera que los ejemplos a lo largo del tiempo comprueban que heredar grandes fortunas “es perjudicial”.
Sin embargo, el emprendedor no planea dejar sin apoyo a sus hijos. Aunque no recibirán dinero en efectivo, ha dejado claro que se encargará de pagarles la universidad, el primer pago de una casa y su primer coche.
Eso sí, aclara que estas ayudas serán “razonables y prácticas”, y que no habrá lugar para el lujo o la ostentación.
Además, Appling ha decidido crear un fideicomiso inspirado en el modelo de la familia Rockefeller. “El fideicomiso, que basé en el de la familia Rockefeller, también otorgará préstamos comerciales a mis descendientes”, señaló.
De esta forma, aunque no recibirán dinero directamente, tendrán acceso a recursos financieros para iniciar sus propios proyectos y empresas.