La contaminación del aire afecta varios aspectos de nuestra salud. Un equipo de investigadores en Utah decidió estudiar sus efectos en el cerebro. (Foto: sittithat tangwitthayaphum/iStock)
La contaminación del aire afecta varios aspectos de nuestra salud. Un equipo de investigadores en Utah decidió estudiar sus efectos en el cerebro. (Foto: sittithat tangwitthayaphum/iStock)

La contaminación del aire es un problema que afrontan varias ciudades. Usualmente el exceso de monóxido de carbono, dióxido de nitrógeno y otros gases se relaciona con enfermedades respiratorias como el asma, bronquitis o, incluso, cáncer al pulmón. Asimismo, el aire contaminado también puede producir como arritmias o insuficiencias cardiacas.

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Un nuevo estudio de la Universidad de Utah Health, publicado en , muestra que la contaminación del aire puede tener una relación con un mal que afecta al cerebro.

El estudio fue realizado por investigadores de la University of Utah Health. (Foto: JHVEPhoto / iStock)
El estudio fue realizado por investigadores de la University of Utah Health. (Foto: JHVEPhoto / iStock)

Qué efectos tiene la contaminación del aire en el cerebro

Un estudio sobre la contaminación del aire en The Wasatch Front, una zona de Utah conocida por su pobre calidad del aire, encontró que los pacientes hospitalizados por sangrado en el cerebro habían estado expuestos a niveles altos de aire contaminado.

Se sabe que los contaminantes del aire, como el dióxido de nitrógeno, el dióxido de azufre, el monóxido de carbono y las partículas de menos de 2,5 micrómetros (PM2,5), dañan la salud al causar inflamación en todo el cuerpo.

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Durante la investigación, el equipo revisó casi 13,000 datos para determinar los niveles de PM2.5 en los días, semanas y meses previos al ingreso de pacientes locales tratados en el hospital de la universidad durante cinco años. El objetivo era determinar si los niveles de PM2,5 afectaban el riesgo de hemorragia cerebral de cada paciente.

“Encontramos que estos pacientes estaban experimentando niveles más altos de Ruptura aneurismal tres a seis meses después de altos niveles de polución en el aire”, Robert Rennert, neurocirujano de la mencionada universidad, quien dirigió la investigación de un estudio retrospectivo de 70 pacientes tratados por hemorragia subaracnoidea aneurismática.

Ilustración de una hemorragia cerebral. (Foto: Getty Images / BSIP / Colaborador)
Ilustración de una hemorragia cerebral. (Foto: Getty Images / BSIP / Colaborador)

El lapso de tiempo entre el momento en que los niveles de PM2.5 alcanzaron su punto máximo y la ocurrencia de la Ruptura aneurismal dificulta el estudio de la asociación entre estos eventos. No obstante, la ruptura aneurismal atípica conlleva un alto riesgo de muerte y discapacidad, por lo que comprender los factores de riesgo en pacientes resulta crucial.

Si bien el estudio no termina de probar una causa y efecto entre los agentes contaminantes y la ruptura aneurismal, los investigadores sospechan que la exposición prolongada a estos contaminantes podría crear múltiples problemas de salud que eventualmente aumentan el riesgo de hemorragias cerebrales. La contaminación atmosférica sensibiliza nuestros cuerpos a las cascadas de citocinas inflamatorias, provoca una acumulación de daño celular y altera los procesos de reparación del ADN.

Rennert y su equipo consideran que este tipo de daño podría acumularse y debilitar los vasos sanguíneos del cerebro, lo que eventualmente provoca rupturas. “Se necesitan futuros estudios sobre cómo la exposición a PM2.5 afecta los cambios inflamatorios locales o a nivel celular para definir mejor esta asociación”, sostuvo el equipo.

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