
Cuando se habla de normas para ir al gimnasio, lo primero que suele mencionarse es la ropa adecuada o qué cosas es mejor dejar en casa; sin embargo, hay un detalle que muchos pasan por alto y que podría afectar tanto tu seguridad como tu rutina de ejercicios. Según varios expertos, un simple descuido con este objeto puede traer problemas que van desde lesiones hasta infecciones.
Se trata de un accesorio que muchas personas usan a diario y que, por costumbre o por tener un valor sentimental, no se quitan ni para entrenar: el anillo de compromiso o matrimonio. Aunque pueda parecer extraño dejarlo en casa, mantenerlo puesto durante el ejercicio puede causar daños en la joya, acumulación de bacterias o incluso heridas.
Makayla Donovan, cofundadora de la joyería TMC Fine Jewellers, explico en conversación con news.com.au. que “levantar pesas, usar equipos de resistencia o incluso realizar movimientos de alta intensidad puede poner un estrés innecesario sobre el anillo”.

Con el tiempo, esto puede deformarlo, rayarlo o aflojar sus piedras, sobre todo si está hecho de metales como el oro, que son más blandos.
Además, el sudor y la suciedad del gimnasio terminan opacando su brillo y dañando el acabado. “Es algo que muchos pasan por alto, pero la mugre se acumula fácilmente, sobre todo en los anillos con diseños más elaborados”, añadió.
Ben Lucas, cofundador de Flow Athletic, señala que los anillos pueden incomodar durante ciertos ejercicios. Menciona que al girar en el dedo, pueden molestar al hacer planchas o yoga. “A veces puedes cortarte la mano si tienes mala suerte, y también puedes terminar con ampollas por los pellizcos o problemas de circulación”, advirtió.

El doctor Zac Turner, médico de cabecera, advierte que el roce constante del anillo con la piel sudada puede provocar dermatitis del anillo o “ring rash”.
“Cuando levantas pesas, agarras barras o haces entrenamientos intensos, el anillo actúa como un dispositivo de fricción. El roce constante entre el anillo y la piel sudada puede causar erupciones”, explicó.
Esto puede llevar a infecciones, sobre todo si hay pequeñas heridas que sirvan como punto de entrada para las bacterias.

De hecho, los anillos pueden albergar hasta 730 millones de bacterias, incluyendo Staphylococcus aureus, responsable de infecciones graves y, a veces, resistentes a antibióticos.
“Si llegas a tener un pequeño desgarro en la piel, algo muy común durante el ejercicio, podría ser el punto de entrada perfecto para una infección”, añadió el médico.
Por todo esto, los especialistas recomiendan dejar el anillo en casa o en un lugar seguro antes de entrenar. Si el valor sentimental es importante, sugieren usar un anillo de silicona que es liviano, hipoalergénico y diseñado para romperse bajo presión. Y si de todos modos decides mantenerlo puesto, usar guantes deportivos puede ofrecer algo de protección, aunque lo más seguro sigue siendo no llevar anillos al gimnasio.
Consejos al empezar el gimnasio
Al empezar en el gimnasio, la seguridad es lo primero. Familiarízate con el uso de las máquinas y los pesos. Si eres principiante, intenta trabajar con un entrenador personal por unas sesiones para aprender la técnica adecuada y evitar lesiones. Siempre realiza un calentamiento de 5 a 10 minutos antes de tu rutina y un enfriamiento con estiramientos al finalizar.
Establece metas realistas y un plan de entrenamiento que se ajuste a tu nivel. No intentes levantar más peso del que puedes manejar o hacer demasiadas repeticiones al inicio. La clave es la progresión gradual, aumentando la intensidad, el peso o la duración poco a poco.
Finalmente, la hidratación y la nutrición son fundamentales. Bebe suficiente agua antes, durante y después de tu entrenamiento. Además, asegúrate de tener una dieta equilibrada que apoye tu actividad física y descansa lo suficiente para permitir que tus músculos se recuperen y crezcan.
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