
A la hora de planificar la jubilación, hay una decisión que puede marcar la diferencia entre vivir con lo justo o hacerlo con mayor comodidad: cuándo comenzar a cobrar la Seguridad Social. Aunque muchas personas optan por solicitar sus beneficios tan pronto como cumplen 62 años, los expertos financieros invitan a pensar dos veces antes de dar ese paso. Existe una estrategia sencilla, pero poderosa, que podría añadir cientos de dólares a tus ingresos mensuales: la llamada “regla de los ocho años”.
¿QUÉ ES LA REGLA DE LOS OCHO AÑOS?
Este concepto, cada vez más mencionado entre planificadores de retiro, no es un término oficial del gobierno, pero sí resume un enfoque clave: esperar desde los 62 hasta los 70 años antes de solicitar los beneficios del Seguro Social. Ese período de ocho años es, para muchos, la ventana dorada donde tus beneficios crecen significativamente gracias a los créditos por jubilación diferida.

¿Pero por qué esperar? La respuesta es simple: por cada año que pospongas tus pagos después de tu edad plena de jubilación (FRA), el Seguro Social aumenta tu beneficio mensual en aproximadamente un 8%. Dependiendo de tu año de nacimiento, tu FRA está entre los 66 y 67 años. Y si decides recibir tu pensión a los 62, tus pagos podrían ser permanentemente un 30% más bajos de lo que te correspondería.
Para ponerlo en números: si tu beneficio completo a los 66 años es de 2,000 dólares al mes, solicitarlo a los 62 años lo reduciría a unos 1,400 dólares. Pero si decides esperar hasta los 70, tu cheque mensual podría crecer hasta los 2,480 dólares. En el transcurso de 20 años de jubilación, esa diferencia acumulada puede superar los 250,000 dólares. No es una cifra menor; es el tipo de decisión que transforma un retiro limitado en uno más estable y holgado.

ESPERAR TAMBIÉN BENEFICIA A TU PAREJA
En matrimonios, las prestaciones de supervivencia se calculan con base en el monto de la pensión del cónyuge fallecido. Si uno de los dos retrasa su jubilación hasta los 70, deja atrás un beneficio más alto que puede ser vital para el otro en caso de fallecimiento. Es una estrategia que protege el presente y el futuro.
Eso sí, esta regla no es para todos. Hay quienes enfrentan realidades distintas: problemas de salud, desempleo, falta de ahorros o simplemente el deseo de disfrutar la jubilación mientras aún tienen vitalidad. En estos casos, cobrar la pensión a los 62 no solo es válido, sino a veces necesario. La clave está en tomar decisiones informadas y no automáticas.
La regla de los ocho años no exige una fórmula mágica, solo visión a largo plazo. Si gozas de buena salud, tienes una esperanza de vida prolongada y puedes mantenerte económicamente hasta los 70, esperar puede ser la mejor inversión que hagas por tu futuro. No se trata de trabajar más por obligación, sino de planificar mejor para vivir con más libertad.
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