JPMorgan Chase decidió poner fin al modelo híbrido de trabajo, ordenando a sus 317,233 empleados regresar a la oficina cinco días a la semana. Lo que inicialmente se presentó como una medida para mejorar la colaboración y la moral del equipo ha resultado en un torbellino de frustración, incomodidad y caos logístico. La falta de escritorios, los problemas de conectividad y el ruido excesivo están convirtiendo el regreso a la oficina en una pesadilla para muchos empleados.
La nueva política de trabajo en la oficina, implementada por el director ejecutivo Jamie Dimon, ha hecho que miles de empleados tengan que competir diariamente por un espacio para trabajar. El banco utiliza un sistema de reserva de escritorios, pero en algunas ubicaciones, funciona mal o sigue un enfoque de “primero en llegar, primero en ser atendido”.
Esto ha llevado a escenas de empleados llegando temprano solo para encontrar todos los escritorios ocupados. “Definitivamente no hay suficientes escritorios para todos”, comentó un empleado de la Costa Este. Algunos equipos han tenido que reubicar a los trabajadores en diferentes secciones debido a la escasez.
Para conseguir un espacio de trabajo, algunos empleados llegan hasta una hora antes (Foto: Freepik)
LA LUCHA POR CONSEGUIR ASIENTOS Y RESERVAR ESPACIOS
Algunos empleados han recurrido a tácticas poco convencionales para asegurar un espacio. Dejar pertenencias personales o colocar carteles con los nombres de sus equipos se ha convertido en una práctica común, aunque no siempre efectiva. “Vimos que nuestros asientos ya estaban ocupados por otros. Nos vimos obligados a sentarnos separados unos de otros”, relató un trabajador. Otros llegan hasta una hora antes para asegurarse un escritorio, lo que ha intensificado el malestar entre los equipos.
Dimon insistió en que el regreso a la oficina fomentará la colaboración y la creatividad, pero muchos empleados creen que la política está logrando el efecto contrario. La competencia por los escritorios y la falta de espacio adecuado han generado tensión y descontento. Un grupo de empleados lanzó una petición para regresar al modelo híbrido, pero Dimon la descartó rápidamente: “No me importa cuántas personas firmen esa petición”.
Los problemas de Wi-Fi también han interrumpido el trabajo (Foto: Freepik)
OTROS PROBLEMAS QUE NO DEJAN TRABAJAR A LOS EMPLEADOS
El ruido en la oficina también ha añadido una capa adicional de estrés. Las conversaciones, llamadas de Zoom y reuniones constantes en espacios abiertos dificultan la concentración. “Si tienes una docena de personas en Zoom al mismo tiempo, vas a escuchar todo eso”, dijo un empleado del Medio Oeste. La solución de emergencia para muchos ha sido el uso de auriculares con cancelación de ruido, pero esto no ha eliminado el problema de fondo.
Los problemas de conectividad también han complicado la situación. A principios de semana, un grupo de empleados de la Costa Este pasó horas sin poder conectarse al sistema debido a fallas en el Wi-Fi. “Fue un día entero perdido”, lamentó un empleado. La contradicción de exigir presencia física en la oficina sin garantizar una infraestructura funcional ha aumentado la frustración entre los trabajadores.
Las preocupaciones sobre la salud también están presentes. Algunos empleados han señalado que sus compañeros acuden a la oficina enfermos, sin usar mascarilla ni tomar precauciones básicas. “Me senté junto a alguien que tosía y estornudaba todo el día”, dijo un trabajador preocupado por la propagación de enfermedades en un entorno abarrotado.
