
Abrumado por todo, al final se rindió. Desde que el presidente Donald Trump asumió el poder y puso en marcha el mayor programa de deportaciones masivas en la historia del país, cientos de personas abandonaron voluntariamente EE.UU. por temor a lo que les pudiera pasar, mientras que otras fueron capturadas en redadas del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de los Estados Unidos (ICE), trasladados a centros de detención y, posteriormente, sacadas del territorio semanas después. Frente a este escenario, Ramón Rodríguez Vázquez, un inmigrante mexicano de 62 años que trabajó en los campos agrícolas del estado de Washington durante 16 años, tomó la decisión de autodeportarse luego que agentes federales lo esposaran y arrestaran por error cuando llegaron a su casa buscando a otro individuo. Aquí los detalles de su caso.
Sin antecedentes penales, considerado un hombre honesto y trabajador por su comunidad y con un buen historial laboral en AG Management, el hombre fue detenido el 5 de febrero y permaneció bajo custodia de ICE en Tacoma, Washington.
Pese a las cartas de apoyo, su buen desempeño en la empresa que lo contrató por varios años y un médico quien dijo que la familia lo necesitaba, el juez le negó la libertad bajo fianza en marzo.

Decidió autodeportarse tras ser detenido por ICE
Su detención marcó el inicio de un proceso que lo llevó al límite físico y emocional alejado de su familia y de la comunidad con la que llevaba una muy buena relación. Esto lo motivó a optar por abandonar el país por su cuenta ya que su salud se deterioró rápidamente. Él padece de hipertensión y no siempre recibía sus medicamentos.
Esto no fue todo, pues según informa AP, Ramón Rodríguez Vázquez sentía mucha presión al no poder cuidar a su familia, en especial a una nieta enferma. Además, la incertidumbre constante de no saber qué pasaría con él lo llevó a pedir a un juez, durante una comparecencia, autorización para salir del país sin un registro formal de deportación en su expediente.

Fue así que su solicitud fue aceptada y regresó solo a México, dejando en Estados Unidos toda una vida de trabajo y sueños al lado de su esposa, cuatro hijos y diez nietos que se inició en 2009 cuando llegó al país.
“Él era el pilar de nuestra familia, el que se encargaba de todo”, dijo su esposa, Gloria Guízar, de 58 años. Ella agregó que “estar separado de la familia ha sido muy duro. Aunque nuestros hijos ya son grandes y tenemos nietos, todos lo extrañan”.
Según reportan desde Telemundo Noticias, su caso “es un ejemplo del impacto de los agresivos esfuerzos del Gobierno de Donald Trump para deportar a millones de inmigrantes a un ritmo acelerado que deja de lado años de procedimientos y procesos legales en favor de resultados expeditos”. Y es que historias similares se desarrollan todos los días en las cortes de inmigración de todo el país.
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