Redacción EC

Brasilia. [EFE]. El mandatario brasileño, el ultraderechista felicitó este sábado a su homólogo de , , por su discurso en el Monte Rushmore y defendió “el legado y los valores” de los fundadores de EE.UU., en un momento de intenso debate sobre su significado y el racismo.

Palabras de un gran estadista. Que el legado y los valores de los fundadores de esa gran nación permanezcan sólidos y jamás sean apagados por radicales”, dijo Bolsonaro en sus redes sociales al conmemorar el Día de la Independencia de Estados Unidos.

El gobernante se refirió así al discurso que pronunció Trump en el Monte Rushmore, donde están esculpidos los rostros de cuatro exmandatarios estadounidenses sobre la montaña, y en el que defendió los monumentos del país, algunos de los cuales han sufrido ataques en medio de ese revisionismo histórico.

El mandatario estadounidense también alertó de la “revolución cultural del ala izquierdista”, una de las obsesiones de Bolsonaro y que suele mencionar en sus intervenciones cuando ataca a los sectores políticos progresistas.

“Como líderes de las dos mayores democracias occidentales, trabajamos para avanzar en los ideales de libertad, democracia y dignidad humana representados en esta fecha”, señaló el jefe de Estado brasileño.

Bolsonaro conmemoró este sábado el Día de la Independencia de Estados Unidos con varios ministros y su hijo Eduardo en la casa del embajador de Estados Unidos en Brasil, Todd Chapman, en un momento en que Brasil enfrenta la pandemia del coronavirus SARS-CoV-2, que ha causado ya 63.174 muertes y 1,5 millones de contagios en el país.

Al encuentro acudieron los ministros de Relaciones Exteriores, Ernesto Araújo; de la Presidencia, Walter Braga Netto; de Defensa, Fernando Azevedo e Silva; y de la Secretaría de Gobierno, Luiz Eduardo Ramos.

Igualmente, asistió uno de los hijos del gobernante, el diputado Eduardo Bolsonaro, quien llegó a ser nominado por su padre para ser embajador de Brasil en EE.UU, pero más tarde desistió ante la resistencia encontrada en el Senado para ratificar su nombramiento.

El año pasado, en su primer año en el poder, Bolsonaro también celebró el 4 de julio, aunque en esa ocasión asistió a un coctel en la sede de la embajada de Estados. Este año la conmemoración fue más discreta y restringida, en medio de la pandemia de coronavirus.

Brasil, que tiene 210 millones de habitantes, es el epicentro latinoamericano de la enfermedad y el segundo país con más muertes y casos confirmados en el mundo, precisamente después de Estados Unidos.

Desde que asumió el poder el 1 de enero de 2019, Bolsonaro, líder de la extrema derecha brasileña, ha intentado estrechar lazos con el Gobierno de Donald Trump, del que se declara un admirador y con quien dice tener muy buena relación.

En marzo de 2019 realizó una visita oficial a la Casa Blanca. Un año después se encontró de nuevo con el mandatario estadounidense, pero en Florida, en una visita de cuatro días repleta de actos, que incluyó una cena en el club Mar-a-Lago, en Palm Beach, donde Trump tiene su residencia privada.

Una veintena de personas que acompañaron a Bolsonaro en ese viaje dieron positivo por coronavirus, aunque, en su caso y tras tres pruebas realizadas, el resultado fue negativo.

El jefe de Estado brasileño es uno de los pocos líderes mundiales negacionistas sobre el peligro de la COVID-19, a la que califica de “gripecita”, considera las medidas de aislamiento un “crimen” y defiende la vuelta inmediata a la normalidad.

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