El 31 de diciembre de 1999, tras 85 años bajo la administración de Estados Unidos, el Canal de Panamá pasó a estar controlado por el Gobierno de dicho país. Hoy, 20 años después, el 6% del comercio mundial transita por sus 82 kilómetros de longitud que conectan a los océanos Pacífico y Atlántico.
La geografía del istmo de Panamá hizo que desde la llegada de los primeros exploradores europeos, en el siglo XVI, se buscara la forma de conectar ambos océanos para acortar los viajes y reducir el peligro que representaba, por ejemplo, el cabo de Hornos, en el extremo sur del continente.
Tras numerosos estudios e iniciativas planteadas por españoles, franceses, alemanes o escoceses, entre otros, y casi optar por un proyecto similar pero en Nicaragua, recién a finales del siglo XIX se dio un primer intento real consiguiendo la primera excavación a través de un proyecto galo. Para 1888 unas 20 mil personas se encontraban trabajando en el proyecto de Fernando de Lesseps, pero la enorme cantidad de enfermedades tropicales y diferentes obstáculos terminaron arrojando un estimado de 22 mil trabajadores muertos entre 1880 y 1889.
Para el final del siglo XIX, la obra fue suspendida tras haberse gastado unos US$234,7 millones y tan solo haberse conseguido avanzar dos quintos del proyecto. Poco después se produjo la firma del Tratado Herrán-Hay, entre Estados Unidos y Colombia, pues el territorio aún era colombiano por aquella época.
El rechazo en el Senado Colombiano de dicho acuerdo terminó derivando al levantamiento de una fuerza independentista en Panamá que, con el apoyo de Estados Unidos, finalmente logró separarse en noviembre de 1903. De forma casi inmediata el nuevo gobierno panameño y Washington firmaron el Tratado Hay-Buanu-Varilla, que le otorgaba el control del Canal de Panamá a Estados Unidos por un pago inicial de 10 millones de dólares, otro anual de 250 mil dólares y la protección ante cualquier agresión, que entró en vigencia el 4 de mayo de 1904.
El proyecto inició su etapa bajo el mando estadounidense con el ingeniero John Findley Wallace a la cabeza, aunque la excesiva burocracia lo llevó a renunciar un año más tarde. Tras su salida, John F. Stevens tomó el lugar y trazó la concepción del nuevo canal. Es decir, uno sobre el nivel del mar en el que las embarcaciones transitan a través de lagos artificiales y esclusas, estas últimas miden 33,5 metros de ancho por 308,8 de largo y tienen una altura variable con un máximo de 18 metros.
Tomó una década más para que el Canal de Panamá pudiera ser inaugurado para el tráfico marítimo, exactamente el 15 de agosto de 1914. En esta segunda etapa de construcción se contrató a unos 75 mil obreros, 30 mil de los cuales murieron por deslizamientos de tierra, malaria o fiebre amarilla.
RECUPERANDO EL CANAL
Primero en 1936, y luego en 1955, el Tratado Hay-Baunau-Varilla fue revisado por los roces que generaba entre los panameños. La falta de negociaciones al respecto llevó a que un movimiento popular panameño se levantara en enero de 1964 exigiendo la presencia de la bandera de su país en la Zona del Canal, bajo control estadounidense. Los enfrentamientos, que se extendieron por casi toda la ciudad, se saldaron con más de 20 muertes y tal fecha luctuosa es recordada como el Día de los Mártires.
El trágico evento, además, fue el detonante para la transferencia del Canal a Panamá, aunque eso tardó otros 35 años.
“Aquello marcó el nuevo rumbo de las negociaciones canaleras, porque desde ese momento vencimos la agresión psicológica que Estados Unidos había marcado sobre Panamá desde 1903”, aseguró Ricardo Ríos Torres, uno de los líderes de las movilizaciones, a la BBC a inicios de año.
Para abril de 1964, tanto Panamá como Estados Unidos nombraron embajadores especiales para restablecer sus relaciones tras los enfrentamientos. Tres años después, en junio de 1967, se alcanzaron tres puntos en común: restituir la soberanía panameña sobre el canal el 31 de diciembre de 1999 o el 31 de diciembre de 2009 si se construía un canal a nivel del mar; sobre la defensa del canal y su neutralidad; y una nueva obra marítima administrada por ambos países con un convenio que podría durar hasta el 2067.
En 1970, sin embargo, el Gobierno Panameño rechazó los acuerdos y buscó un nuevo proceso con Estados Unidos. Tres años después, con Omar Torrijos como presidente, Panamá convenció al Consejo de Seguridad de la ONU para acoger la reunión de ese año. Durante la cumbre se votó por una resolución apoyando a Panamá para un nuevo tratado más justo.
En 1974 los cancilleres Juan Antonio Tack y Henry Kissinger tuvieron nuevos acercamientos, pero no fue hasta 1977 que los presidentes Torrijos y Jimmy Carter firmaron el tratado final, mediado por la OEA y que estableció la soberanía panameña sobre el canal y su control a partir del 31 de diciembre de 1999, además de la administración mediante una agencia binacional y un nuevo reparto de beneficios económicos.