La creciente disputa entre Estados Unidos y China –que el martes provocó en la Asamblea General de la ONU llamados a evitar una “nueva Guerra Fría”– alcanzó al Perú. Las embajadas de Washington y Beijing en nuestro país protagonizaron una discrepancia pública en Twitter por la presencia de embarcaciones de bandera china frente al Perú.
“¡Alerta! Una flota de más de 300 barcos de bandera de China con historial de cambiar nombres de barcos y desactivar rastreo por GPS está frente al Perú. La sobrepesca puede causar enormes daños ecológicos y económicos. Perú no puede permitirse semejante pérdida”, escribió la Embajada de Estados Unidos en el Perú en su cuenta oficial de Twitter.
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La Embajada de China en el Perú no tardó en responder y lo hizo, además de en su cuenta oficial de Twitter, en el propio tuit publicado antes por la Embajada de Estados Unidos. “Como un país grande y responsable en la pesquería [...] exigimos consecutivamente a las empresas de pesca oceánica a respetar el Derecho Internacional y obedecer estrictamente las leyes y normas pertinentes del Perú, y limitarse en operar en alta mar”, dijo la legación china.
“Esperamos que el público peruano no sea engañado por las informaciones falsas”, agregó.
¡Alerta! Una flota de más de 300 barcos de bandera de China con historial de cambiar nombres de barcos y desactivar rastreo por GPS está frente al #Perú. La sobrepesca puede causar enormes daños ecológicos y económicos. Perú no puede permitirse semejante pérdida. pic.twitter.com/mYqaHXVhry
— Embajada EEUU Perú (@USEMBASSYPERU) September 22, 2020
Exigimos consecutivamente a las empresas de pesca oceánica a respetar el Derecho Internacional y obedecer estrictamente las leyes y normas pertinentes del Perú, y limitarse en operar en alta mar. Esperamos que el público peruano no sea engañado por las informaciones falsas.
— Embajada de China en el Perú (@ChinaEmbPeru) September 22, 2020
El Comercio conversó sobre este impase con el internacionalista Farid Kahhat, para quien este tipo de enfrentamiento diplomático no resulta sorprendente en el contexto actual de crispación entre Estados Unidos y China. El experto, que también es columnista de este Diario, advierte, sin embargo, que ni el Perú ni ningún otro país querría verse envuelto en un “conflicto que escale entre dos países que, en nuestro caso, son nuestros dos primeros socios comerciales y fuentes muy importantes de inversión extranjera en el país”.
— Los presidentes Donald Trump y Xi Jinping cruzaron ataques ante la comunidad internacional en la Asamblea General de la ONU y ahora pasa este incidente con las embajadas en el Perú. ¿En qué nivel están las tensiones entre ambos países en este momento?
No es solo ya que Estados Unidos y China tengan un enfrentamiento global, Estados Unidos ya ha emitido recientemente un documento oficial que se llama Marco Estratégico para el Hemisferio Occidental, donde habla específicamente de China, generalmente bajo algún alias, a veces habla del país con nombre propio, pero a veces dice “actores externos que ejercen una influencia maligna” o “países que no son economías de mercado”, que son términos cifrados para referirse a China. Y con eso estamos hablando de que Estados Unidos busca que China tenga la menor presencia posible en América Latina y el Caribe, específicamente. Ese documento es sobre nuestro hemisferio. No habla del resto del mundo.
A eso habría que añadirle que ya a inicios del gobierno de Trump, cuando la Administración Obama había dicho que la Doctrina Monroe ya no era parte de la política exterior estadounidense, el primer secretario de Estado de Trump, Rex Tillerson, dijo que la doctrina Monroe estaba tan vigente hoy como cuando fue anunciada en la primera mitad del siglo XIX. Y esa es la doctrina que en aras de impedir el acceso a la región de Estados extra hemisféricos –en ese entonces estaban más preocupado por Inglaterra y Francia o de Holanda– señalaba que Estados Unidos se reservaba el derecho a intervenir en la región. Ya en el siglo XX eso se convierte en la doctrina de contención contra el comunismo soviético y la nueva versión del siglo XXI es el intento de contener la presencia de China. Pero a diferencia de Francia o el Reino Unido, que buscaban colonias en América, o de la Unión Soviética, que a través de Cuba, que era su aliado, subvertía el orden interno de los países de la región a través de guerrillas; en el caso de China uno no puede alegar que China esté haciendo algo comparable. China está haciendo negocios, básicamente.
— ¿Qué escenario plantea eso para Estados Unidos?
Plantea un problema a Estados Unidos porque mientras tú no ofrezcas negocios igual de lucrativos, los países no van a tener una razón para dejar de hacer negocios con China. Y Estados Unidos básicamente ha tenido una actitud de perro del hortelano. Por ejemplo, al renegociar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte de manera coercitiva, poniendo en el tratado una norma que establece que Canadá y México no pueden tener acuerdos comerciales con China. No lo dice con nombre propio, pero habla de países que no sean economías de mercado y el único caso importante es China. Dentro de esta línea de reducir la influencia china en la región se da este pronunciamiento de la Embajada de Estados Unidos en el Perú.
— Entonces este tipo de enfrentamientos a nivel diplomático no resulta sorprendente en este contexto…
No es sorprendente, en absoluto. Ahora, en favor de Estados Unidos, en este caso particular, habría que decir que el Gobierno de Ecuador hizo cargos similares a la flota china a los que hace el Gobierno Estadounidense. Lo que dicen básicamente es que los pesqueros de pronto cambian de bandera y el nombre de la embarcación para no ser identificados y que incluso desconectan las comunicaciones satelitales para que no puedan ser ubicados por GPS y así poder pescar en zona económica exclusiva del Ecuador. Entonces, el temor sería que hagan lo mismo en el Perú si fuera cierto que hicieron eso en Ecuador.
— En su respuesta en Twitter a la legación estadounidense, la Embajada China afirmó que espera que el “público peruano no sea engañado por las informaciones falsas”. ¿Ese tipo de comentario es habitual en el caso de China?
No lo era hasta Donald Trump. Mira cómo Trump se refirió ayer sobre China ayer en su aparición virtual ante la Asamblea General de la ONU. Dijo que hay que hacer que la nación que desencadenó esta plaga sobre el mundo [en referencia al coronavirus] rinda cuentas. Llega un punto en que no hay otra forma de responder que no sea a través de plantear tus propias amenazas.
China todavía no ha amenazado con sanciones al Perú, pero ya tenemos situaciones que podrían reproducirse en nuestra región, como el hecho de que Estados Unidos amenazó a Alemania con sanciones si usa a la empresa china Huawei en el establecimiento de su red 5G. Y luego China amenazó a Alemania con sanciones si hace caso a las amenazas de Estados Unidos. Entonces podríamos vernos en esa situación. Ya está ocurriendo en el caso alemán y si pueden hacerlo con Alemania con seguridad pueden hacerlo con el Perú. El tema 5G todavía no es de gran importancia aquí, pero tarde o temprano lo será. Y si Trump es reelegido nos vamos a ver envueltos en el conflicto.
— ¿Cómo podría definirse este incidente entre las embajadas en el Perú en medio de esta llamada “nueva Guerra Fría”?
Ni el Perú ni nadie quiere verse envuelto en el contexto de un conflicto que escale entre dos países que, en nuestro caso, son nuestros dos primeros socios comerciales y fuentes muy importantes de inversión extranjera en el país. Nadie querría verse atrapado en ese contexto, pero si Trump fuera reelegido van a empezar a plantearnos la disyuntiva “conmigo o con China y si te vas con China te aplico sanciones”. Y China ya está empezando a hacer lo mismo. En primer lugar, no hay que meternos en la disputa si no es necesario, es decir, si no nos involucran, porque no lo haríamos por voluntad propia. En segundo lugar, Estados Unidos finalmente parece entender que no puede simplemente aplicar sanciones para evitar que países tengan comercio con China y menos cuando el comercio internacional se ha reducido dramáticamente por la pandemia y la recesión asociada a ella.
Estados Unidos ha creado la Corporación Internacional de Financiamiento para el Desarrollo, que va a intentar canalizar inversión privada estadounidense hacia la región. Al menos ahí esto podría tener una dimensión positiva, en el sentido de que lo que no obtengas de una potencia podrías obtenerlo de la otra, y le dices a las potencias “si tú no me lo das, lo obtendré de tu rival”. O sea, podría haber una dimensión positiva de todo esto, pero en general es una mala noticia que nuestros dos primeros socios comerciales nos involucren en sus problemas.
— Al hablar sobre la disputa entre Estados Unidos y China, el secretario general de la ONU, Antonio Guterres, pidió hacer lo posible para evitar una nueva Guerra Fría y alertó que “estamos avanzando en una dirección muy peligrosa”. ¿Realmente es esto una nueva Guerra Fría que va en un rumbo peligroso?
La Guerra Fría se llamó así por constituir la alternativa a una guerra termonuclear, o sea a una guerra en la cual el calor que generan en las bombas atómicas es tan alto que convertir los cuerpos humanos del estado sólido al estado gaseoso, sin pasar por el estado líquido. Por eso esta guerra era fría, porque las grandes potencias nucleares no se iban a enfrentar directamente, se enfrentaban a través de aliados en la periferia del sistema internacional. La Guerra Fría no era un conflicto donde una guerra real entre las grandes potencias fuera probable, y durante la Guerra Fría hubo cooperación, no fue un conflicto sin cuartel.
Es más difícil que haya algo así entre China y Estados Unidos porque China no tiene alianzas militares. La Unión Soviética tenía alianzas como el Pacto de Varsovia, tenía sus propias alianzas militares contrapuestas a las alianzas militares lideradas por Estados Unidos como la OTAN o el TIAR, China no tiene nada equivalente. Además, entre la Unión Soviética y Estados Unidos no había gran relación económica, en cambio China tiene a Estados Unidos como primer socio comercial y China es el segundo o tercer socio comercial de Estados Unidos, entonces no son situaciones equivalentes, pero en el caso de que Trump sea reelegido –y yo diría que incluso si gana el demócrata Joe Biden– lo que es obvio es que estos países están destinados a ser rivales, no aliados. Pero cómo manejar la rivalidad es algo que ofrece múltiples matices, no tendría por qué ser una nueva Guerra Fría.
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