Miles de años antes de que el mundo elevara las alarmas por el coronavirus, una epidemia devastó Atenas y provocó que esa ciudad-estado perdiera un tercio de las personas que se resguardaban tras sus muros.
Era 430 a.C., en el inicio del segundo año de la guerra del Peloponeso, cuando la ‘Plaga de Atenas’ se desató en esa ciudad y en las urbes más populosas de Ática. La pandemia duró algo más de cuatro años y causó la muerte de unas 100.000 personas, un cuarto a un tercio de la población de la ‘polis’.
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Lo que se sabe de la enfermedad, que también ha sido llamada ‘Peste de Atenas’ o ‘Peste del Peloponeso’, se desprende de la magistral descripción que el historiador clásico Tucídides (460 a.C.-396 a.C.) hace en su Historia de la Guerra del Peloponeso, un relato que ha perdurado por 25 siglos por su interés médico y por su fuerza dramática.
La Revista Chilena de Infectología destaca que la descripción de Tucídides de los síntomas y signos de la enfermedad, su evolución y las consecuencias sobre las personas y sobre el orden social y moral ha cautivado a médicos, filólogos e historiadores. “Ha inspirado obras literarias y cientos de artículos sobre la etiología de la plaga sin que hasta el momento exista acuerdo sobre qué fue, si es historia o tragedia, e incluso, si es que hay una respuesta única a estas alternativas”.
“Sobrevino a los atenienses una epidemia muy grande, que primero sufrieron la ciudad de Lemnos y otros muchos lugares. Jamás se vio en parte alguna del mundo tan grande pestilencia, ni que tanta gente matase. Los médicos no acertaban el remedio, porque al principio desconocían la enfermedad, y muchos de ellos morían los primeros al visitar a los enfermos. No aprovechaba el arte humana, ni los votos ni plegarias en los templos, ni adivinaciones, ni otros medios de que usaban, porque en efecto valían muy poco; y vencidos del mal, se dejaban morir”, contaba Tucídides.
Síntomas terribles
Según recoge un artículo publicado por el diario español “El Mundo”, los síntomas de la enfermedad descritos por Tucídides han dado pie a numerosas teorías acerca de la naturaleza de la epidemia. Los científicos han enunciado a lo largo de la historia hasta 28 hipótesis distintas al respecto.
“Violentos dolores de cabeza, [...] enrojecimiento e inflamación de los ojos, sufusiones de sangre en garganta y lengua... El cuerpo se ponía de color lívido, hacia rojo, y aparecían pústulas y úlceras […] La inquietud se hacía intolerable y morían al séptimo o noveno día. Si sobrevivían este tiempo, aparecían extenuantes diarreas que terminaban con la vida del enfermo. Algunos escapaban vivos, pero perdiendo los ojos o los dedos de manos y pies”, describía Tucídides.
En el 2006, científicos de la Universidad de Atenas afirmaron que la ‘Plaga de Atenas’ fue en realidad una epidemia de fiebre tifoidea, una enfermedad infecciosa provocada por una bacteria denominada ‘Salmonella tiphy’.
Para comprobar cuál de las teorías era la acertada los científicos realizaron la amplificación de secuencias de ADN pertenecientes a distintos agentes infecciosos, material genético que fue comparado con los fragmentos de ADN extraídos de cuerpos descubiertos en 1994 en el cementerio de Kerameikos, en Atenas.
Aunque al inicio no se encontraron coincidencias, en el séptimo intento, algunas secuencias del ADN de la ‘Salmonella tiphy’ fueron identificadas en la pulpa dental rescatada de los restos de la tumba.
“En conclusión, los resultados de este estudio señalan la fiebre tifoidea como causa probable de la ‘Plaga de Atenas’”, señala el estudio, publicado en el ‘International Journal of Infectious Diseases’.
“Considerando la superpoblación y condiciones de insalubridad que se daban dentro de los muros de la sitiada Atenas, una epidemia de tifus podría haber sido la causa del desastre”, agrega.
Mató al mismísimo Pericles
Como ya se ha mencionado, la epidemia coincidió con un momento agitado en la antigua Grecia, pues Atenas y Esparta se batían en guerra por el control del Mediterráneo en lo que se conoce como la Guerra del Peloponeso.
Fue entonces que la enfermedad causó muerte dentro de los muros atenienses favoreciendo a los guerreros espartanos. Miles de soldados dedicados a defender a los atenienses se contaron entre los fallecidos e incluso Pericles, el gran dirigente de Atenas, murió a causa de la enfermedad. Pericles murió a causa de uno de los brotes posteriores en 429 a. C.
“Como consecuencia de la enfermedad habían muerto sus dos hijos mayores y su hermana; también falleció una de sus amantes, la bella Elpinice, y tuvo que ver expirar a varios de sus amigos. Entre otras anécdotas a este propósito, se cuenta que Pericles solo lloró una vez en su vida, al enterrar a su querido hijo Páralo en el fatídico año 429 a.C. Pero el destino le tenía reservado ser también él mismo víctima de la enfermedad”, indica un artículo de National Geographic.
Al hablar da la fatalidad dejada por la plaga, que comenzó en Etiopía, atravesó Egipto y Libia y llegó luego al mundo griego, Tucídides apunta que epidemia brotó en una ciudad abarrotada.