El virus más resistente que tiene inoculado Vladimir Putin es el deseo de devolver a Rusia a lo más alto de la escena internacional. En tiempos de coronavirus, ese objetivo podría traducirse en ganar la carrera por crear la vacuna que ponga fin a la pandemia.
Por eso, mientras China dice estar cerca de desarrollar la vacuna y Donald Trump plantea la posibilidad de tenerla antes de noviembre, Putin le habló al mundo la semana pasada convencido de que había dado el batacazo. Anunció que Rusia se convirtió en el primer país del mundo en registrar una vacuna eficaz contra el COVID-19 y que incluso una de sus hijas se vacunó.
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Pero tras la celebración llegó la suspicacia. La vacuna rusa, llamada Sputnik V, fue anunciada por el mandatario ultranacionalista antes de que se hubiesen completado sus pruebas finales. Rápidamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) y la comunidad científica mostraron sus reparos y pusieron en duda la eficacia y seguridad de la vacuna.
“Lo que ha hecho Putin es una movida de propaganda para favorecer y posicionar a Rusia en el plano internacional”, dice a El Comercio el internacionalista italiano Francesco Tucci. “Después de la caída de la Unión Soviética y del gobierno de Boris Yeltsin, Rusia desarrolló una especia de revanchismo. Quiere volver a ser un actor internacional de peso y una ocasión para hacerlo es la carrera para encontrar la vacuna”, afirma.
Y las intenciones del mandatario ruso se ven desde el nombre elegido para la vacuna: Sputnik V, que, según el analista internacional Francisco Belaunde Matossian es una clara referencia a la competencia espacial que Rusia tuvo con Estados Unidos en los años 50 y 60.
“Además, Rusia fue el primer país en lanzar un satélite al espacio, entonces lo que está haciendo Putin es empalmar esa historia gloriosa del momento de la Unión Soviética con la época actual. Para él es muy importante toda esta simbología para demostrar que Rusia es un país que está resurgiendo, que está retomando el rol que en algún momento había tenido”, afirma a este Diario.
Escenario propicio
La vacuna rusa llegó en el momento en que el propio Putin necesita una inyección de prestigio. Además de la caída de su popularidad debido al estancamiento de la economía, el mandatario enfrenta serios problemas internos como una fuerte ola de protestas en el oriente del país y el mismo manejo de la pandemia. Rusia ocupa el cuarto lugar en el mundo por el número de contagios.
Además, Putin enfrenta una creciente preocupación en su vecindad. En la fronteriza Bielorrusia el presidente Alexandre Lukashenko, en el poder desde 1994, se está enfrentado a un importante movimiento de protestas ciudadanas tras su reelección para un sexto periodo a la cabeza del país.
“Putin debe estar mirando con muchísima preocupación lo que está pasando ahora en Bielorrusia porque que se vayan a tumbar a Lukashenko, a pesar de que Lukashenko está medio peleado con él por temas nacionalistas, para él es una catástrofe. Sería dar el mensaje de que un dictador es derrocado por la gente”, dice Belaunde.
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SOBRE SPUTNIK 5
- Actualmente cinco vacunas han alcanzado la fase 3, entre las que no se encuentra la rusa Sputnik V, llamada así en homenaje al primer satélite lanzado por la Unión Soviética en 1957.
- Los llamados ensayos de fase 3, que suelen durar meses e implican a miles de personas, son la única forma de demostrar si una vacuna experimental es segura y si realmente funciona.
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Putin entra en el escenario internacional de la pandemia con 20 años al mando de Rusia y tras un reciente referéndum constitucional que le abrió las puertas para permanecer en la presidencia hasta el 2036.
En el frente externo la situación no es mucho mejor. Hasta antes del martes, Rusia parecía estar al margen de la batalla internacional por el coronavirus. Su anuncio constituye el más reciente de los intentos de Putin por dotar de liderazgo a Moscú.
“Rusia quiere reaparecer. Putin está utilizando esto como parte de su política general. Moscú tiene ahora una mayor presencia geopolítica. La ha recuperado en los últimos años en parte con su participación en Siria, Libia, República Centroafricana y Venezuela. Tiene una muy buena relación con Israel y su especie de alianza, aunque con problemas, con China. Rusia está adquiriendo una presencia que si bien no es la que tenía en los tiempos de la Unión Soviética, es un progreso respecto a los últimos tiempos”, explica Belaunde Matossian.
¿Liderazgo renovado?
Pese a las críticas a la vacuna, no todas las respuestas han sido negativas. “Unos 20 países están pidiendo esta vacuna. Más allá de lo que diga la OMS, para Putin es importante el impacto propagandístico”, apunta Belaunde.
La internacionalista Mayte Dongo respalda la misma idea. “Al menos parte de los objetivos de Putin se van a lograr, como vender las vacunas y mejorar su imagen. Porque las vacunas que se consideraban más importantes eran la china y la de Oxford, y ahora ha entrado la rusa, que antes no estaba en el radar”.
Dongo agrega que uno de los objetivos de Rusia con la vacuna es fortalecer su política de cooperación internacional y desarrollo, la misma que no va en las mismas líneas de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “de la que al inicio intentó ser parte, pero después de la acción de Crimea en el 2014 se alejó”.
Destaca además que pese a su objetivo de resurgir como potencia, Rusia tiene limitantes. “No tiene el poder económico ni militar de EE.UU., no tiene el poder económico de otros países. Sigue dependiendo de la venta de materias primas. Por eso para Putin son importantes estos mensajes políticos, es donde él puede ejercer más presión. Cuando tienes menos poder en términos de capacidad económica o tecnológica, aunque está intentando cambiar esa imagen, lo que te queda es apelar al discurso, a la política y también saber posicionarte. Yo creo que eso es algo que le ha funcionado a Putin y que le está funcionando ahora con la vacuna”, explica.
De cualquier modo, el riesgo que ha asumido Putin es igual de grande que la posible recompensa. “En caso de no haber desarrollado una vacuna exitosa, se está exponiendo, yo diría que con poco juicio, a un juzgamiento mundial. Si no funciona la vacuna, todo el mundo sabrá que en esta carrera Rusia se apresuró”, considera Francesco Tucci.
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