La periodista peruana Patricia Castro Obando cuenta a El Comercio cómo vive la cuarentena en Beijing por el cortonavirus.
La periodista peruana Patricia Castro Obando cuenta a El Comercio cómo vive la cuarentena en Beijing por el cortonavirus.
Milagros Asto Sánchez

La periodista peruana Patricia Castro Obando lleva 16 años viviendo en y nunca había visto a la capital china tan vacía como está ahora a causa del brote de .

Desde sus redes sociales, esta excorresponsal de El Comercio comparte no solo qué ha cambiado en su vida diaria desde que se declaró la epidemia, sino que aclara el panorama para quienes se preguntan cómo se vive la emergencia en el país asiático.

En sus publicaciones explica, por ejemplo, que en China no hay una sola cuarentena. Incluso en Beijing, donde vive con su esposa, existen varias cuarentenas a la vez, algunas son rígidas, otras más flexibles y están también las autoimpuestas, que, destaca, son más comunes de lo que se cree.

En diálogo telefónico con El Comercio, Castro destaca la actitud colaborativa de los residentes del país ante las medidas impuestas por el gobierno y afirmó que una de las cosas que más le ha sorprendido es cómo la tecnología ha sido clave para sobrellevar la situación.

— Las autoridades chinas han informado que el registro de nuevos casos de contagio en el país ha disminuido. ¿Cómo se vive la cuarentena en Beijing a este punto? ¿Algo ha cambiado?

Aquí podemos ver dos niveles. Por un lado, el gobierno ha instado a las compañías a reanudar sus operaciones. Bueno, la mayor parte de compañías siguen funcionando online, pero hay algunas, especialmente aquellas vinculadas a los servicios primarios o los servicios a la comunidad -como los servicios de delivery o los restaurantes-, que han tenido que volver a brindar sus servicios físicamente. Eso de alguna manera ha reactivado a la ciudad. Pero, por otro lado, la cuarentena para personas que tienen trabajos online o para la población en general sigue siendo muy estricta.

Aquí desde la semana pasada tenemos un carnet y solo con ese carnet podemos salir y volver al edificio en el que vivimos. Eso pasa en todos lados, ninguna persona extraña puede entrar a ninguna zona residencial que no sea la suya. Sí podemos salir, salimos básicamente a los malls a comprar víveres. De hecho creo que nosotras somos las que más salimos, el resto de la gente no sale y compra absolutamente todo por Internet.

— ¿En parte siguiendo una cuarentena autoimpuesta?

Claro, hay mucho de esta cuarentena autoimpuesta porque, por un lado, hay mucho temor al contagio. Aunque se diga que las cifras de mortandad son muy bajas comparadas con las del contagio, los que se han contagiado dicen que el proceso es sumamente doloroso. A veces la gente dice que solo es una gripe, pero no es así. Es un proceso sumamente doloroso y muy incierto porque no sabes si esa semana vas a sobrevivir. ¿Qué pasa si justo tú eres de aquellos que no sobreviven porque no hay cura?

Mucha gente se ve tan emocionalmente afectada por este tema que muchas personas que están en un rango de menor riesgo (los jóvenes o las personas menores de 45 y 50 años) tampoco quieren salir. Y ahí entra otro factor. Tú puedes salir, pero qué pasa si vuelves y contagias a alguien de tu familia que no tiene el sistema físico tan bueno como tú. Y claro, mucha gente vive con sus padres y con sus niños y ahí está el factor de no querer exponerlos. La cuarentena autoimpuesta es una medida muy pragmática, es cierto, pero también hay un tema emocional.

— En una de tus publicaciones contaste que se han instalado estantes afuera de los edificios especialmente para recibir los deliverys…

Sí. En realidad en China, y esto es así desde hace más de un año, todo lo compramos por Internet y lo pagamos a través del teléfono celular. Nadie carga dinero. Cuando salió esa noticia de que China lavaba los billetes acá se hicieron muchas bromas en Internet porque todos se preguntaban “¿cuáles billetes?”. Nosotros ya no vemos billetes, es más, no puedes ir a comprar y pagar con billetes porque hay muchos sitios donde no los aceptan. Se puede decir que el comercio electrónico ha sido un gran salvavidas para esta crisis.

Ahora, siempre ha sido muy común que tú compras todo por Internet y te llega no a la puerta de tu edificio, sino a la puerta de tu casa. Yo comparto el piso con dos departamentos y varias veces he llegado y no he podido ni pasar por las cajas de mis vecinos que están en el pasillo. Los ciudadanos chinos están muy acostumbrados a esta interacción con el Internet. El hecho de que los servicios de delivery ahora se dejen afuera para nosotros es una excepción, no es la norma.

Ciudadanos que sirven como voluntarios de seguridad pública ordenan que un automóvil se detenga en la entrada de una aldea en el distrito de Tongzhou, en Beijing. La imagen corresponde al 21 de febrero. (Foto: EFE)
Ciudadanos que sirven como voluntarios de seguridad pública ordenan que un automóvil se detenga en la entrada de una aldea en el distrito de Tongzhou, en Beijing. La imagen corresponde al 21 de febrero. (Foto: EFE)
/ WU HONG

— ¿Cuáles son las medidas obligatorias impuestas en Beijing por el coronavirus?

Antes que nada, tienes que tener un carnet de identificación que diga que eres residente en Beijing. La primera medida obligatoria es obtener a través de tu oficina de administración un carnet con el que podrás salir e ingresar de tu casa y otros lugares. Es un carnet especial para esta época, y no es tanto para que salgas, sino para que regreses porque si no tienes el carnet no te van a dejar entrar. Ahora, cuando regresas te toman la temperatura. En absolutamente todos los lugares a los que tú ingresas o de los que sales te toman la temperatura. Siempre. El uso de mascarillas es obligatorio.

El otro día vi a un extranjero que estaba corriendo, haciendo deporte, sin máscara. Yo había ido a comprar al mall, lo vi un instante, volteé y cuando volví a verlo segundos después ya había dos policías corriendo detrás de él. Ni siquiera tuve que quedarme a ver para saber que le iban a poner la mascarilla porque no se trata solo de su protección, sino de la protección de todos. Entonces las mascarillas, el control de la temperatura y el carnet de residencia son tres cosas obligatorias.

— ¿Cómo es el caso de los estudiantes extranjeros?

Cuando pasó esto de la epidemia, la mayor parte de estudiantes extranjeros que vivían en China regresó a sus países, muchos de los peruanos se fueron a Perú. Ha quedado un número muy pequeñito de estudiantes y ellos tienen una cuarentena no tan flexible porque no pueden salir de su campus universitario, solo pueden hacerlo con un permiso especial. Digamos que ellos tienen una cuarentena un poquito más rígida, pero no quiero generalizar porque he escuchado que algunas universidades chinas son más abiertas y otras tienen incluso una cuarentena más estricta.

Además, la cuarentena cambia mucho de distrito a distrito. A pesar de que yo vivo en Beijing, veo que mi distrito es muy rígido, quizá porque vivo en la zona diplomática. He escuchado que esta zona y la zona de los estudiantes están con una cuarentena bastante supervisada, mientras que otros distritos donde hay muy pocos casos están con una cuarentena un poquito más flexible. Las urbanizaciones donde ya se detectó un solo caso de contagio se cierran completamente. Ponen una cinta blanca y nadie puede entrar y nadie puede salir. Entonces, incluso en Beijing funcionan distintos sistemas de cuarentena.

Castro destaca que muchos de los ciudadanos de Beijing siguen una cuarentena autoimpuesta. (Foto: Reuters)
Castro destaca que muchos de los ciudadanos de Beijing siguen una cuarentena autoimpuesta. (Foto: Reuters)
/ THOMAS PETER

— ¿Qué pasaría si a alguien se le ocurriese incumplir las medidas obligatorias?

Lo que ocurrió con el extranjero que vi corriendo sin mascarilla y que, como mucha gente, está emocionalmente harto. Pero en China esos no son los casos comunes, la mayor parte de la gente quiere hacer cuarentena. La población china es muy consciente, no se resiste a eso, todo lo contrario, colabora de una manera muy efectiva. Tanto así que si el gobierno ya les está diciendo que vayan a trabajar ellos no quieren ir y están hablando con sus compañías para hacer teletrabajo o cosas así.

Aunque sí he visto lo contrario especialmente en los círculos extranjeros, pero acá hay que establecer las diferencias. Para los chinos esta es su ciudad, este es su país, es su familia la que está acá, en cambio la mayor parte de extranjeros que viven en Beijing están solos, muy pocos traen a sus familias. Entonces ya hay una cuestión emocional, es diferente estar solo en tu casa, donde no ves a nadie y quieres salir corriendo. Yo lo veo en los círculos de chat que tenemos, muchos se desesperan por no poder salir. Entonces ese es otro factor, ellos no tienen a nadie en su casa, mientras que los ciudadanos chinos tienen a sus familias.

— ¿Cómo es la interacción con sus vecinos por estos días?

Tenemos mucho contacto a través de WeChat, es como en otras partes del mundo con el WhatsApp. Hace más de un mes que no nos veíamos las caras físicamente pero por WeChat siempre estamos en contacto con todos, con los vecinos, con los peruanos en China, con la gente de la embajada, con los amigos chinos. Desde la semana pasada que el gobierno dijo que se podía volver a trabajar ya nos animamos a salir a comprar una vez a la semana.

— Hay quienes dicen que este tipo de cuarentenas solo pueden ser mantenidas por gobiernos como el de China y que sería difícil replicarlo en países más democráticos…

Yo creo que hay varios aspectos a la vez. Por un lado, sí es cierto que el gobierno chino es bastante controlador, pero, por otro lado, también hay que destacar la colaboración de la gente. La gente es muy colaborativa. Se dice que todos usen máscaras y todos usan máscaras. Creo que es una cuestión muy propia de la ciudadanía china y de su cultura. También considero que el gobierno debería ceder un poco en el control en algunos campos porque la sociedad está completamente capacitada. Esta crisis lo está demostrando.

Así lucía el 26 de febrero una la zona comercial y residencial de Sanlitun, en el distrito de Chaoyang, en Beijing. (Foto: EFE)
Así lucía el 26 de febrero una la zona comercial y residencial de Sanlitun, en el distrito de Chaoyang, en Beijing. (Foto: EFE)
/ ROMAN PILIPEY

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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La OMS eleva amenaza del coronavirus, que se propaga por el mundo. (AFP).

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