A Joe Biden lo apodaban ‘Dash’. En la secundaria, sus compañeros se burlaban de su tartamudez y utilizaban parte del código morse para describir su forma de alargar las palabras. También lo llamaban ‘Bye Bye’, por su poca facilidad para decir su apellido. Pero este sábado hizo historia al convertirse en el nuevo presidente electo de Estados Unidos, un cargo que asumirá a los 78 años tras una vida dedicada a al servicio público que culmina con la expulsión de Donald Trump de la Casa Blanca.
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El camino para superar su problema de dicción fue largo aunque con el tiempo logró manejarlo. De vez en cuando, sin embargo, este vuelve a aparecer. Bastaría con revisar los debates -que lo enfrentan a Donald Trump en la carrera para la presidencia de Estados Unidos- para verlo.
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La infancia de Biden en Scranton, ciudad que lo vio nacer en 1942, fue bastante común, pero lo suficiente como para establecer una relación especial con ese lugar.
Su familia echó raíces en esa parte de Pensilvania a mediados del siglo XIX. Su tatarabuelo Patrick Blewitt dejó Irlanda para migrar a la ciudad e incluso ayudó a diseñar sus calles, mientras que su otro tatarabuelo, James Finnegan, también migró del mismo país hacia ese lugar. Las familias se conocieron en Scranton.
La vida, sin embargo, lo obligaría a mudarse. Por muchos años, tuvieron que pasar apuros económicos porque su padre no lograba conseguir un buen trabajo, hasta que, en 1953, le ofrecieron uno vendiendo carros en Delaware. Sin pensarlo dos veces, se cambiaron de ciudad.
Aun así, Joe Biden siempre visitó Scranton, sobre todo en las vacaciones de verano.
En programas cómicos como “Saturday Night Live” han sabido burlarse de él y su orgullo de ser de Scranton.
Al terminar el colegio, Biden estudió Historia y Ciencia Política en la Universidad de Delaware. La vida le sonreía, y hasta pudo jugar fútbol americano.
Fue en un viaje a las Bahamas donde conoció a Nelia Hunter, su primera esposa. Cuentan que, en una conversación con su suegra, él afirmó que quería ser presidente.
Más adelante, en 1965, fue admitido en la Escuela de Leyes de la Universidad de Siracusa, y pronto se unió al partido demócrata.
Su carrera política había comenzado.
En 1972, con 29 años, fue elegido Senador, siendo el quinto más joven en la historia de Estados Unidos.
LA TRAGEDIA FAMILIAR
Neilia Hunter manejaba su Station Wagon de regreso a casa. La acompañaban sus pequeños hijos Beau, Naomi y Hunter, con los que acaba de comprar un árbol de Navidad. De pronto, un trailer que cargaba choclos colisionó con su auto.
Beau y Hunter sufrieron heridas. Nelia y Naomi, de 1 año, fallecieron.
Joe Biden decidió que no asistiría a la ceremonia de nombramiento como Senador para estar con sus hijos. En el cuarto de Beau en el hospital, él juramentó.
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Su vida había cambiado por completo.
A diferencia de sus compañeros, él decidió no mudarse a Washington. Por el contrario, se quedó en Delaware y a diario tomó el tren (que actualmente demora una hora y media) para ir a trabajar.
LA VIDA PÚBLICA DE BIDEN
En líneas generales, la gestión de Joe Biden como Senador (desde 1973 hasta el 2009) fue bastante buena y apreciada por los electores.
Fue reconocido por su buen manejo de la política exterior, por la búsqueda de paz en Los Balcanes, su oposición a la guerra del Golfo y sus ganas por expandir la OTAN.
También se le reconoce haber escrito el Acta de Violencia en Contra de la Mujer de 1994, que destinó millones dólares para perseguir crímenes violentos y permitirles a las víctimas denunciar a los atacantes aun cuando los fiscales no abrían casos criminales.
Sus detractores, sin embargo, observan su ley contra el crimen -que endureció las penas en los casos de drogas-, y lo señalan como el causante de encarcelar a varias generaciones de personas de color y a la población blanca más pobre.
De igual forma, se opuso a que George W. Bush fuera a la guerra contra Irak.
Paradójicamente, en su intento por ser presidente de Estados Unidos, terminaría por dañar su imagen casi impoluta, y revelarse como un político impopular.
La primera vez que lo intentó fue en 1987, cuando compitió para ganarse la nominación de los demócratas. Era un candidato con todas las de ganar, hasta que estalló un escándalo mediático: Joe Biden había plagiado sus discursos.
Los medios de comunicación investigaron y descubrieron que había copiado palabras de Neil Kinnock, líder del partido laborista inglés, así como de Robert F. Kennedy y Hubert Humphrey.
Pero también se halló un cadáver en el closet. Se supo que, en 1965, él había plagiado cinco páginas de un artículo publicado en una revista de leyes.
En septiembre de ese año, Biden abandonó sus aspiraciones presidenciales. Meses más tarde, y luego de un viaje a Europa, le detectaron un aneurisma cerebral del que fue operado con éxito.
La segunda vez que intentó llegar a la Casa Blanca fue en el 2007. Entonces, él propuso una solución política para el conflicto con Irak, en vez de una militar, de la que era partidaria su rival Hillary Clinton. Aun así, ninguno de los dos logró imponerse, sino, más bien, Barack Obama.
Una encuesta de Gallup reveló que jamás tuvo oportunidad. Mientras que el 38% no sabía quién era, un 17% no tenía una opinión sobre él, a diferencia de Clinton, que tuvo un 0% y 3% respectivamente.
Finalmente, en las primarias demócratas, él alcanzaría el quinto lugar con el 1% de los votos.
De esa carrera también se recuerdan sus poco respetuosas palabras sobre Obama. “Tenemos al primer afroamericano popular que es articulado, brillante y limpio. Él podría protagonizar una novela”, dijo.
Obama, sin embargo, vio en Joe Biden una manera de ganar los votos de los trabajadores y a alguien con experiencia en Washington, por lo que lo invitó a ser parte de su campaña.
En el 2009, Biden se convirtió en el cuadragésimo séptimo vicepresidente de Estados Unidos.
LOS ÚLTIMOS AÑOS
Como el segundo de la Casa Blanca, Joe Biden intentó encaminar la política internacional hacia lo que él defendía. En ese sentido, se opuso a Hillary Clinton, quien finalmente logró mandar a 21 mil tropas a la guerra contra Irak. En cuestiones de economía, impulsó el Recovery Act, que sumó 2 millones de trabajos, aumentó la inversión en EE.UU. y logró sacar al país de la crisis.
Además, redujo los impuestos de los salarios de los trabajadores, y siguió promoviendo el Acta de la Violencia en Contra de la Mujer, hasta abarcar violencia doméstica, ataques sexuales y acoso.
Entre tanto, Biden prefirió no hacer una carrera presidencial para las elecciones del 2016, dándole espacio a Hillary Clinton, quien finalmente perdería contra Donald Trump.
En el 2015, su vida personal volvió a sacudirse. Su hijo Beau, quien a los 46 años se proyectaba como favorito para ser gobernador de Delaware, falleció de cáncer al cerebro.
Él guardo silencio público.
Poco tiempo después, recibiría la Medalla Presidencial del Honor, el máximo honor que un civil puede recibir de parte de Estados Unidos.
Los problemas volverían en el 2019, cuando fue acusado por varias mujeres de haberlas hecho sentir incómodas cuando las abrazó o tocó inapropiadamente. Biden, en respuesta, se comprometió en ser más cuidados con el espacio personal del resto.
A esto se sumó el testimonio de una exasistente, Tara Reade, quien lo acusó haberla violado en los 90. Él negó las acusaciones y el caso pasó casi desapercibido.
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