El politólogo y docente de la PUCP Norberto Barreto anota que hay periodistas que se han quejado de lo aburrido que puede ser Joe Biden. Sus formas como presidente de Estados Unidos difieren diametralmente de las de su predecesor, Donald Trump, y eso significa menos sobresaltos, menos polémica. En plena civilización del espectáculo, ¿Biden marca una ruptura? Barreto lo niega. Al contrario, quien cambió el paradigma -según él- fue Trump, en tanto que Biden simboliza el regreso de la política tradicional.
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Con menos de seis meses en el cargo, Biden acaba de celebrar el primer Día de la Independencia de Estados Unidos. En este contexto valdría preguntarse si es que las diferencias entre él y su antecesor no solo son cosméticas. ¿Qué tan diferentes son la presente gestión y la que la precedió? Para hacer la comparación, Barreto propone observar por separado la política interior y la exterior.
“A nivel doméstico, el mayor logro de Biden es el proceso de vacunación, producto de darle un enfoque completamente distinto a la pandemia -señala-. Trump se caracterizó por la negación, la mala gestión y la ausencia del gobierno federal como un factor clave en la lucha contra el coronavirus”.
El gran problema a sortear con respecto a la pandemia es convencer a las personas de vacunarse. “Hay vacunas, existen los medios, pero hay gente de tradición individualista, desconfiada del Estado, que se niegan a hacerlo, así como se negaban a usar mascarillas”.
En el contexto de la crisis sanitaria, Biden también se ha desmarcado de Trump al otorgar estímulos económicos (Plan de Rescate) a los más afectados, una acción criticada por los republicanos. Curiosamente, él intentó sacar adelante la ayuda de forma bipartidaria -la concertación no era una opción para su predecesor-, aunque no tuvo éxito.
Pero no todo es alegría. “Su política de migración ha sido bastante criticada. No ha cambiado”, apunta Barreto. Según el académico, los votantes esperaban que la situación se modificara rápidamente, pero que no es tan sencillo sin el apoyo del Congreso. Actualmente, “hay gente deportada, hay problemas en las fronteras”.
Hay que rescatar, agrega Barreto, que la actitud sí ha cambiado: el tinte racista de la gestión de Trump se ha dejado de lado.
“A nivel doméstico, el primer problema que tiene Biden es que no tiene control del Senado y no puede impulsar todas las reformas que quisiera. Por ejemplo, el proyecto para mejorar la infraestructura del país: parece que llegaron a un acuerdo entre los partidos, pero por menos dinero que el que se pedía”.
¿Y el medio ambiente? “Se le critica que, por el proyecto de infraestructura, se ha reducido considerablemente las partidas destinadas a estos temas”.
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CUESTIÓN DE EMPATÍA
“La prioridad de Joe Biden es mandar un mensaje al mundo: Estados Unidos está de vuelta, y por eso hay que reafirmar a los amigos y señalar a los enemigos”.
Para Barreto, Biden quiere dejar atrás cuatro años de política accidentada, calmar las aguas y dejar en claro que el país cumplirá con sus compromisos, por ejemplo, con la OTAN. Y no solo eso: que también está dispuesto a frenar las aspiraciones rusas y chinas.
“Parece que quiere negociar con Irán un tratado que a Donald Trump no le interesó, y puede que mejore su relación con Israel ahora que Benjamin Netanyahu no está, aunque la cercanía de Trump a ese país puede complicar la situación”, adelanta.
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Pero hay más. Cuando Biden visita lugares golpeados -como Miami-Dade, que recientemente sufrió el colapso de uno de sus edificios y la consecuente muerte y desaparición de cientos de personas- se preocupa por dar mensajes de unión.
“Un presidente tiene que ser empático, tiene que animar a su pueblo. Recuerda que uno de los momentos más emblemáticos de la gestión de Clinton fue cuando llegó a Oklahoma después del brutal atentado terrorista de 1995”, sostiene Barreto.
¿Y qué es lo que hacía Donald Trump? “Cuando muere mucha gente o hay un huracán que devasta una ciudad, el presidente tiene que ir. Pero no como lo hizo Trump, quien fue a Puerto Rico a tirar papel higiénico a la gente y a quejarse de lo mucho que le estaba costando al gobierno federal rescatar al país”.
Por ese tipo de situaciones es que Barreto dice que Biden es el “regreso a la calma después de la tormenta”, y que, si bien su gestión pasa por un buen momento, las cosas se le pueden salir de las manos. “El problema son las expectativas que generó. Son tan grandes y hay que cumplirlas, y eso está difícil”, sentencia.
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