Miles de personas se tomaron las calles en Estados Unidos este sábado para presionar acciones contra la devastadora violencia armada que azota al país, donde políticos republicanos han bloqueado repetidamente los esfuerzos para promulgar leyes más estrictas contra las armas de fuego.
Manifestantes de todas las edades se dirigieron hacia el National Mall en Washington, donde los activistas ubicaron más de 45.000 floreros, uno por cada persona asesinada por un arma de fuego en Estados Unidos durante 2020.
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“Protejan a la gente, no las armas”, rezaba uno de los carteles cerca del monumento de Washington. “El miedo no tiene lugar en las escuelas”, se leía en otro.
Dos terribles tiroteos el mes pasado, uno en una escuela primaria de Texas donde murieron 19 niños y dos profesores; y otro en un supermercado de Nueva York con saldo de 10 personas negras asesinadas, ayudaron a impulsar las manifestaciones de la organización March For Our Lives (Marcha por nuestras vidas).
El colectivo liderado por estudiantes y fundado por sobrevivientes del tiroteo en la escuela de Parkland, Florida, realizó una manifestación que convocó a cientos de miles de personas en la capital en marzo de 2018.
Cuatro años después, la protesta ha estado marcada por la frustración y la falta de avances.
“Ya es suficiente”, se escuchó varias veces desde el atril donde intervinieron X Gonzalez, sobreviviente de Parkland, y Yolanda King, nieta de Martin Luther King Jr.
“Estamos aquí para exigir justicia”, enfatizó Garnell Whitfield, cuya madre de 86 años fue asesinada en el tiroteo ejecutado por motivos raciales en un supermercado de Buffalo, Nueva York, el pasado 14 de mayo.
“Estamos aquí para acompañar a quienes son suficientemente valientes para reclamar sensibilización alrededor de la legislación de armas”.
Amplia indignación, poco cambio
El problema de las armas en Estados Unidos, que según el grupo Gun Violence Archive le ha costado la vida a más de 19.300 personas en lo que va de este año, es más grave que las masacres de gran repercusión mediática, con más de la mitad de esas muertes causadas por suicidio.
Además de la de Washington, cientos de otras manifestaciones a nivel nacional estaban programadas para este sábado, incluido Parkland, donde los asistentes portaban mensajes como “¿Soy el próximo?”.
Miles también se dieron cita en Nueva York. En Brooklyn, se levantaron cruces blancas por los niños asesinados en Uvalde y retratos de las víctimas de Buffalo fueron instalados en carritos de compra.
El fácil acceso a las armas de fuego y las condiciones de salud mental que pueden llevar a que estas sean usadas en ataques son problemas que han estado en el foco de la atención con la masacre del 24 de mayo en la primaria de Robb, en Uvalde, Texas.
El tiroteo fue perpetrado por un joven que compró dos rifles de asalto poco después de cumplir 18 años.
Los defensores de la regulación de armas piden endurecer las restricciones o la prohibición total para adquirir rifles. Sin embargo, opositores han tratado de asociar los asesinatos masivos como un asunto primordialmente de salud mental, no como un problema sobre las armas.
Gerald Mendes, profesor de educación física en Texas y quien se unió a la manifestación en Nueva York, dice que apoya el derecho constitucional estadounidense a portar armas pero “ciudadanos comunes y corrientes no necesitamos esos (fusiles) AR-15 y armas de guerra”.
La mayoría de estadounidenses apoya leyes sobre las armas más estrictas, pero la oposición de muchos congresistas republicanos ha hecho difícil alcanzar cambios importantes.
“La voluntad el pueblo estadounidense está siendo subvertida por una minoría”, dice Cynthia Martins, una residente de Washington de 63 años, en referencia al Partido Republicano.
“Hay una razón por la que seguimos todavía en esta situación”, añadió.
“El miedo que vivimos todos los días”
Algunos legisladores están intentando pasar regulaciones a las armas.
La Cámara de Representantes, controlada por los demócratas, pasó un paquete amplio de propuestas esta semana que incluía el aumento de la edad de compra de 18 a 21 años para la mayoría de rifles semiautomáticos. Sin embargo, el partido no cuenta con el requisito de 60 votos para que avance en el Senado.
Un grupo de legisladores multipartidista también ha venido trabajando en un estricto mosaico de controles que podría convertirse en el primer intento serio en décadas por lograr una reforma regulatoria.
Sin embargo, esta no incluye la prohibición de armas de asalto o la verificación de antecedentes universal, por lo cual podría quedarse corta frente a las expectativas del presidente Joe Biden.
Faith Barrett, una profesora que viajó a la manifestación con su hija, también maestra, expresó la frustración que comparten muchos en el evento.
“Estamos todavía en el mismo sitio”, lamentó la mujer de 47 años, describiendo la esperanza de un posible cambio solo como “tentativa”.
Ambas tienen planes listos en caso de que un tiroteo suceda en su escuela.
“La mayoría de profesores, en cada salón de clases al que van, piensan cómo poner a salvo a los chicos si algo pasa”, dijo Barrett.
El fantasma de la violencia armada también se cierne sobre la manifestación, donde la policía y las fuerzas de seguridad tiene fuerte presencia.
Un momento de silencio por las víctimas de Uvalde fue interrumpido por un breve pánico, cuando un disturbio cerca del escenario provocó que varias personas corrieran aterrorizadas.
Mientras la multitud rápidamente se calmó y el hombre que creó el caos fue detenido sin armas en su poder, según la Policía, algunos quedaron en medio de la conmoción y el llanto.
Fred Guttenberg, padre de una de las víctimas de Parkland, subió al atril para calmar a los asistentes.
“Infortunadamente alguien decidió aparecer y traer el miedo con el que vivimos cada día de nuestras vidas”.
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