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“La prensa afirma que soy un antivacunas y un antiindustria. Ni lo uno ni lo otro, estoy a favor de la seguridad”, afirmó Robert F. Kennedy Jr. ante el Comité de Finanzas del Senado en la primera audiencia del proceso que decidirá si toma la cartera de Salud y Servicios Humanos durante el gobierno de Donald Trump. Pero la historia del exabogado ambiental, quien ostenta el dudoso honor de ser el más polémico de los candidatos propuestos por el mandatario, parece indicar lo contrario, mostrando un legado de declaraciones dudosas y teorías conspiranoicas que van contra el consenso de la comunidad científica.
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Y es que de ser confirmado, el político de 71 años quedará a cargo de una cartera con más de 80.000 empleados y US$1,7 mil millones en presupuesto, encargada de garantizar la salud en un país de más de 335 millones de personas en momentos en el que la gripe aviar podría convertirse en una nueva pandemia.
En conversación con El Comercio, el internacionalista César Llona resalta la importancia del cargo de secretario de Salud, el cual “va a influir en la decisión que se tome en torno a qué programas se financiarán o qué se facilitará en la política sanitaria estadounidense, no solo en el tema de las vacunas, sino también en otras decisiones, recordemos que en el pasado incluso ha llegado a defender propuestas como retirar el flúor del agua”.
De ser aprobado por el Comité de Finanzas, la suerte de Kennedy se decidirá en el pleno del Senado, donde los republicanos mantienen una mayoría de 53 a 47 votos. Pero antes que esto, el excandidato presidencial también deberá comparecer ante el panel del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones y convencerlos de sus credenciales.
Para Llona, coordinador de Relaciones Internacionales en la Carrera de Negocios Internacionales de la Universidad de Lima, una posible aprobación de Kennedy podría marcar una nueva era en la política sanitaria estadounidense donde la ciencia ya no sea un factor predominante. Los efectos tampoco se quedarían en las fronteras del país y el experto señaló que este nombramiento no debe ser visto como un hecho aislado o un movimiento disonante con la nueva administración estadounidense, sino que forma parte de una mirada más aislacionista y ‘securitizada’ que ve con escepticismo la cooperación internacional, lo cual se ha puesto de manifiesto con el retiro de EE.UU. de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Acuerdo de París.
“Este enfoque por parte de la principal potencia planetaria nos puede afectar no solo a alentar movimientos similares en nuestro país. Además, necesitamos todavía la cooperación internacional y reglas para enfrentar desafíos como una nueva pandemia”, afirma. “No es necesariamente una buena noticia en la política internacional y habrá que ver si esta visión más moderada que ha expresado Kennedy en las audiencias se traduce en una eventual gestión suya”.
Líos de familia
La oposición contra RFK Jr. ha sido tan severa que incluye a miembros de su propia familia, con su prima Caroline - hija del presidente John F. Kennedy - calificando a ‘Bobby’ de “carecer de toda experiencia relevante” para el cargo.
“Sus opiniones sobre las vacunas son peligrosas y deliberadamente desinformadas. Estos hechos por sí solos deberían ser descalificadores, pero tiene cualidades personales relacionadas con este trabajo que, para mí, plantean una preocupación aún mayor”, despotricó la exembajadora de EE.UU. a Australia en una carta al Senado enviada en la víspera de la presentación de su primo allí.
Caroline va un paso más, tachando a su familiar de “depredador” y recordando su pasado como adicto a la heroína. “Siempre ha sido carismático, capaz de atraer a los demás por la fuerza de su personalidad, su voluntad de asumir riesgos y romper las reglas. Vi a sus hermanos pequeños y a sus primos seguirle por el camino de la drogadicción. Su sótano, su garaje, su dormitorio eran siempre el centro de la acción donde se conseguían drogas, y él disfrutaba mostrando cómo ponía pollos y ratones en una licuadora para alimentar a sus halcones. A menudo era una escena perversa de desesperación y violencia”, afirmó. Una acusación particularmente punzante si se toma en cuenta de que el hermano menor de RFK Jr., David Kennedy, falleció de una sobredosis en 1984.
Ambassador Caroline Kennedy’s statement to the US Senate on RFKJr’s nomination for HHS Secretary
— Jack Schlossberg (@JBKSchlossberg) January 28, 2025
This is a reading of a letter she just sent to Senate Committee on Health, Education, Labor and Pensions
I’m so proud of my courageous mother, who’s lived a life of dignity,… pic.twitter.com/feysNA0Wwp
Es una actitud que afirma no ha cambiado con su maduración, con Caroline afirmando que RFK Jr. “ha seguido tergiversando, mintiendo y engañando en su camino por la vida” y lo acusa de ser “adicto a la atención y al poder”. “Bobby se aprovecha de la desesperación de los padres de niños enfermos: vacuna a sus propios hijos mientras gana seguidores desanimando hipócritamente a otros padres para que no vacunen a los suyos”, señaló Caroline.
Creencias virales
Durante su presentación ante el Comité de Finanzas del Senado, Robert F. Kennedy Jr. negó enfáticamente estar en contra de la vacunación. Sin embargo, la estela de su carrera cuenta otra historia, una en la que es indudable su oposición a la inmunización.
Y es que desde 2005, RFK Jr. ha sido un prominente divulgador de desinformación sobre las vacunas, por ejemplo con la publicación de un artículo en la revista Rolling Stone en el que revivía un desacreditado artículo médico que señalaba una potencial relación entre las vacunas - en específico la vacuna triple vírica contra el sarampión, paperas y la rubéola - con el alza del autismo, así como la denuncia de la existencia de una conspiración para ocultar este riesgo ante el público.
Es una convicción de la que parece no haberse retractado y en el 2015 Kennedy asumió la presidencia de la ONG Children’s Health Defence, conocida por su desinformación respecto a las vacunas. Fue bajo este cargo que durante una incontrolable epidemia de sarampión en Samoa a fines del 2019, RFK Jr. envió una carta al primer ministro de la isla sugiriendo que la vacuna contra este mal podría haber causado el brote.
La epidemia costó 80 vidas, con los analistas señalando que si bien la migración y la pobreza fueron factores importantes para la rápida propagación del virus, también lo fue el aumento de la circulación de desinformación sobre la inmunización como el documental “Vaxxed”, producido por personas allegadas a Kennedy.
Y si bien RFK Jr. pidió licencia de la organización en el 2023 como parte de su campaña presidencial, el político repitió ese mismo año sus infundadas creencias en una entrevista en Fox News.
En mayo del 2021, en plena pandemia, RFK Jr. firmó una petición con la Administración de Alimentos y Medicamentos demandando que se rescinda la autorización para las vacunas contra el coronavirus, las mismas que su posible jefe, Donald Trump, había calificado de “milagrosas” solo meses antes.
No fue la única polémica declaración que realizó en torno al coronavirus, ya que durante una conferencia de prensa en julio del 2023 como parte de su campaña presidencial lanzó la teoría conspiratoria de que el COVID-19 estaba diseñado para atacar a los caucásicos y afrodescendientes. “Las personas más inmunes son los judíos asquenazíes y los chinos”, afirmó el político.
Más allá de las vacunas
Otras de sus creencias no refieren a las vacunas, aunque se presentan igualmente problemáticas, como afirmar que el aumento de los tiroteos masivos se debe en parte al uso de medicamentos antidepresivos como el Prozac, dudar de la firmemente establecida relación entre el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) y el sida o la propuesta de eliminar el flúor del agua bebible, un aditamento mineral que ayuda a prevenir las caries y otras dolencias dentales. También es un promotor de tomar leche no pasteurizada, costumbre que expone al bebedor a posibles bacterias patógenas como la tuberculosis, la difteria, la fiebre tifoidea, el E. Coli y la salmonella.
Sus creencias conspiranoicas no son las únicas muestras de excentricidad de RFK Jr., quien durante su corta campaña presidencial admitió haber sido el culpable detrás del misterioso hallazgo de un osezno en el Central Park de Nueva York hace una década, o la igualmente inusual historia de que un gusano parasitario se comió parte de su cerebro, una situación que le causó problemas de memoria de los que dijo ya se ha recuperado.
La presentación de Kennedy ante el Senado no solo estuvo marcada por su postura antivacunas. Durante las 3 horas y media de la primera audiencia el candidato a secretario de Salud se explayó sobre sobre su postura frente a los programas de seguridad social Medicare y Medicaid - confundiendo ambos en ciertos momentos -, así como su nueva posición frente al aborto más en línea con la de su posible jefe, Donald Trump.
“Estoy de acuerdo con el presidente Trump en que todo aborto es una tragedia. Estoy de acuerdo con él en que no podemos ser una nación con moral si registramos 1,2 millones de abortos por año”, afirmó.
RFK Jr. también promovió un programa que llamó “Haz que Estados Unidos sea sano otra vez” (MAHA por sus siglas en inglés), una variación del lema trumpista que pretende abordar la crisis de salud y enfermedades crónicas en el país mediante una alimentación más saludable y prácticas de responsabilidad ambiental como la disminución del uso de pesticidas. Eso sí, aseguró a los senadores de los estados rurales, republicanos en su mayoría, que cualquier cambio de políticas agrícolas para ser más ecológicas tendrá en cuenta la opinión de los agricultores.
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