Un joven hace deporte en la playa de Aguadulce, Roquetas de Mar (Almería, España), bajo la intensa calima debido al polvo procedente del desierto del Sáhara que ha penetrado en la Península y Baleares, y ha teñido de naranja los cielos de la costa mediterránea. (EFE/Carlos Barba).
España
Agencia AFP

Vehículos cubiertos de una capa de polvo naranja, pasillos del metro con arena y un cielo teñido de rojo: una gran nube de polvo proveniente del Sahara se cernió desde la noche del lunes sobre buena parte de , antes de continuar hacia Francia.

Personas limpiando con mangueras sus coches, sus terrazas o los portales de los edificios se podían ver en pleno centro de la capital española, donde este fino polvo ocre transformó el paisaje.

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En el metro y los estacionamientos los suelos estaban polvorientos y las ventanas en los últimos pisos de los edificios mostraban manchas marrones.

Atravesando los Pirineos, el fenómeno llegó este martes al oeste de Francia, y debe continuar hacia el norte, según el servicio meteorología Météo France, que advirtió que podría prolongarse hasta el jueves.

En España, a este fenómeno meteorológico, de fuertes vientos calientes cargados de polvo de arena del desierto del Sahara, se le denomina calima. Es bastante común, sobre todo en el archipiélago atlántico de Canarias, situado en el noroeste de África.

El actual es un “extraordinario episodio de calima con reducciones de la visibilidad muy importantes en amplias zonas de la península”, detalló en un mensaje a periodistas Rubén del Campo, portavoz de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), que afecta a “ciudades tan distantes como Granada (sur), Madrid (centro) y León (noroeste)”.

Va a ser persistente, ya que “está previsto que continúe llegando polvo en gran cantidad” en las horas siguientes, dijo Del Campo.

Las tormentas en el desierto del Sahara crean ráfagas de viento en la superficie del suelo, que levantan partículas de arena y polvo, explicó la Aemet en un video en Twitter.

Las partículas más pequeñas quedan suspendidas en el aire gracias a la diferencia de temperatura entre el aire caliente en altura y el suelo que se enfría, mientras que las más pesadas caen, según la institución.

Luego el viento transporta las partículas hacia la península ibérica, donde no se descarta que haya “lluvias de barro” sobre España, si confluye la calima con las precipitaciones, advirtió la Aemet.

La calidad del aire era “extremadamente desfavorable” este martes en Madrid, Segovia o Ávila, en el centro del país, según las autoridades.

En Francia, el fenómeno debería durar hasta el jueves, porque la arena “está bloqueada por un anticiclón sobre Grecia”, explicó a periodistas Marine Jeoffrion, de Météo France.

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