Los peruanos Omar Kuan, María Eugenia Cervantes, Gustavo Salazar y Malena Francia nos cuentan cómo viven la crisis por el coronavirus en Madrid, España.
Los peruanos Omar Kuan, María Eugenia Cervantes, Gustavo Salazar y Malena Francia nos cuentan cómo viven la crisis por el coronavirus en Madrid, España.
Yolanda Vaccaro

Ninguna tranquilidad transmiten las imágenes de médicos y enfermeras españoles mostrando ante las cámaras de televisión cómo usan bolsas de basura a modo de batas. Y es que no hay batas impermeables suficientes en medio de la irrupción del . Tampoco hay mascarillas ni guantes.

Si este material escasea para los profesionales de la salud, es fácil deducir que el resto de la población está mucho peor. La crisis del nuevo coronavirus ha pillado a los españoles demasiado confiados en la capacidad de su sistema público de salud.

A una semana de decretado el estado de alarma, no se sabe a ciencia cierta cuántos infectados hay porque no hay test suficientes; a las personas con síntomas leves se les dice que permanezcan aisladas en sus casas “hasta que estos pasen”.

Lo último es que la comunidad de Madrid, que concentra a más de la mitad de los miles de contagiados, ha enviado un kit de autodiagnóstico: un documento en PDF con preguntas para que uno mismo responda y deduzca si tiene el COVID-19. Si el resultado es positivo, lo mismo: quédate en casa para que no contagies a otros y hasta que se te pase. Parecería un chiste, pero suena amargo en las actuales circunstancias, con una persona muriendo cada 16 minutos en Madrid. Hasta ayer, España registraba 1.326 muertes.

Trabajadores del gobierno regional de Madrid acondicionan, contra el tiempo y contra el COVID-19, un hospital provisional en un centro de convenciones y exhibiciones de la capital española. (Foto: EFE)
Trabajadores del gobierno regional de Madrid acondicionan, contra el tiempo y contra el COVID-19, un hospital provisional en un centro de convenciones y exhibiciones de la capital española. (Foto: EFE)
/ MADRID REGIONAL GOVERNMENT / HAN

Las medidas gubernamentales han llegado tarde y parecen insuficientes. Desde hace dos semanas están cerrados los centros educativos y desde hace ocho días también han cerrado los restaurantes, bares, tiendas y centros comerciales.

En medio de este panorama, resuenan las inquietantes palabras pronunciadas esta semana por el ministro de Sanidad, Salvador Illa: “Vienen los días más duros [...] Seguiremos viendo un incremento de casos”.

Cuatro compatriotas nos cuentan cómo viven la pandemia en el tercer país más castigado por el COVID-19.

“Me dijeron que me fuera a casa, me aislara y tomara paracetamol”

Omar Kuan (Barman)

Omar Kuan Lambruschini, residente en Madrid, trabaja como barman en el restaurante de comida peruana Quispe, ahora cerrado, como todos los negocios de ese rubro. Hace nueve días empezó a sentirse mal, con la garganta muy seca, y llegó a tener 39,8 de fiebre. Acudió a su doctora de cabecera de la Seguridad Social, quien lo derivó al hospital Fundación Jiménez Díaz, donde no le hicieron prueba alguna, pero le dijeron que podía tener el coronavirus.

Me dieron un papel donde el único tratamiento es irme a casa, aislarme por 14 días y tomar paracetamol. Me dijeron que no me hacían el test porque su protocolo es hacerlo solo a quienes tienen pautas para ser hospitalizados, mayores de 65 años, a pesar de que yo tengo una condición coronaria”.

Al no haber test suficientes, en España a los casos que no son considerados graves no se les hace la prueba pero constan como enfermos del coronavirus. Oficialmente, Kuan está de baja médica por esta razón.

Omar vive con su esposa y un bebe nacido hace poco. “Tengo bastante miedo de contagiarlos”. Pero añade que, felizmente, con el paso de los días cree ir sintiéndose mejor.

“Nadie facilita ni hay dónde comprar mascarillas y batas”

María Eugenia Cervantes (Odontóloga)

María Eugenia Cervantes, odontóloga propietaria de dos clínicas dentales en Madrid, se ve atrapada entre varios frentes en estos días. Los decretos emitidos por el COVID-19 la obligan a atender a sus pacientes, pero no dan “medida alguna de protección” a los odontólogos.

Hemos cerrado la atención en las clínicas, pero atendemos todas las urgencias abriendo puntualmente las clínicas o a domicilio. Obviamente los dentistas no podemos atender a un metro de distancia y, por la naturaleza de nuestro trabajo, tenemos que ir al foco del contagio, la boca. Y nadie nos facilita ni hay dónde comprar mascarillas, guantes, batas impermeables. Tenemos mucho miedo. La Seguridad Social nos obliga sin darnos medios para que la gente con urgencias dentales no vaya a los hospitales”.

Encima, ella sigue pagando los sueldos de sus 20 empleados sin contar apenas con ingresos desde la vigencia del estado de alarma.

“Los hospitales públicos ya están saturados”

Gustavo Salazar (Ginecólogo)

Este médico ginecólogo, esposo de María Cervantes, trabaja en el hospital privado San Rafael. A diferencia de lo que ocurre en la sanidad pública, en el sector privado sí cuentan con mascarillas y el resto de materiales de prevención, aunque están empezando a sufrir restricciones. Hoy tiene más pacientes que nunca:

Nuestro centro de salud ha incrementado sus servicios porque los hospitales públicos ya están saturados, cada vez hay más pacientes sospechosos. Ya estamos atendiendo a las primeras gestantes infectadas por el virus. Felizmente, no lo transmiten a los fetos. El hospital ya está habilitado por si algún nosocomio público nos deriva a algún paciente porque, por el momento, tenemos capacidad para recibirlos”.

Nos cuenta que ayuda por vía telemática a cuatro compatriotas diagnosticados con el virus y aislados en sus casas. “Me van contando sus síntomas para darles recomendaciones. No los han hospitalizado porque tienen entre 35 y 45 años”.

“El aislamiento se vive dependiendo de cada carácter”

Malena Francia (Administradora)

Malena Francia es responsable de un centro de desarrollo de nuevas empresas en Villaverde, uno de los 21 de la capital española, ubicado en el sur de la misma. Ella, como todos los empleados del municipio madrileño, trabaja desde casa incluso desde antes del decreto de alarma del Gobierno Español.

A pesar de estar preocupada porque una persona que acudió a su centro de trabajo antes del cierre ha sido diagnosticada con el COVID-19, Malena ve positivo el aislamiento social, frente a lo que manifiestan sentir miles de españoles que –a través de las redes sociales– expresan miedo, tedio y hasta desesperación en esta complicada situación.

Este aislamiento se vive dependiendo del carácter de cada persona. Yo estoy bastante tranquila y me parece que nos viene bien la reflexión en estos momentos. En este tiempo podemos acumular fuerza física y mental, ponernos en sintonía con nosotros mismos”.

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¿Qué es el coronavirus?

De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), los coronavirus son una amplia familia de virus que pueden causar diferentes afecciones, desde el resfriado común hasta enfermedades más graves, como el síndrome respiratorio de Oriente Medio (MERS-CoV) y el síndrome respiratorio agudo severo (SRAS-CoV).

El coronavirus descubierto recientemente causa la enfermedad infecciosa por coronavirus COVID-19. Ambos fueron detectados luego del brote que se dio en Wuhan (China) en diciembre de 2019.

El cansancio, la fiebre y la tos seca son los síntomas más comunes de la COVID-19; sin embargo, algunos pacientes pueden presentar congestión nasal, dolores, rinorrea, dolor de garganta o diarrea.

Aunque la mayoría de los pacientes (alrededor del 80%) se recupera de la enfermedad sin necesidad de realizar ningún tratamiento especial, alrededor de una de cada seis personas que contraen la COVID-19 desarrolla una afección grave y presenta dificultad para respirar.

Para protegerse y evitar la propagación de la enfermedad, la OMS recomienda lavarse las manos con agua y jabón o utilizando un desinfectante a base de alcohol que mata los virus que pueden haber en las manos. Además, se debe mantener una distancia mínima de un metro frente a cualquier persona que estornude o tose, pues si se está demasiado cerca, se puede respirar las gotículas que albergan el virus de la COVID-19.

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