El 1 de junio de 1962 fue ahorcado Adolf Eichmann. Su cadáver fue cremado y arrojado en aguas internacionales. Fue la primera y última persona en ser condenada a muerte en Israel. ¿Los cargos en su contra? Haber diseñado un efectivo proceso de aniquilación con el que los nazis pudieron matar a 6 millones de judíos.
Por ello se le apodó el arquitecto del Holocausto.
LEE TAMBIÉN: Cómo fue la ultrasecreta misión para capturar hace 60 años al criminal nazi Adolf Eichmann, el arquitecto del Holocausto
El juicio en su contra, celebrado en 1961 en Jerusalén y transmitido por televisión a la señal internacional, es considerado un hito dentro de la historia judicial israelí. Los judíos finalmente tenían sentado en el banquillo a uno de los autores de la mayor herida de su historia.
Al ver a Eichmann, sin embargo, resultaba difícil imaginar que aquel delgado cincuentón de gruesos lentes fuera al mismo tiempo la mente maestra detrás de aquel genocidio.
Apoyado en eso, Eichmann basó su defensa en asegurar que solo era un funcionario al servicio del poder nazi que se limitó a obedecer las órdenes que llegaban desde arriba.
Por supuesto que eso no explicaba por qué diferentes sobrevivientes lograron identificarlo como pieza clave dentro del letal mecanismo nazi. Tampoco encajaba en su huida a Argentina, donde vivió por 10 años bajo el nombre de Ricardo Klement. Y mucho menos habría justificado el esfuerzo que realizó el Mossad, el servicio de inteligencia hebreo en el extranjero, para atraparlo y extraditarlo a Israel un año antes del juicio.
Pero casi todas las historias terminan encontrando un oído que las quiere escuchar. En el caso de Eichmann fue el de Hannah Arendt, la enviada de “The New Yorker” para cubrir el juicio quien terminó desarrollando la Teoría de la Banalidad del Mal, según la cual muchos alemanes cumplieron las órdenes que les daban los nazis sin imaginar que colaboraban con el exterminio.
Finalmente, nada pudo salvar a Eichmann de la horca, pero lo cierto es que la idea de que su papel había sido irrelevante en el Holocausto terminó instalándose en más de uno.
“Yo crecí escuchando que Eichmann había sido un simple burócrata que seguía órdenes, pero él entendía la ideología nazi, era partidario de ella y hacía más de lo que le pedían porque quería demostrar lo devoto que era”, explica el cineasta israelí Yariv Mozer, durante una videoconferencia ofrecida a un grupo de medios de Latinoamérica, entre ellos El Comercio.
“Sabía que las cintas cambiarían la imagen de Adolf Eichmann que se formó tras su juicio”, agrega el galardonado director.
Las cintas a las que se refiere Mozer son las 28 horas de entrevistas grabadas que sostuvieron Eichmann y el periodista holandés Willem Sassen durante el exilio del nazi en Argentina.
Dichas grabaciones, que se creían perdidas, fueron recuperadas por Mozer y a partir de ellas realizó un documental de tres episodios en las que se puede conocer el verdadero rostro de Eichmann.
El lunes 10, a pocos días de celebrarse Yom HaShoah, DirecTV estrenó el primer capítulo de “The Devil’s Confession: The Lost Eichmann Tapes” (Las Confesiones del Diablo: Las cintas perdidas de Eichmann, en español), el mismo que se encuentra disponible en OnDIRECTV y DGO.
Al atardecer del 17 de abril (27 de Nisan, según el calendario hebreo), se celebrará Yom HaShoah, la conmemoración a las víctimas del Holocausto judío.
¿MITO O REALIDAD?
Sassen, nacido en Países Bajos, fue colaborador de la SS durante el régimen nazi. Además de ser un reconocido presentador para la radio militar alemana se desempeñaba como actor. Finalizada la guerra, Sassen pasó a ser buscado por las justicias neerlandesa y belga, por lo que decidió huir a Argentina.
Durante su estancia en el país sudamericano pudo conocer a Eichmann. Interesado por su papel dentro de la denominada Solución Final, Sassen le pidió una entrevista.
“Lo que sabemos en base a nuestra investigación es que el régimen argentino estaba prácticamente en busca de nazis porque sabía que llevarían dinero al país, tenían nexos con Europa e influencia. Eran personas que podían contribuir a la dictadura de entonces (la denominada Revolución Libertadora). Fue un entendimiento mutuo. Hay fotos de Eichmann en eventos nazis con representantes de la dictadura, había conexión entre ambos en esa época”, comenta al respecto Mozer.
Según el director, esta comodidad llevó no solo a que Eichmann decidiera trasladar a Argentina a su esposa e hijos, sino que decidiera que los niños mantuvieran su apellido original. Esta confianza, considera Mozer, también lo llevó a acceder a la entrevista.
“Eichmann buscaba obtener el crédito que creía merecer por lo que hizo, el reconocimiento, alguien que le agradeciera por lo que hizo por los alemanes, por los nazis, que había triunfado, que él era la persona detrás de esta maquinaria letal. Sentía la necesidad de contar su historia. No es coincidencia que Sassen tuviera éxito al entrevistarlo y grabarlo”, comenta el cineasta.
La primera noticia que existe sobre estas cintas se remonta hasta 1960, cuando Eichmann fue arrestado. Entonces, Sassen decide vender la transcripción de las conversaciones a la revista LIFE.
Desde entonces, las cintas se esfumaron. O eso se pensaba.
TRAS EL RASTRO DE LAS CINTAS
En el 2019, un productor le comentó a Mozer sobre la existencia de las cintas, aunque advirtiéndole que podría tratarse de un simple mito. El realizador comenzó a investigar, descubrió que Gideon Hausner, el fiscal del juicio, había escrito un libro y le había regalado una copia a su abuelo. Leyó el libro y encontró una referencia a las cintas. No eran un mito y se propuso encontrarlas.
Un año de investigaciones lo llevaron a descubrir que estaban en poder de un dueño anónimo pero que era representado por el Archivo Nacional de Alemania. Comenzaron una ardua ronda de negociaciones que, tras varias idas y venidas, llegó a buen puerto. Así, finalmente, Mozer obtuvo las cintas.
“El hecho de que puedas escuchar, por ejemplo, a la mosca en la primera escena del programa y a Eichmann diciendo ‘es una mosca judía, hay que matarla’ (...) siempre se quejaba de que si los nazis tuvieran más como Eichmann habrían completado su trabajo, dice: ‘me arrepiento de que no hayamos matado a 10 millones como planeábamos y solo lo hallamos hecho con 6 millones’”, son algunas de las cosas que más impactaron al director.
Por esta razón decidió que el audio de las cintas se mantuviera original en el documental, haciendo que sus actores dramatizaran la escena e hicieran coincidir el movimiento de sus labios con los sonidos que se reproducían sobre ellos.
“Eichmann es el diablo y el mal. Es considerado el mal supremo en Israel. Así como el Holocausto es el mayor trauma de nuestra nación, él era considerado el último mal, un demonio. Una de las cosas que nuestro documental hace es que desbarata la teoría de Hannah Arendt de que era un pequeño engranaje dentro de la maquinaria nazi. Y además que ejecutarlo fue la decisión correcta”, agrega por su parte Emilio Schenker, productor ejecutivo del documental.
UNA IMAGEN COMPLETA
El rodaje se extendió durante año y medio. Financiado por la Metro-Goldwyn-Mayer (MGM), el equipo de Mozer grabó en Israel, Alemania, Polonia, Hungría y Argentina.
Más de 30 entrevistas, innumerables horas de grabaciones y una pandemia después, su trabajo finalmente vio la luz a mediados del 2022.
—¿Qué fue lo que más le llamó la atención de las grabaciones originales?
Oír los ruidos de fondo, esos elementos dentro del diálogo que me hicieron saber que eran auténticos. Oír cómo fumaban, cómo se servían vino o a la esposa de Sassen entrando y diciéndole a Eichmann que no pudo encontrar cigarrillos en la tienda. Eso me hizo entender que era parte de la vida diaria en Argentina, era una rutina reunirse, era como hablar de cosas ordinarias. Se puede escuchar a la hija de Sassen cantando en el fondo. Esto pasaba en una casa normal, pero hablaban del asesinato de millones de judíos durante el Holocausto. Eso es más terrorífico que el contenido en sí de las grabaciones, entender que era parte de las banalidades de su vida fue impactante para mí.
—¿Cree que el documental cambiará la percepción del público sobre Eichmann?
La opinión del público israelí sobre Eichmann era en contra durante el juicio y se mantiene así hasta ahora. Sin embargo, hay quienes leyeron la teoría de Hannah Arendt y son quienes creen que Eichmann solo era un burócrata que seguía ordenes en el régimen nazi. En este documental mostramos su verdadero rostro, cómo intentó mostrarse en el juicio y cómo en realidad apoyaba la ideología nazi. Eichmann es más de lo que la gente vio en el juicio, en ese sentido creo que sí cambiamos la forma en la que el público ve a Eichmann.
"La banalidad del mal es una buena teoría, explica por qué la mayoría de alemanes se convirtieron en nazis. Muchos no seguían una ideología, sino que seguían órdenes"
—¿Qué opina de la Teoría de la Banalidad del Mal planteada por Arendt?
La banalidad del mal es una buena teoría, explica por qué la mayoría de alemanes se convirtieron en nazis. Muchos no seguían una ideología, sino que seguían órdenes. Así funcionaron como pequeñas piezas útiles para una gran maquinaria. Pero Eichmann estaba dedicado a su trabajo. Por eso escapa a la teoría de Arendt. Por supuesto que no es responsable de todo el Holocausto, pero al menos de 1 millón a 2 millones y medio de muertes se debieron a Eichmann. Eso lo podemos decir con certeza hoy en gran parte gracias a las grabaciones.
—¿Qué nos puede decir sobre la figura de Sassen?
Sassen no era una persona de confiar, era un nazi por un lado y un periodista por el otro. Por eso no lo escuchas criticar a Eichmann, disfruta escuchándolo y al mismo tiempo quiere conocer la historia porque entiende que tiene un valor que luego podrá vender. Él traicionó a Eichmann y le vendió su artículo a la revista LIFE (cuando arrestaron a Eichmann).