Mocoa: "Llamé a mi esposo para decirle que nos íbamos a morir"
Mocoa: "Llamé a mi esposo para decirle que nos íbamos a morir"
Redacción EC

Las lágrimas vuelven a brotar en Caterin Lombona cuando recuerda la pesadilla que tuvo que vivir entre la noche del viernes y el amanecer del sábado cuando la avalancha de una quebrada estuvo a punto de terminar con su vida y la de sus dos hijas.

Sentada al lado de las piedras y el lodo que dejó la súbita creciente, no deja de mirar con dolor las pocas cosas que pudo rescatar: una bicicleta, algo de ropa y el horno microondas.

Recordó que el viernes, como a las 11:40 p. m., llegó hasta su casa un vecino con su hija pequeña y les dijo que la quebrada estaba creciendo demasiado, que se subieran al segundo piso de la casa.

Y en efecto, cuando ella notó que el agua estaba entrando de manera alarmante por el primero piso, tomó a sus dos hijas menores y a su suegra y se subieron al segundo piso. Antes de 10 minutos ya había unas 15 personas en el lugar.

“Pero el agua seguía aumentado, las piedras y los árboles se estrellaban contra la casa y todo temblaba, veíamos pasar los carros flotando en el agua y sonaban durísimo cuando se estrellaban contra las piedras”, contó.

Ella no puede dejar de llorar cuando recuerda cómo una especie de ola gigante llegó de un momento a otro. “Fue un ruido horrible que retumbó por todos lados. Era un monstruo”, contó.

Esto los obligó a romper una de las paredes de la casa, que eran de madera, y pasarse como pudieron al techo de una vivienda vecina que era más alto.

“Ahí todos no abrazamos y empezamos a rezar. Le pedíamos a Dios que tuviera piedad de nosotros, porque estábamos convencidos de que íbamos a morir”, relató.

En medio de esto, ella llamó a su esposo, quien trabaja en Purificación (Tolima), pero él no contestaba, pues duerme en un campamento con otras personas y debe dejar el celular en silencio.

“La verdad, lo llamé para despedirme. Le dije que íbamos a morirnos, que lo amaba mucho, que si oía ese mensaje orara para que nos salváramos”, relató esta madre de 26 años.

Pasada la 1 a. m., su esposo Iván le devolvió la llamada. “Yo solo le decía que nos íbamos a morir, que lo amaba, pero que rezara para ver si nos salvábamos”, relató la joven mientras trataba de limpiar algunos de los objetos que logró rescatar.

“Él me contó que se salió del dormitorio, se puso de rodillas y llorando le pedía a Dios que nos ayudara”, dijo Caterin.

Y parece que el rezo de Iván, sumado al de ellos, surtió efecto. El agua comenzó a bajar y no destruyó la casa sobre cuyo techo estaban. Dos enormes piedras quedaron atravesadas al frente de la vivienda, lo que sirvió de barrera contra la avalancha.

“Quedamos en la calle, estamos durmiendo en la casa de mi hermano, pero no tenemos nada. Hasta la ropa nos la han regalado”, dijo esta mujer mientras se cubría la cabeza con una blusa por el intenso sol.

“Una cosa es ver esto por televisión, que causa horror, y otra muy diferente es vivirla como nos tocó a nosotros”, concluyó Caterin, quien admitió que tiene pesadillas en las que se ve de nuevo sobre el techo de la casa abrazando a sus hijas mientras una enorme ola se les viene encima.

Fuente: El Tiempo, GDA

LAS ÚLTIMAS NOTICIAS DEL MUNDO...

Contenido sugerido

Contenido GEC