Jorge Montoya

Es un tema conocido, pero ignorado en la agenda pública: la gran mayoría de en el país labora en la ; por lo tanto, lo hacen sin contrato ni protección de las leyes laborales, su ingreso mensual es escaso y variable, y no son sujetos de crédito. En este amplio segmento, que según el INEI llega al 76,8% de la PEA ocupada, encontramos a la población más vulnerable: mujeres, jóvenes y adultos mayores.

Este año, la Comisión de Economía nos encargó la coordinación de un grupo de trabajo para fortalecer los sistemas de e iniciamos esta labor buscando las definiciones correctas, por lo que se decidió no usar la etiqueta de ‘informal’ para referirnos a los trabajadores –pues no lo son–, sino a nuestra economía, la que aún no hemos podido transformar en una moderna, creadora de empleo formal y de valor agregado, como es el caso de otras economías de la región.

A fin de generar alternativas realistas, la propuesta ha sido diseñada desde el interés del trabajador, empleará aplicaciones web de amplio uso y será flexible, pues la gran mayoría de trabajadores no tiene ingresos fijos, sino eventuales, y puede cambiar rápidamente de actividad laboral o quedar desempleada.

El sistema propuesto se activa cuando el joven cumple 18 años y recibe un aporte del Estado como capital-semilla de S/100 para iniciar su fondo previsional. A continuación, se afilia a una gestora de fondos previsionales y abre una cuenta individual en la que podrá hacer los depósitos que considere convenientes usando una billetera electrónica en función de una pensión-meta que haya elegido previamente y que, se estima, podría variar entre una o dos remuneraciones mínimas vitales. El Estado, a su vez, aportará una cantidad igual a la depositada por el trabajador, de tal manera que se duplique el monto. En este sistema también existe un libre retiro, pero en este caso el trabajador perdería los aportes del Estado.

El sistema funciona a base de incentivos, no de obligaciones, por lo que, para mantener un comportamiento proahorro, se irá ofreciendo progresivamente un seguro de salud privado de bajo costo, un préstamo para la primera vivienda y aportes con cargo a deducciones del impuesto a la renta para familiares, particulares u organizaciones que deseen aportar al fondo previsional de los jóvenes. La propuesta considera que se amplíe la oferta de administradoras de fondos, incluyendo una administradora pública de fondos previsionales, a fin de elevar la competencia a favor de los aportantes.

Sabemos que el sistema previsional es muy complejo, por lo que, en este segundo semestre, con aportes de los gremios, ciudadanos y especialistas, abordaremos las modificaciones normativas y financieras que sean necesarias para la recuperación de la capacidad adquisitiva de las pensiones de la ONP y el necesario fortalecimiento del sistema privado de pensiones.


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Jorge Montoya es congresista de Renovación Popular