El restaurante que hoy nos concierne tiene mucho que ver con el nombre que bautiza esta página: somos –efectivamente– lo que comemos. Para Ana Belaunde, entusiasta empresaria gastronómica al frente de Limaná, la alimentación es más que una actividad diaria: es una filosofía, una religión. Escucharla hablar al detalle sobre el proyecto que ha ocupado los últimos cuatro años de su vida (tras retirarse del rubro turístico) es fascinante.
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Cada cosa tiene un porqué: desde la vajilla alemana donde no se queda ni una sola partícula de los restos que haya, hasta la tienda de productos (mieles, aceites y panes, entre otros) cuya trazabilidad ha sido cuidadosamente estudiada, y que recibe al visitante una vez se cruza la entrada de este local sanisidrino. Procedimientos, origen, historia; nombre y apellido de cada agricultor cuando es necesario. Esa es la base de un espacio difícil de clasificar –por fuera parece más un Central, con su diseño elegante y minimalista– pero sencillo de resumir: aquí se come rico, sano y con técnica.
Hay platos veganos, vegetarianos, keto y paleo; la mayoría de ellos sin gluten y sin lactosa. Superalimentos (superfoods) como los arándanos, el maíz, los espárragos, la palta y el cacao comparten protagonismo con algunos pescados como la trucha, el atún y el paiche, y son la única proteína animal que se encontrará por aquí.
Mi sugerencia es abrir mente y paladar, y esperar alguna que otra sorpresa. A mí me pasó, por nombrar un plato, con una colifor gratinada bañada en crema de cashews, almendras laminadas y brotes. Un ejemplo idóneo de cómo el sabor es resultado de tener los productos y las proporciones adecuadas. //
Las experiencias son un punto clave en el concepto de limaná. Hay una hora del té de lunes a viernes, por ejemplo, así como un brunch el fin de semana. Este último incluye una bebida espumante, huevos, ensalada de frutas, waffles o pancakes, entre otros. El local es, además, pet friendly y tienen un menú especial para nuestras inseparables mascotas.
Opciones sin alcohol
Quien piense que los lugares saludables son aburridos se equivoca. El bar incluye una buena lista de mocktails (sin alcohol) y hay cocteles con uso moderado de licor, así como clásicos de siempre. Este Negroni Limaná está hecho con gin, vermouth peruano, Mistela y Campari.
Dirección: Augusto Pérez Araníbar 2011, San Isidro.
997650654 @limana_restaurante
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