Hay cosas que –para bien o para mal– solo pasan en Navidad. Reencuentros inesperados; planes que cambian a última hora; alguno que otro mensaje sorpresa que llega poco antes de las 12. En medio de todo el frenesí de diciembre, siempre podemos confiar en la comida para brindarnos una cuota de confort que se hace muy necesaria. Gran parte de la magia navideña se vive en la mesa y dura, de hecho, todo el mes. Encontramos decenas de opciones (y oportunidades) para comer panetón sin que nos cansemos.
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