(Foto: Heroína Estudio)
Somos Receta Tragaluz
Nora Sugobono

Si una cosa es sagrada en esta vida, es la cocina de las abuelas. No se cuestiona, solo se ama. Dicho eso, confío en que la mía me perdone por lo que estoy a punto de decir: la pasta elaborada artesanalmente en , servida con un tuco clásico y ligero, tomates cherry pelados y una bola de burrata tan grande como una naranja acaba de escalar a una posición privilegiada en el ránking de mis afectos culinarios. Ocurre que al partir la burrata con el tenedor –aunque similar a la mozzarella, la burrata es un queso mucho más delicado– se libera una cremosidad que eleva un plato acaso sencillo a una categoría superior (en foto, en la esquina inferior de esta página). Esta no es la clase de preparación que uno habría esperado encontrar en el cosmopolita , pero es justo lo que se hacía necesario.

Tras cuatro años en la escena gastronómica local, el restaurante bandera del hotel Belmond Miraflores Park continúa siendo una de las mesas más exclusivas de Lima. Ello se hace evidente desde el ambiente –al menos una decena de artistas peruanos decoran el espacio– hasta la variedad de insumos y, por supuesto, los precios. no es, sin embargo, una experiencia pensada para el turista. El menú diseñado por Augusto Baertl con el apoyo de Hernán Castañeda (chef corporativo), y ejecutado con maestría por Piero Revoredo, actual jefe de cocina, se nutre principalmente de influencias criollas. Con alguno que otro espacio para el juego.

Hay, por ejemplo, unos minitacos de maíz morado rellenos con hombro de cerdo laqueado (S/ 39), buena opción para empezar la visita picando algo diferente. Fondos como el bloque de mero a la parrilla con chimichurri de ajos, hierbas y ají limo, servido con dados de papa amarilla fritos y una generosa ensalada de palta (S/ 64); o el seco de asado de tira con puré de frejoles (S/ 74), confirman que aquí, ante todo, se respeta la receta. El resto es parte de la magia.

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