Nathalie Tolentino: la peruana que cerró por última vez la puerta del Windows on the World, el restaurante con la mejor vista aérea de Manhattan. La semana pasada volvió a Ground Zero, para recordar a sus amigos. FOTO: Archivo personal / Fabricio Elizondo.
Nathalie Tolentino: la peruana que cerró por última vez la puerta del Windows on the World, el restaurante con la mejor vista aérea de Manhattan. La semana pasada volvió a Ground Zero, para recordar a sus amigos. FOTO: Archivo personal / Fabricio Elizondo.
Nathalie Tolentino

Hace 20 años, , estaba camino a casa después de terminar mi turno de trabajo en Windows on the World Restaurant, el restaurante del piso 107 de la Torre 1 del World Trade Center. Recuerdo que ese lunes por la tarde estuvo lluvioso y nublado, pero más tarde la vista se despejó y la vista de Manhattan desde este piso fue asombrosa. Desde la ventana este pude ver el South Street Seaport, las luces brillantes de los puentes Brooklyn, Manhattan, Williamsburg y en la distancia los diminutos aviones alineados sobre el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy listos para aterrizar.

Esa noche, Tony Milne y yo cerramos las puertas del restaurante y tomamos el ascensor de la Torre 1 hasta el vestíbulo del No imaginábamos que el día siguiente cambiaría nuestras vidas para siempre.

Mi padre me despertó diciéndome que algo pasaba en el edificio de mi trabajo y que un avión –el vuelo 11 de American Airlines– se había estrellado contra la Torre 1. Fue como si me estuviera contando una película de ficción o peor aún, cómo si todavía no hubiera despertado de una pesadilla. Mientras veíamos el humo y pensábamos cómo apagarían el fuego, una imagen captó nuestra atención en la TV: el vuelo 175 de United Airlines impactó la Torre 2 del World Trade Center. Era irreal. No podía creer lo que veía.

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Nathalie Tolentino en el restaurante que fue su casa hasta el atentado a las Torres Gemelas: Windows of the World. FOTO: Archivo personal.
Nathalie Tolentino en el restaurante que fue su casa hasta el atentado a las Torres Gemelas: Windows of the World. FOTO: Archivo personal.
En el piso 107, donde trabajaba, recibió tiempo antes del atentado a su familia. FOTO: Archivo personal.
En el piso 107, donde trabajaba, recibió tiempo antes del atentado a su familia. FOTO: Archivo personal.

Subí corriendo a la azotea de mi edificio desde donde se podía ver parte de Manhattan y vi la humareda a la distancia: un hongo que se elevaba en el cielo como en una película del fin del mundo. En ese momento me di cuenta de que solo podía ser un ataque terrorista. Llamé a mi trabajo en la Torre 1 y las líneas sonaban ocupadas. Llamé a mi compañera de trabajo quien vivía en downtown Manhattan y ella estaba viendo todo en vivo. Mi abuela, que había visitado mi trabajo un mes antes, me llamó preocupada desde Florida:

–¿Estás bien, Nathalie?

–Sí, abuela, estoy en casa.

Llamé a mi hermano en Perú quien no sabía qué era lo que pasaba. También le dije que me encontraba a salvo. Entraron dos llamadas más y luego los celulares dejaron de funcionar. Solo se podían enviar correos electrónicos, las noticias transmitían ya las imágenes del ataque al Pentágono.

A eso de las 10 a.m. veía en la TV a mi Torre 1 Norte incendiándose. La Torre 2 Sur ya no estaba en pie y pensaba dentro de mí que mi torre no podía colapsar, mis compañeros de trabajo del turno de mañana estaban ahí. Y ocurrió…. la torre en donde había estado hace unas horas nada más en la noche cayó. Sentí algo indescriptible en todo mi cuerpo, una corriente eléctrica, corrí a la sala en donde le dije a mi papa que la Torre de mi trabajo ya no estaba, que ya no existían ninguna de ellas, lo abracé y lloramos juntos. Entre ver las noticias y responder correos electrónicos en mi dormitorio dieron las 2 de la tarde hora en la que debería alistarme para ir a trabajar: mis turnos eran en la tarde/noche de 4 p.m. hasta que terminara el servicio de cena en el restaurante Windows on the World, en donde yo era una de las hostess.

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***

El día siguiente nos reunimos en Beacon Restaurant, otra propiedad de los dueños de Windows. Fue muy triste ver llorar a tanta gente junta. La reunión era para saber quienes habíamos sobrevivido ya que todos los registros de empleados desaparecieron. Me ofrecí de voluntaria para responder llamadas telefónicas, sobre todo en español, para ayudar al staff que como yo somos latinos y crear la base de datos de personas desaparecidas de nuestra compañía. Ahora que lo recuerdo ni siquiera me di cuenta de que pasé un mes así. ¡Paralizada! Llamaban de todas partes del mundo preguntando por sus seres queridos. Las primeras 2 semanas no teníamos mucha información que dar pero después la policía de Nueva York se contactó con nosotros y nos dijo que si familiares o amigos llamaban, que trajeran cepillos de dientes o de cabello para identificar los restos de personas que ya se empezaban a recuperar en lo que ahora es la Zona Cero (Ground Zero).

A dónde volví hace unos domingos.

Hay muchas historias de personas que perdimos ese día, varios lograron salir del edificio y otras como mis compañeros del turno de la tarde/noche y yo quienes fuimos los afortunados. A pesar del dolor de la tragedia y después de 20 años, estamos agradecidos por estar vivos y pienso que nos toca honrar la memoria de nuestros compañeros que ya no están.

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Recuerdo sus caras, eran personas responsables, trabajadoras quienes hicieron que Windows on the World fuera lo que fue, el restaurant más espectacular de Manhattan. Mi casa en los Estados Unidos.

Después del ataque, los dueños de Windows on the World abrieron en el 2002 otro restaurant llamado Noche en donde trabajé en la gerencia del restaurant, luego continué en gerencia de Recursos Humanos en un Country Club en Long Island, en donde actualmente vivo, y ahora estoy dedicada a la Administración Hotelera en Perú y USA.

Pero a donde vaya, nunca olvidaré esos días. Pensando en ustedes, mi Windows on the World, Greatest Bar on Earth y Wild Blue Family. Doris Eng, Cristine Olender, Telmo Alvear nunca serán olvidados.

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