Diez cosas que antes hacíamos sin Internet y que ahora imaginamos imposible. (Foto: Shutetrstock)
Diez cosas que antes hacíamos sin Internet y que ahora imaginamos imposible. (Foto: Shutetrstock)
Gioia De la Feld

Como ciudadanos del siglo 21, cuántas veces nos hemos dicho que vamos a hacer un “détox” de las redes sociales, ya sea por unas horas, unos días o hasta por unas semanas. Pero raras son las veces en las cuales lo decimos y lo cumplimos realmente. Claro, eliminas la app de de la primera página de tu celular y ya sientes que has hecho un gran paso, pero te encuentras mirando la pantalla del “feed” de tu amiga a la hora del almuerzo. O borras tu app de liberándote de esos mil mensajes al día de tus siete grupos familiares, pero cuando necesitas preguntarle algo a tu colega o tu amigo, te das cuenta que necesitas descargarte la aplicación de nuevo porque si no, ¿cómo más obtendrías esa información que necesitas con tanta urgencia?

La verdadera pregunta es: ¿podríamos sobrevivir en este día y época sin el uso de las redes sociales, ni mucho menos, sin el uso del internet?

Esta pregunta va para los “milennials”, tanto como los de la generación X.

Sentados en la mesa del comedor, mi hermano pregunta sobre el nombre de la nueva película de esa actriz famosa que ha ganado un premio Óscar. No tiene que pasar ni un minuto para que mi papá ya esté agarrando su celular y abriendo , poniéndose en la búsqueda de los ganadores del Óscar. O para que mi mamá abra su Instagram y busque el nombre de la actriz como hashtag y ahí encuentre videos del tráiler de su nueva película. Obsesionados con la necesidad de que todo se haga al instante se vuelve aún más difícil imaginar una vida sin el Internet.

Diez cosas que antes se podían hacer sin el Internet que ahora imaginamos imposible:

1. Conocer a alguien: requería salir de tu casa y exponerte a gente nueva. Salir de tu zona confort y preguntar por su nombre, vocación y sus intereses; no te los informaba un app como . No dependías de tu pulgar para deslizar a la derecha si te interesaba, pero armarte de valor y decírselo, sin una pantalla intermediaria. Y tener una relación con alguien no necesitaba de una conexión web, sino una conexión emocional.

2. Ver tus fotos: tenías que ir hasta la tienda y mandar a imprimir tus fotos, esperar para verlas y de ahí seleccionar las que querías duplicadas para compartir con las personas que salían en la foto, no con el mundo entero por . Sin filtros.

3. Pedir un taxi: requería salir del local en el que estabas y entrar a una cabina telefónica, mirar alrededor para encontrar el letrero del nombre de la calle y así poder agendar una movilidad. No se hacía a través de una app como donde ahí mismo el GPS muestra tu ubicación y por mas despistado que seas ni necesitas saber el distrito en el que estás.

4. Escuchar música: tenías que llevar contigo tu mp3 o tu walkman con CD’s e ir intercambiándolos. Sin tenías que tomarte el tiempo de grabar un CD de tus canciones favoritas y pasar por el proceso múltiples veces a medida que salían nuevas canciones y te aburrías de las que ya tenías grabadas.

5. Buscar una palabra que no conocías: usabas el diccionario y pasabas página por página escaneando con tu dedo índice las palabras que se listaban en orden alfabético, no tenías .

6. Encontrar lugares para comer cerca de ti: salías a caminar por la calle y pedía ver por ti mismo si era un restaurante de rating cinco estrellas o no. O antes de salir de tu casa, buscabas en las Páginas Amarillas (para los que no lo saben es un directorio de las empresas del Perú que venía en forma de libro).

7. Hacer el “check-in” o comprarte un pasaje: ibas a una agencia, esperabas en la fila y tenías que tener una conversación con un agente de viajes. Sí, requería desplazarse y comunicarse con otra persona.

8. Comprar ropa que no encontrabas en tiendas: pedía ir a la tienda, llenar formularios de catálogos, enviarlos por correo con un cheque y esperar por meses la llegada de ese vestido negro que tanto ansiabas. No era el instantáneo “online shopping” que demora esos eternos 5 a 7 días en llegarte desde Europa.

9. Acordarse del cumpleaños de un amigo: mantenías una libreta o agenda con las fechas marcadas y tu tenías que pensar en chequearla, no te lo hacía acordar una notificación de .

10. Invitar a gente a tu evento: mandabas invitaciones físicas a cada una de las direcciones de sus casas o llevabas las invitaciones y las repartías en el salón de clases o la oficina, pedía esfuerzo. No era crear un evento en y seleccionar a través de una lista de “sugeridos” a tus invitados que con el simple clic de un botón reciben su invitación.

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