"Me comprometo a luchar dentro del Congreso contra las medidas populistas y demagógicas, y a defender y profundizar las ideas de libertad, apertura económica e inversión que tanto desarrollo han traído al Perú", dice Cavero. Foto: Elías Alfageme.
"Me comprometo a luchar dentro del Congreso contra las medidas populistas y demagógicas, y a defender y profundizar las ideas de libertad, apertura económica e inversión que tanto desarrollo han traído al Perú", dice Cavero. Foto: Elías Alfageme.
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Nora Sugobono

Dice Alejandro Cavero que a él le gusta la política como a otros les gusta el fútbol. Abogado PUCP (aunque nunca ha ejercido como tal), su vinculación a la política empezó desde temprano y por puro interés personal. Tenía 18 años cuando colaboró activamente en la campaña de juventudes de en 2011 (asegura, no obstante, que es el primer partido donde se inscribe); también hizo política en la universidad y, más adelante, fue periodista en las secciones Opinión y Política de este Diario.

Poco después, Cavero se convertiría en analista de comunicación y política en la PCM -durante el gobierno de Kuczynski- ejerciendo como asesor de la bancada de Peruanos por el Kambio. “A PPK le guardo respeto y consideración a pesar de las circunstancias y de todo lo que ha ocurrido. Debe aclarar sus temas judiciales, pero le guardo respeto”, sostiene sobre el ex presidente.

Hoy Alejandro postula por un lugar en el Congreso con el número 14 en la lista de AP. Nos cuenta que a lo conoció hace unos meses, cuando se unió a su partido, pero considera que el candidato “conoce a profundidad las reformas políticas que necesita el Perú”. A continuación, conversamos con el joven abogado y comunicador sobre sus propuestas.

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Un periodista que salta a la política suele ser criticado por usar lo primero como ‘trampolín’. ¿Lo has sentido así?

No pienso que haya usado el periodismo para hacerme conocido, porque nunca me hice conocido siendo periodista. Lo que sentía es que se planteaban una serie de cambios que no podían llevarse a cabo, y eso me generaba frustración. Siempre quise dar ese salto a la cancha donde se realizan los cambios, y es lo que me motivó a lanzarme al Congreso.

En Twitter te defines en base a la economía de mercado; las libertades individuales; el Estado de derecho y el respeto a la vida del otro. ¿A qué temas en específico te refieres?

Soy un liberal tanto en lo económico como el político. Estoy a favor de la unión civil: la gente tiene la libertad de hacer con su proyecto de vida lo que le plazca. Pero estoy en contra del aborto, porque creo que un principio liberal es que la libertad de uno termina donde empieza la del otro.

¿Conocías a Hernando de Soto? ¿Por qué elegiste postular por su partido?

Lo conocí hace algunos meses. No lo conocía de antes, pero sí a muchas personas de su entorno. Creo que es una persona preparada, que conoce a profundidad las reformas políticas que necesita el Perú.

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Combatir la informalidad es una de tus grandes cruzadas. No es novedad que el Perú sea un país informal. ¿Qué planteas exactamente?

En el Perú ser formal es muy caro. Para tener una economía de mercado que funcione para todos tenemos que resolver este problema estructural, haciendo que ser formal tome menos tiempo, menos dinero y sea más sencillo para el ciudadano común y corriente. Yo planteo tener una comisión en el Congreso que se dedique a derogar leyes que nos hacen la vida difícil.

Propones también reformar el sistema electoral. Empezando por hacer que el voto sea voluntario. ¿Crees que esto funcionaría en el Perú?

Nada que sea obligado tiene consecuencias positivas. Con el voto voluntario la calidad de la representación va a ser mucho mejor. El voto obligatorio no hace al voto más accesible: lo que hace es crearle a las personas la carga de tener que trasladarse al local de votación. Si yo fuese obligado a votar por el presidente del club de ajedrez –por poner un ejemplo- probablemente votaría con muy poca información porque sé poco del tema.

Bajo esa lógica la votación se limitaría a unos cuantos.

No, me refiero a que hay países donde el voto es libre, y asiste a votar un 40 o 50% de la población. No por eso se puede decir que esas democracias no son legítimas. No es cuestión de cuántas personas votan, sino con qué convicción lo hacen. Esto hace que los partidos se ganen la confianza de la gente y los convenzan de tener que levantarse un domingo para ir votar. Los obliga a fortalecerse como organizaciones.

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Para hacer política hoy, en plena pandemia, las redes sociales son tan necesarias como peligrosas. ¿Cómo te ves en este escenario?

Creo que soy miembro de una generación que está viendo cambios muy profundos en la manera de hacer política. Es mucho más horizontal, con mensajes directos a Instagram o Twitter. Puedes conversar con la gente, tenemos grupos de Whatsapp donde nuestros seguidores proponen ideas, les doy mi punto de vista. La discusión es más rica y hay más información disponible.

Te defines como un político de derechas. ¿En qué temas puedes encontrar coincidencias con la izquierda?

Muchos de nuestros objetivos son comunes. En lo que diferimos es en la manera de llevarlos a cabo. La salud, por ejemplo, que es tan importante en medio de una pandemia. A veces la izquierda es muy dogmática, siguen proponiendo soluciones que no han funcionado antes, y no buscan innovar en las soluciones que podrían darle a la gente mejoras no solo en salud, sino educación. Podemos querer lo mismo, pero tenemos ideas distintas de cómo llevarlo a cabo.

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