Madeleine Truel Larrabure, conocida como “Magdalena”, fue una peruana de ascendencia francesa que, tras abandonar Lima a fines de los años 20, se asentó en Francia y se convirtió en una de las más grandes falsificadoras de documentos de la Resistencia, durante la II Guerra Mundial. Solo así pudo salvar a niños, jóvenes y adultos judíos del asedio nazi. Sin contar que gracias al poder de su pluma estilográfica pudo sobreponerse a las limitaciones físicas que le dejó un accidente. Hace unos días, un monumento a su heroísmo –donación y obra de la escultora israelí Varda Yoran– fue develado en el parque Yizthak Rabin, frente al océano Pacífico que Magdalena disfrutaba tanto observar desde aquel mismo malecón, antes de partir para siempre a París y encontrar su destino.
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