El 19 de mayo es, sin duda, una fecha que el peruano David Stewart Jr. (27) jamás va a olvidar: se confirmó el regreso, y con público, a un año y tres meses de pandemia, del Lollapalooza Chicago 2021 con un lineup que reúne a grandes como Foo Fighters, Post Malone o Miley Cyrus. David, que aún dormía, no había visto que Migrant Motel –banda que conforma con el mexicano Chava Ilizaliturri– aparece en el cartel del evento. No fue hasta que su mamá lo despertó entre gritos de emoción, y con Chava al otro de la línea, que se unió a la celebración.
Los llamaron del mismo festival hace un año, hasta que llegó el coronavirus y los planes cambiaron. “Sorry chicos, espérennos y aguanten”, les dijeron. En abril pasado los volvieron a contactar para una posible participación, pero mantuvieron la calma hasta ahora, que la alegría desborda cada vez que ven su nombre en el póster. “Mientras más nos acercamos al Lollapalooza, sentimos más fuerzas: más gente nos quiere hablar, estamos en mejor relación con Spotify, estamos trabajando en un EP que queremos lanzar antes del festival. Estamos más ocupados que nunca”, dice David, al otro lado de la pantalla, desde Los Ángeles. Viste la camiseta de la selección peruana como apoyo al partido ante Colombia (que perdimos 3 a 0) y que probablemente use cada vez que Perú juega.
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RAÍCES PERUANAS
Desde niño, David supo que su camino estaba ligado a las artes. Hubo momentos, claro, que lo llevaron por el lado musical. Recuerda, por ejemplo, una visita -en Lima- a casa de su tío Daniel, que en ese momento escuchaba a The Rolling Stones. “Me dijo que Mick Jagger está cada vez más viejo y yo, con miedo, le pregunto que qué va a pasar cuando Mick Jagger muera. Daniel, con toda la certeza del mundo, me dijo que Mick Jagger nunca va a morir. Esos momentos me marcaron”. Ayudó también la influencia de su abuelo materno, Manuel Lañas, músico de corazón. Él solía escribir canciones y poemas en los nacimientos de sus hijos y sus nietos. A David le tocó un poema. “Sentía que venía de una tradición de cantautor muy fuerte. Lo que tenía que hacer con mi vida, tenía que ver con contar historias de alguna manera”.
La familia de David decidió mudarse a Florida, Estados Unidos, cuando él tenía seis años. La decisión, cuenta, fue porque él y su hermano mostraban interés en las artes y el país del sueño americano tenía más por ofrecer. Eso sí, sin olvidar sus raíces. “Teníamos algo de familia acá, pero todos seguían en Lima. Mis dos papás, siendo de ahí, siempre han tenido la casa como si fuera Lima en miniatura. Estoy muy agradecido que todavía me siento muy conectado a la cultura, a la gente”, agrega con un español bastante fluido. Por ratos suelta una que otra frase en spanglish.
En el colegio exploró el teatro musical. Fito Páez, Mar de Copas, Jarabe de Palo, eran sus compañeros de regreso a casa. Su abuelo notó que David se sentía cómodo en el escenario y a los nueve años, no solo le enseñó a tocar guitarra, sino también a sumergirse en otro mundo: la música criolla. “Este secreto, de Eva Ayllón; Y se llama Perú, del Zambo Cavero y Óscar Avilés… todos esos valses fueron mi empuje inicial hacia la música”. Al año siguiente, don Manuel cumplía 70 años e iba a pasarlos con su hija y nietos en Florida. “Me di cuenta de que nadie le había compuesto una canción a él y le compuse una. Fue con los tres acordes que me enseñó, mi lírica estaba bien floja [risas], pero para mi abuelo fue especial. Aprendí mucho de él”.
NACE UNA ESTRELLA
A los 15 años, David asistió a un programa de verano de cinco semanas en el Berklee College of Music, en Boston, para tener una idea de cómo sería su vida universitaria. “Ahí dije ‘soy cantante de rock’”. Encontró programas de jazz, de R&B, de pop, pero no de rock. Al menos no como él hubiese querido. “Hay 20 pianistas de R&B locazos, pero solo hay dos cantantes de rock (yo y mi pata). Cuando comencé con mi primera banda de rock, entré con mi guitarra y ‘Este secreto que tienes conmigo’, me dijeron ‘no, escucha más The Rolling Stones’. Fue una oportunidad”. Detrás de él se ve un póster de David Bowie y frente a él, cuenta, hay uno de Fito Páez. “Fito siempre conversa con Bowie”, agrega entre risas. Esa mezcla musical y cultural lo marcó.
“Escribo sobre experiencias personales. Me contar temas un poco más profundos, sobre filosofía y conceptos más abstractos. En la universidad me explicaron que una canción de amor entre personas ya se ha escrito millón de veces; una canción de amor entre un pirata y el mar o su barco, mucho menos y es más interesante de contar”, dice David Stewart Jr., voz de Migrant Motel.
A Chava lo conoció hace más de cinco años en una fiesta. En la cocina de la casa donde era el tono, para ser más precisos. Él vestía un polo de Blink-182, que llamó la atención de David. Eran los únicos latinos en la reunión. Cuando el baterista de la banda de David se fue, Chava lo contactó para audicionar. “Chava se había aprendido las partes de batería, tarola por tarola. Nos dimos cuenta [con el guitarrista] de que era muy apasionado, además de que tocaba increíble”. Años después, el guitarrista regresó a Reino Unido y quedaron los dos. “Si Royal Blood, si The Black Keys, si The White Stripes lo pueden hacer, por qué nosotros no. Ahí nació la lineación que hay hoy en Migrant Motel”.
Empezaron tocando en sótanos, en Boston, y después en Cambridge. “Nos pagaban con chela y un sillón donde quedarnos a dormir después. Tocábamos en The Kitchen, una cocina que nadie usaba. La batería de Chava estaba frente al horno y yo al costado, con parlantes de mi***a, pero pasándola bien, tocando música y cosas originales. De pronto escuchábamos las sirenas de los policías y todos se iban. Era un ambiente muy bohemio”, recuerda el titulado en composición contemporánea y performance (en voz y bajo) de Berklee.
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Fueron a probar suerte a Los Ángeles. El panorama, vale decirlo, pintaba mejor: se hacían más conocidos, abrieron para Bad Flower, tocaron en escenarios más grandes e incluso llenaron locales en México. “Que nos digan que manejaron dos horas porque nos escucharon en la radio es como que wow. De eso a dar el paso al Lollapalooza, después de un año de pandemia, es una locura”. Quiere, cómo no, presentarse en Perú. “De tener que hacerlo [el concierto] en la casa de prima porque no nos dieron bola en ningún escenario o hacerlo en Vivo x el Rock, sí o sí va a pasar”. //
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