Protagonista de campañas de primer nivel con marcas de todos los rincones del globo, para Natalie Vértiz es inevitable no abrazar de vez en cuando a esa ‘niña cachetona’ que tardó un tiempo en encontrar su lugar en el mundo. También, a la adolescente que en ocasiones se acomplejó por su altura, hasta que le encontró el gusto a su peculiar cualidad y llegó a posicionarse entre las mujeres más hermosas del mundo en un importante certamen de belleza. Pocas figuras públicas son igual de cercanas frente a los flashes, en el día a día, como lo es ella.
MIRA TAMBIÉN: Leslie Stewart: “He sido un poco loca, pero hoy me siento en paz conmigo misma”
Le siguen casi 4 millones de personas en Instagram y 2 millones y medio en TikTok, pero confiesa a Somos que establece límites claros con el contenido que produce y no se deja llevar solo por las tendencias. “Cuido mucho lo que pongo, y tampoco necesito estar conectada 24/7. Prefiero compartir cosas reales, no ser ‘aesthetic’ todo el tiempo si en el fondo sé que eso no es real”, precisa.
Embajadora de marcas como Carolina Herrera, Ricadonna y Nissan, la conductora destaca como una de las peruanas más versátiles de la última década, sumando a sus responsabilidades el compromiso con la empresa que lidera junto a su hermana, V Studio (en el rubro de la belleza), y, por supuesto, la vocación que más la nutre: ser madre. ¿Cómo equilibra todo a sus 32 años y cuáles son sus claves para no dejar de pisar tierra a pesar de los elogios? Natalie Vértiz nos deja ver su faceta más natural en esta entrevista.
TE PUEDE INTERESAR: Mariano Vivanco, el fotógrafo peruano de talla mundial y su increíble homenaje a la historia del país
Hay miles de fotos tuyas, en todas tus versiones. ¿Cómo evalúas tu evolución en el tiempo? ¿Qué opinas cuando miras hacia el pasado?
Uf. Tantas cosas. Cuando era chiquita, era súper indecisa. Insegura. Pero, gracias a Dios, mi mamá siempre se esforzó por alimentar mi amor propio. En el colegio, por ejemplo, fue un poco complicado encontrarme y sentirme bien conmigo misma. En la adolescencia, empecé a sentirme insegura porque era más alta que todos los niños de mi salón.
¿Cómo lograste darle un giro a esos pensamientos?
En ese momento, no me gustaba mi talla. Lo acepto. Pero luego, con el soporte de mi mamá, de mi familia, empecé a abrazar todas estas cosas que consideraba “defectos”. Pensé, soy alta, ¿qué puedo hacer con eso? En los deportes no me iba tan bien, así que busqué en otros mundos. Así llegué al modelaje, y me di cuenta de que había muchos sueños por los cuales apostar en ese camino.
¿Crees que esa percepción de ti misma en la niñez, respecto de tu altura, se reaviva con los comentarios que recibes sobre tu diferencia de tamaño con Yaco?
Te va a parecer mentira, pero creo que desde que me convertí en mamá todas mis inseguridades se fueron. Empecé a buscar la mejor versión de mí misma para ser el ejemplo adecuado para mis hijos. Quiero que ellos se vean al espejo y se acepten como son. A veces, la gente me dice: “¿Por qué te pones tacos si Yaco no es tan alto?”. Pero, la verdad, Yaco me hace sentir segura, nunca me ha dicho: “No te pongas esos zapatos”. Él se para a mi lado orgulloso, me abraza y así me encanta.
Muchas personas pueden creer que construir tu éxito ha sido fácil, cuestión de suerte. ¿A quién le das ese crédito?
No puedo negar que la vida me ofreció buenas oportunidades. Pero ahí viene lo siguiente: ¿cómo las tomas y qué haces con eso? Creo que la evolución que he tenido a través del tiempo también es gracias a mi disciplina y responsabilidad. Aunque no lo comparta en redes, porque no lo veo necesario, me he metido a todos los cursos que te puedas imaginar para moldear mis habilidades, estar preparada para ser conductora, generar mis propias opiniones y perder el miedo a hablarle al público. Creo que una de las etapas que más me hizo crecer como mujer fue convertirme en madre a los 22 años. Fue una transformación total.
MIRA TAMBIÉN: Pyroe, Cake y Jade Rivera: ¿cómo estos artistas hicieron del arte una empresa próspera?
Liam llegó cuando eras muy joven, tu relación con Yaco Eskenazi tenía pocos meses de haber empezado. ¿Crees que elegir dar a luz en un parto televisado sumó más presión a ese momento?
Si me preguntas si hubiera hecho lo mismo con Leo, te diría que de ninguna manera. En ese momento era más chibola, más ingenua. No la mujer que soy hoy. Ahora cuido más todo lo que expongo y la energía a la que está expuesta mi familia. Sin embargo, no me arrepiento de haberlo hecho con Liam. Creo que, en ese momento, televisar el parto en lugar de presionarme me hizo sentir sostenida, acompañada. Tal vez si esperaba a mi bebe sola en casa, mi embarazo hubiera sido otro. En ese momento, ese era el cariño que necesitaba.
Te siguen más de 3 millones de personas en redes sociales. Eso, sin compartir tan a fondo —como quizá hacías antes— sobre tu vida personal. ¿Cuál crees que es tu diferencial para la gente te siga?
He aprendido a medirme con la exposición. Antes compartía todo, ahora cuido muchísimo sobre todo lo que comparto de mis hijos, porque hay muchos peligros. Además, prefiero que ellos más adelante decidan si quieren o no salir en mis redes. No quiero hostigarlos ni lucrar con ellos. Creo que la gente nota eso, y me siguen porque además de ser Natalie mamá, también soy Natalie mujer. Mis redes sociales las empleo para eso, para crecer con mis cosas, conectar de manera genuina sin necesidad de bombardear a las personas con mil ‘stories’ al día.
La belleza es tu fuerte. En esa línea, hacerse mayor es uno de los prejuicios que aún golpean a muchas mujeres del medio. ¿Tienes miedo a envejecer?
No te voy a mentir. Soy súper vanidosa. Pero las arrugas son inevitables. Sé que es algo que, en algún momento, va a llegar. Lo que hago ahorita es cuidarme mucho y ser disciplinada, para que el futuro siga luciendo saludable. Además, veo a mi mami tan regia que no me da miedo [risas ]. Las arrugas, finalmente, serán muestra de todo lo que he sonreído, las experiencias de mi vida, y creo que eso es muy lindo.
El 2023 fue un gran año para ti. Viajaste con muchas marcas, asististe a alfombras rojas y protagonizaste campañas ‘top’. ¿Crees que fue tu gran momento de consolidación?
Fue increíble y agradezco mucho la confianza que ponen en mí. Creo que la gente conoce mi contenido y lo encuentra muy natural, por eso conectamos tan bien. No me gusta encasillarme con algún tipo de contenido, comparto lo que me gusta y realmente utilizo, siendo fiel a mi estilo. Creo que cuando se sacrifica eso, el contenido deja de ser real, y la gente se da cuenta.
En redes, te sigue gente joven y adulta. Pero también llegas a otro público con la televisión. ¿Cómo llevas la comunicación con diferentes públicos? ¿Hay presión en ello?
No me gusta encasillarme. Me hace feliz poder tener tanta diversidad en mi llegada. Me escriben niñas desde los 14 años para pedirme consejos. En la calle, las señoras me reconocen por la tele, y me siento agradecida. Mi mamá, desde pequeña, me enseñó que siempre debes hacer que todos se sientan bienvenidos a tu mesa. Y no solo en el sentido literal, sino en lo que creas, en las conversaciones que entablas. Eso es lo que quiero, sentir que todos pueden formar parte, sin estereotipos o moldes.
Este crecimiento en el lado profesional, también es algo que has vivido en lo personal. ¿Qué diferencias encuentras entre tu yo de 22 y Natalie adulta [32]?
Ahora, tomo más en cuenta el hecho de que nadie es eterno. Veo la vida diferente, disfruto más el tiempo con mi mamá, con lo que le hace feliz. Eso es algo que trato de transmitirle a mi hermana Camila, que es la menor. La vida va demasiado rápido, todos somos pasajeros y la juventud no es para siempre. A veces me pongo muy introspectiva, y cuando me escuchan y me dicen: “Oye, no te pases, tienen 32 aún”; pero en verdad ahora más que nunca me gusta estar muy presente en cada momento que vivo, en el tiempo con mis hijos, mi mamá, mis hermanas y mi esposo. //