El pasado 31 de marzo, Renzo Crovetto recibió una llamada: una familia quería darle el último adiós a un ser querido y necesitaban de sus servicios. Le dijeron que la muerte había ocurrido en casa a las 4 p.m., pero aún estaban a la espera de que un médico certifique el deceso. Si el especialista (del Programa de Atención Domiciliaria (PADOMI), de EsSalud) hubiera llegado, en unas horas Renzo y sus compañeros de la funeraria In Memoriam habrían preparado el cuerpo para la velación. En la noche, a la vivienda del difunto habrían asistido padres, hijos, sobrinos, nietos, primos, amigos, compañeros y conocidos. Todos aquellos que querrían despedirse. El entierro se habría realizado al día siguiente. Pero nada de eso pasó. Desde que empezó la cuarentena por el coronavirus, el escenario tradicional de una despedida se hace cada vez más lejano.
Renzo no pudo acompañar a la familia en ese momento. Faltaba una hora para el inicio del toque de queda y no había nada por hacer. La familia le comentó que el médico de PADOMI llegó pasadas las 2 a.m. “Nos hemos acercado recién el 1 de abril a las 8 a.m. al domicilio. Es más, la familia solo quiso la sepultura. Nadie tuvo opción a despedirse”, dice entre pausas. “Es chocante que no pueda darse una despedida real, digna”, agrega. Y no es para menos. En sus diez años como funerario, es la primera vez que no puede ofrecer sus servicios, al menos no como solía hacerlo, por una pandemia que ya suma 2.954 contagiados y 92 muertos en Perú (cifras hasta el 7 de abril).
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“El coronavirus ha cambiado todo, hasta la forma tradicional de despedirse de un ser amado”, enfatiza con cierto pesar Efraín Anticona, propietario de la Funeraria Amadeus. Hace más de 15 años que acompaña en la etapa inicial del duelo y entiende mejor que nadie la importancia de una despedida: la velación es el proceso para aceptar que aquella persona ya no estará con nosotros, al menos no físicamente. “Pero hay velatorios que no están prestando asistencia. Los crematorios están tomando medidas de restricción sobre el número de acompañantes. Ya no se puede llevar flores, no se puede hacer misa. Todo ha cambiado”.
TIEMPOS DE CAMBIO
En 23 días de cuarentena, Crovetto ha presenciado escenarios desoladores: si la persona fallecía en casa, solo podía despedirse quien lo(a) acompañaba en sus últimos momentos. Si el deceso ocurría en el hospital, los familiares que iban a hacer el retiro eran los únicos que podían verlo(a) partir. Los cementerios, cuenta, están atendiendo entre tres a cuatro servicios al día. Los servicios de sepultura reciben un máximo de hasta ocho personas. Los crematorios, por su parte, se han vuelto más estrictos. Ahora solo permiten la presencia de tres personas (el que firma el procedimiento y los que verifican la cremación). “En la mañana estuve en Campo Fe y estaba desolado, lo mismo en otros cementerios. Parecen jardines inmensos. Hay personas que religiosamente visitan a un familiar un domingo, pero eso ha cambiado. El sufrimiento de los familiares… todo eso se ha dejado de lado”.
Anticona aprovecha la situación para reflexionar sobre otro tema que hoy cobra vital importancia: el cuidado del funerario. “En los servicios de cremación o entierro estamos expuestos a neumonía, fibrosis pulmonar y más enfermedades con agentes contaminantes. Muchas entidades del rubro funerario no han estado trabajando con el cuidado que realmente debemos tener. Los guardapolvos, las mascarillas, los guantes son herramientas que debemos usar siempre, no solo por el COVID-19. Esta situación es un aprendizaje para valorar nuestra salud y labor, que es bastante sacrificada y muy valerosa”.
Su labor, al igual que la de otros profesionales, no tiene descanso por estos días. El temor de los funerarios es atender a un cliente que no haya sido diagnosticado por coronavirus, mal que ya supera un millón de contagiados en el mundo. “Es un poco incómodo preguntar a la familia si han tenido contacto con algún infectado, si alguno de ellos viajó al exterior, pero debemos hacerlo por motivos de seguridad. Muchos se han molestado y lo toman a mal. Entendemos el malestar porque la circunstancia que están viviendo es muy complicada. Nos estamos exponiendo y sería bueno que el sector de salud lo tuviera en cuenta”, explica Renzo. La solución -al menos por ahora- que plantea Efraín es confiar en la palabra de la familia.
Los fallecidos por COVID-19 son atendidos por el Ministerio de Salud. Según el nuevo protocolo sanitario, “el cadáver debe ser cremado dentro del plazo máximo de 24 horas desde el momento que se certifica su fallecimiento, para evitar el peligro de diseminación que ponga en riesgo a la salud pública”. Las cenizas serán entregadas a los deudos al día siguiente de la cremación. Sobre el tema, el ministro Víctor Zamora precisó a un medio radial que se están “preparando para tratar con dignidad y respeto a aquellos que nos dejen”. Detalló, además, que los familiares recibirán soporte emocional por parte del equipo de salud mental “porque no van a poder despedirse como era antes”.
El coronavirus ha cambiado la vida misma como la conocemos. Y eso incluye la última vez que podemos decir: “adiós”. //
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¿Cómo prevenir la propagación del coronavirus?
Para reducir la probabilidad de contagio existen varias maneras. Las principales son:
· Lavarse las manos con agua y jabón por 20 segundos y usar alcohol o gel desinfectante.
· Mantenerse a una distancia mínima de 1 metro de cualquier persona.
· Evitar tocarse los ojos, la nariz y la boca, debido a que las manos al palpar muchos objetos y superficies pueden recoger el virus.
· Mantener una buena higiene respiratoria: si tose o estornuda deberá cubrirse la boca y la nariz con el codo doblado o con un pañuelo de papel, que deberá desecharse de inmediato.
· Permanecer en casa si no se encuentra bien. En caso tenga fiebre, tos y dificultad para respirar, busque atención médica y siga las instrucciones que le de personal de salud.
¿Cuánto tiempo sobrevive el coronavirus en una superficie?
Aún no se sabe con exactitud cuánto tiempo sobrevive este nuevo virus en una superficie, pero parece comportarse como otros coronavirus.
Estudios indican que pueden subsistir desde unas pocas horas hasta varios días. El tiempo puede variar en función de las condiciones (tipo de superficie, la temperatura o la humedad del ambiente).