Guinea-Conakri sufrió a comienzos de año un brote de ébola que podía haber sido provocado después de que el virus permaneciera casi cinco años latente en el cuerpo de una persona que se había recuperado de la enfermedad y no presentaba síntomas, indica un estudio que publica hoy Nature.
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Aunque se sabe que ese virus puede reactivarse en el cuerpo de personas que se han recuperado de la infección y no presentan síntomas, el estudio sugiere que la persistencia y la reactivación pueden producirse durante periodos de tiempo mucho más largos de lo que se pensaba anteriormente; casi cinco años, en este caso.
Este hallazgo “refuerza la necesidad de una atención médica y social a largo plazo para reducir el riesgo de futuros brotes y evitar una mayor estigmatización de los supervivientes”, señala la revista.
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Guinea-Conakry estuvo libre de ébola desde el final del brote ocurrido entre 2013 y 2016, pero el pasado febrero se detectó uno nuevo, que se dio por concluido en junio y que saldó con 23 casos diagnosticados y 12 muertes.
Un equipo internacional encabezado por Alpha Keita de la Universidad de Conakry secuenció los genomas virales de 14 casos recientemente confirmados y descubrieron que eran genéticamente similares a los genomas muestreados en el brote anterior.
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Los genomas mostraban, además, muchas menos mutaciones de las que cabría esperar si el virus hubiera seguido replicándose y transmitiéndose de humano a humano durante los últimos.
Los resultados sugieren la posibilidad de que el virus reapareciera tras un largo periodo de latencia en un individuo infectado durante la epidemia anterior.
La alternativa de que un nuevo brote surgiera después de que el virus “saltara” de los animales a los humanos de nuevo, no encaja con los datos, según los investigadores.
El estudio tiene importantes implicaciones para la salud pública, incluida la posible necesidad de un seguimiento a largo plazo de los supervivientes de la enfermedad, para detectar la presencia del virus en los fluidos corporales, o la vacunación para potenciar la respuesta de los anticuerpos en estas personas.
Riesgo de estigma
Por lo tanto, los autores del estudio estiman que permaneció en el cuerpo de los pacientes infectados años antes. Se habría activado de nuevo, desencadenando así una epidemia.
No es una hipótesis completamente nueva. Ya se sabía que el virus puede permanecer en el organismo. Lo llamativo es que pueda causar una nueva enfermedad tanto tiempo después de la primera infección.
“Es un nuevo paradigma: la posibilidad de que un contagio a partir de un individuo infectado durante una epidemia anterior puede ser el punto de partida de un nuevo brote”, explica a la AFP Alpha Keita, uno de los principales autores.
No hay pruebas absolutas de que este sea el caso, pero los datos publicados el miércoles se inclinan hacia esa dirección. Algunos investigadores que no participaron en el estudio también lo piensan.
Son “resultados impresionantes e importantes”, estima Trudie Lang, especialista en salud global de la Universidad de Oxford, contactada por la AFP a través del Science Media Center británico.
“Esta nueva epidemia parece haber sido una reaparición de la anterior y no una nueva”, sostiene.
Pero quedan “muchas incertidumbres”, matiza. “¿Qué es lo que provoca que la infección latente se convierta en una infección en toda regla y cómo hay que gestionar estos casos?”
La hipótesis de un virus latente en algunos supervivientes tiene repercusiones en salud pública, puesto que los antiguos pacientes necesitarán seguimiento.
Y los autores del estudio y otros investigadores temen que los supervivientes vivan con el estigma de individuos peligrosos.
Agencias
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