Laura Zaferson
En publicidad existen más creativos que creativas. En la ciencia destacan más inventores que inventoras. Y en las plazas del mundo existen más monumentos para poetas que para poetisas. Sospecho que tal vez ellos están más dados al verso, a la fabricación inverosímil o a la frase que busca garantizar una venta. En el plano personal no es distinto. Y es que, con el honesto propósito de conquistar a una mujer, el hombre tiene largo recorrido en el oficio de elucubrar mentirillas que a veces ocasionan sonrisas y otras tantas desprecio. Es decir, a la hora del levante, los varones sin distinción de vocación son igualmente capaces de echar floro con manguera de bombero. En mi experiencia –que no es mucha, pero es macha– he identificado a estos cuatro tipos de floreadores:
•El damnificado: este chico no quiere entrar a tu casa. Lo necesita. Es al que sus amigos dejaron solo y no tiene cómo irse, el que quiere que le prestes baño, el que se muere de sed y pide un vaso de agua, el que vive muy lejos y quisiera descansar un ratito antes de partir. Sabrás reconocerlo por la frase inequívoca: «flaca, en verdad no va a pasar nada que tú no quieras que pase».
•El ermitaño: este muchacho ya entró a tu casa y va a cortarse un brazo antes de salir de ahí. Es el que prefiere ver una peli en Netflix en lugar de ir al cine, el que vota por delivery de pizza en lugar de ir a comer a un restaurante, el que elegiría pisar uvas en un balde hasta lograr un Malbec orgánico antes de ir a un bar a tomar una copa. No es que sea tacaño, sino que la gente le estorba y un lugar público hace que tú no te concentres en él sin contemplaciones.
•El insomne: este flaco solo textea o llama después de las dos de la mañana. Si es tímido, inicia sus conversaciones con un ‘¿qué haces?’. Si es más sinvergüenza, dirá algo tipo ‘¿unas chelas?’ Lo fascinante de esta raza es que NUNCA va a contactarte en horario de oficina. Tal parece que tiene alma de operador de call center en Bombay.
•El atarantador: es el más hábil de todos. Este galán no va a tu casa sino que consigue que tú vayas a la suya, y lo peor es que te deja pensando que todo fue tu idea. Podrás identificarlo porque está en ese momento de su vida en el que no quisiera arruinar la amistad, convirtiendo lo que tenemos en otra cosa. O sea, atractivo y cretino. Cuidado con el perro.
Seguro que hay muchos más tipos de seductores de mentira barata. Lo que ninguno de ellos debería olvidar es que las mujeres somos rápidas y que las mentiras son como las tortillas: una vez que aprendemos a voltearlas sin quemarnos, siempre nos van a quedar divinas. Ajá.
¿Conoces a estos tipos? Cuéntaselo a sexybloguera@gmail.com