Un día después de que la URSS amenazara con bombardear EE.UU. si este intervenía militarmente en Cuba, un espectáculo deportivo se llevó a cabo en el Estadio Nacional de Lima. Fue el domingo 10 de julio de 1960. Ese día la selección peruana de fútbol jugó un amistoso internacional contra la selección de España. La atracción de aquel partido fue el histórico delantero argentino, nacionalizado español, Alfredo Di Stéfano, conocido como la “Saeta rubia”. El encuentro fue el primer choque en la historia de ambas selecciones. Y fue la primera y única vez que el elenco hispano vino al Perú.
UNA PREVIA ESCANDALOSA
El sábado 9 de julio, se había realizado la venta de entradas para el esperado choque deportivo. Miles de aficionados se acercaron a las inmediaciones del Estadio Nacional para adquirir sus localidades. La sorpresa fue mayúscula cuando en menos de dos horas los boletos se agotaron. Sin embargo, esto no sería lo peor: varias personas se quejaron ante los medios de prensa de los revendedores que ofrecían una entrada para el partido con un recargo de 100 soles. Las vendían a 220 soles. La mafia hizo suyo el encuentro.
A esto se sumó una falsa información de un periódico local que advertía de una huelga de los seleccionados peruanos contra la Federación, debido a un desacuerdo por las primas que recibirían por el amistoso. Un reportero de El Comercio fue hasta el lugar de concentración en Huampaní para corroborar la noticia. Los jugadores estaban indignados por esa información.
Así lo confirmó el zaguero central William Fleming: “No se puede concebir cómo puede haber gente irresponsable que trafique con la honradez de nuestra voluntad. Estamos a pocas horas de un partido trascendental, y no podemos pensar en asuntos económicos. Eso ya lo arreglamos anticipadamente. Ahora solo nos interesa salir al campo para jugarnos el todo por el prestigio de nuestra patria”.
ENTRENADORES HABLAN ANTES DEL AMISTOSO
Horas más tarde, los directores técnicos de cada una de las selecciones hicieron un análisis del esperado partido. “El compromiso es muy difícil, pero confío en el rendimiento de mi gente para hacer un buen papel”, dijo el DT húngaro del equipo peruano, Gyorgy Orth, al cronista de El Comercio. Además, explicó que todos sus jugadores estaban en buena forma física y psicológica, y que solo dependía de ellos sacar adelante el partido ya que “técnicamente conocen bien el juego y dominan los fundamentos” de este deporte.
José Villalonga, el DT que vino con la selección española, no le restó méritos al equipo peruano y recalcó que todo era posible. “Considero que toda competición es difícil, pues durante los noventa minutos de juego pueden ocurrir circunstancias que inciden en los resultados, de manera que a igualdad de poderío, la suerte, la capacidad y técnica, son factores que deciden la victoria de uno de los rivales”, dijo el experimentado entrenador del Atlético de Madrid.
DÍA DEL PARTIDO
La tarde del domingo 10 de julio de 1960, la selección peruana enfrentó al combinado español en el Estadio Nacional de Lima ante 49,957 espectadores. El equipo nacional alineó con Zegarra; Fleming, Fernández, Andrade, De la Vega, Calderón; Briceño, García, Uribe, Carrasco y Montalvo. El seleccionado ibérico formó con Ramallets; Rivilla, Garay, Pachín; Vergés, Segarra; Tejada, Suárez, Di Stéfano, Peiró y Collar. Ambas escuadras salieron al campo acompañados por 22 niños, alumnos del Colegio La Salle de Lima. Todos los menores estaban vestidos con las camisetas de ambos países y llevaban un banderín en la mano con la fecha del partido.
Ante el árbitro chileno Carlos Robles, los españoles ganaron el sorteo de cancha. El cuadro peruano empezó el partido con un primer ataque. García le dio un pase a Briceño, quien lanzó la pelota al centro del área. Carrasco remató apresurado y perdió una clara ocasión de gol ante Ramallets. Por poco la selección nacional abría el marcador. Este susto hizo que los peninsulares armaran bien sus líneas para contragolpear con peligro. A los 3 minutos, la “Saeta rubia” avisó de lo que era capaz mandado un fuerte cabezazo cerca del arco tras un tiro libre.
Luego, Garay cortó un ataque nacional y despejó largo hacía Segarra, el cual desvió el balón hacía Peiró. Este último dejó solo al delantero del Real Madrid, quien se adelantó a la salida del arquero peruano Zegarra y marcó el 1 a 0 para la selección española, a los 21 minutos del primer tiempo. Tras un largo tramo de dominio visitante, Luis Suárez puso el 2 a 0 al ejecutar un tiro libre perfecto en el minuto 44. Así, ambos equipos se fueron al descanso.
A poco de haber comenzado el segundo tiempo, nuevamente Suárez marcó y puso el encuentro 3 a 0. Eran el minuto cuatro y el letal contragolpe y una falla en la saga peruana facilitó la evidente ventaja. Esto hizo que el equipo peruano reaccionara, ya herido en su orgullo; y entonces empezó a crear peligro en la zaga visitante. A los 9 minutos, Carrasco anotó el único gol local tras un tiro libre ejecutado por Montalvo. Después, los españoles tomaron el control del partido, asegurando así el 3-1 final. Resaltó la brillante actuación de Alfredo Di Stéfano por su “sobresaliente físico y gran sentido de responsabilidad en su profesión (…) organizando su ataque y la defensa, convirtiéndose en la mejor figura del campo”.
ENTREVISTA A DI STÉFANO
Minutos después del partido, el potente delantero declaró para el reportero de El Comercio en los vestuarios del Estadio. “Debo confesar que hemos jugado bien; pero sinceramente la exigencia no ha sido mayor. La ausencia de Gento y Del Sol nos ha restado tal vez algo de nuestro poderío; sin embargo, presumo que la actuación nuestra ha sido buena, y hayamos agradado al público peruano”, señalo Di Stéfano.
Agregó que los jugadores peruanos lo impresionaron durante el partido. “Diré pues, que me agradaron todos. Tienen sentido del desmarque aunque les falta perpendicularidad (verticalidad). Si habría que individualizar, reconozco en el centro delantero un buen jugador (Uribe), y especialmente el volante de bigotitos (Joe Calderón)”, explicó con una amable sonrisa el fenomenal futbolista.
Antes de despedirse, reveló un deseo: “Me hice la promesa de brindar lo mejor de mi juego al público peruano, y lo logré, aunque no exactamente como fueron mis deseos. Felizmente ganamos, hubiera querido actuar en uno o dos partidos más aquí en Lima”. Finalmente, el crack español se retiró del recinto agradecido por la inolvidable tarde y por la simpatía del público peruano.