Un antiparasitario daría pistas para el tratamiento de los síntomas en autismo
Una sola dosis de una droga que tiene más de 100 aňos en el mercado sería la solución para eliminar los síntomas de autismo en ratones con una forma experimental de esta enfermedad. El síndrome de autismo incluye un espectro amplio de síntomas que incluyen problemas de comunicación, comportamientos repetitivos y falta de interés. Este desorden es cada vez más reconocido y diagnosticado en la población pediátrica, y ello está creando una demanda creciente de atención en el sistema de salud. Cientos de factores genéticos, metabólicos y ambientales han sido identificados como factores de riesgo, pero aún no se ha identificado un mecanismo claro que explique los síntomas que presentan los pacientes con autismo, y por ende, no existe un tratamiento efectivo disponible para estos pacientes.
Un estudio recientemente publicado en la revista científica Translational Psychiatry demostró que la administración de una sola dosis de suramina por via intraperitoneal, corrigió la conducta social, la aversión a lo novedoso y los déficits metábolicos de modelos de ratones adultos de 6 meses de edad. Estos modelos de ratones nacen de madres expuestas a una infección durante la gestación. Estos ratones al nacer presentan, como los pacientes con autismo, déficits en el comportamiento social y comunicativo así como niveles altos de conductas repetitivas. La administración de suramina corregiría estos síntomas así como los desórdenes en el metabolismo de purinas, un rasgo al parecer crucial en el espectro de transtornos de autismo. Después de dos días de la administración de suramina, Naviaux et. al. comprobaron que seguía circulante aún y había permeado al cerebro y al tronco cerebral, una característica que explicaría el impacto positivo de la suramina en la conducta de estos ratones. Una vez que la suramina fue eliminada completamente de su sistema, los ratones presentaron los mismos déficits reportados antes del tratamiento.
La suramina es un medicamento elaborado en Alemania en 1916 y tradicionalmente usado en el tratamiento anti-parasitario. La Organización Mundial de la Salud lo describe como un fármaco sumamente tóxico, cuya administración requiere supervision médica continua y no está indicado en el caso de pacientes menores de 10 aňos. Si bien estas características complican la designación de la suramina como fármaco de elección en autismo, estos hallazgos resaltan que los síntomas del autismo no son permanentes sino más bien tratables y reversibles, y aumentan la esperanza de encontrar o producir el fármaco ideal para este propósito.