La ruta del salar de Uyuni
El salar de Uyuni es un desierto de sal de 12.000 km2 localizado en el extremo suroeste de Bolivia, un maravilloso entorno que busca ser reconocido como Patrimonio Natural de la Humanidad por la Unesco.
Una manera fácil de llegar es tomando un tour desde el pueblo de San Pedro de Atacama en Chile, donde las agencias de viajes abundan. No soy muy amigo de los tours organizados, pero a veces es la manera más fácil y económica de llegar a puntos aislados.
El tour típico tarda tres días y tres noches, utilizando la última noche para volver de la ciudad de Uyuni a San Pedro de Atacama. Nosotros decidimos optar por quedarnos en Uyuni un día más y volver a Chile por nuestra cuenta.
Tuvimos suerte de tener un grupo simpático y dinámico, comenzando con el chofer que nos entretuvo con su ecléctico repertorio musical que pasaba de los clásicos de Bon Jovi a canciones de Pandora en el espacio de unos minutos. Los otros viajeros eran un israelí, dos ingleses y una señora carioca.
“¡Qué flojera, otros turistas!”, parecía pensar este zorro andino al vernos salir de la oficina de migraciones boliviana.
Enrumbamos por pistas de tierra pasando por las lagunas Blanca y Verde antes de parar en las aguas termales de Chavire, donde nos pudimos bañar a casi 4.000 metros de altura junto a un pequeño salar.
Pasamos por el surrealista paisaje del denominado “Desierto de Dalí”.
Pudimos apreciar los géiseres del Sol de la Mañana.
Al mediodía llegamos a un rústico albergue en pleno Altiplano, donde almorzamos, cenamos y luego dormimos en el mismo cuarto.
Cerca del albergue se ubica la magnífica Laguna Colorada.
Al final del atardecer, y mientras esperábamos la cena, algunos fueron a descansar, otros salieron a caminar y aprovechar la belleza del silencio en los grandes espacios.
La mañana siguiente pudimos observar los flamencos de la Laguna Hedionda mientras comprendíamos el porqué de ese nombre.
A media tarde nos detuvimos en el pequeño pueblo de San Juan, el único centro poblado que vimos en los últimos dos días. El pueblo tiene un ambiente de película western italiana.
Justo antes de la puesta del sol, pudimos ver el salar de Uyuni por primera vez. La blancura que se extiende hasta el horizonte es interrumpida por las huellas de algunos vehículos. Esa noche dormimos en un hotel hecho de sal.
Los detalles del salar son muy interesantes cuando te acercas.
La isla de Incahuasi, también conocida como la Isla del pescado, se sitúa en el medio del salar y brinda un punto de vista estratégico.
Luego nos detuvimos en pleno salar para sacar fotos curiosas y divertidas.
Justo antes de salir del salar rumbo a la ciudad de Uyuni hay un hotel y una plataforma poblada de banderas de todo el mundo en homenaje a visitantes de diversos países. La ciudad de Uyuni es muy colorida y cuenta con un cementerio de trenes… pero les hablaré de todo eso en alguna otra entrada.
Saludos y gracias por leer y por dejar sus comentarios.