Viajar a países musulmanes
Ya tengo mi pasaje. En tres meses viajaré a uno de los países más diabolizados por la prensa durante los últimos treinta años. No les diré todavía cuál es, pero si les diré que es un país musulmán. Si viajar a países musulmanes solía ya suscitar la incredulidad y la reprobación de muchas personas (mis padres incluidos), los recientes atentados perpetrados por islamistas radicales en París, no ayudarán en nada a tranquilizar a las personas negativas. El Islam tiene una mala imagen en occidente y esta imagen es anterior al yihadismo internacional. Durante mi primer viaje a un país musulmán (Marruecos en 1996), experimenté algo de temor y tensión. Estos temores se fueron disipando durante mis siguientes viajes a países musulmanes (Egipto y Jordania en 1997 y Turquía en 1999). Debo confesar que me encanta viajar a países musulmanes tanto por la sensación de exotismo, como por la hospitalidad de su gente. Creo que es importante que los occidentales visitemos países musulmanes, para ayudarnos a comprender mejor la actualidad mundial y para confirmar en carne propia que no se deben hacer generalizaciones y tachar a todos los musulmanes de terroristas y espero que esta entrada te ayude a aclarar las ideas o prejuicios que te frenan el deseo de viajar al mundo musulmán.
Esos países son peligrosos…
Primero habría que definir cuáles son “esos países”. El islam es la segunda religión con más creyentes después del cristianismo. Si bien el epicentro del mundo musulmán se sitúa en Medio Oriente y en el mundo árabe, el Islam tiene una presencia significativa en un cinturón geográfico que se extiende desde el África Occidental hasta el Sudeste Asiático incluyendo países no Árabes como Senegal, Nigeria, Irán, Turquía, Pakistán, Malasia e Indonesia. Por ello, resulta difícil hacer una generalización sobre la seguridad de todos los países musulmanes, por lo que concentraré el contenido de ésta entrada hacia la región del Medio Oriente.
Si te da miedo viajar al Medio Oriente por temor a ser víctima de la delincuencia, te tengo muy buenas noticias: el nivel de delincuencia común en la región es abismalmente inferior al nivel de delincuencia en América Latina, e igualmente inferior al nivel de delincuencia en Norteamérica y Europa. Me he sentido mucho más seguro caminando durante la noche en Estambul, El Cairo, Damasco y Amman; que en Lima, Buenos Aires, Roma o París.
¿Y los islamistas? ¿Y la inestabilidad política?
Es innegable, que el terrorismo islamista es una realidad. Pero no se debe confundir a un musulmán con un islamista y con un terrorista. Dentro de los 1.800 millones de musulmanes en el mundo los hay no practicantes, liberales, moderados, conservadores e islamistas. Un islamista propone la aplicación de los principios del Corán en el gobierno y en la sociedad. Uno puede estar en desacuerdo con ese punto de vista, pero eso no quiere decir que tu vida peligra cuando estás delante de una persona de esta ideología. (Y difícilmente se puede calificar a la mayoría de musulmanes como islamistas ni a todos los islamistas como terroristas)
Ahora, al que si debes temer es al terrorista islámico, quien comete atentados por su causa y suele tener un odio visceral contra lo occidental. Es cierto que terroristas islámicos han cometido atentados contra turistas extranjeros en diferentes países, pero por lo general, la posibilidad de ser víctima de un atentado o secuestro del parte de un terrorista islamista es muy baja a no ser que se viaje a una zona en conflicto. Por lo que, creo que es posible viajar a países como Marruecos, Túnez, Egipto, Jordania, Omán, Turquía o Irán sin mayor riesgo. Por supuesto que la situación puede cambiar y hay estar al tanto de las condiciones políticas antes de viajar a cualquier destino.
En el año 2007 viajé a Yemen, un destino no 100% seguro en esa época; pero lo suficientemente seguro para convencerme de ir y valió la pena, pues Yemen ha sido por lejos uno de los destinos más impresionantes que he visitado. La caída del régimen de Ali Abdullah Saleh dejó un vacío en el poder que ha sido aprovechado por grupos extremistas como Al Qaeda para desestabilizar el país y usarlo como base. Por ello, por más que me haya encantado Yemen, no se lo recomendaría visitar a nadie en estos momentos.
También tuve la oportunidad de viajar a Siria en el año 2008 y fue un viaje maravilloso. Desgraciadamente el país está actualmente pasando por una guerra civil y no le recomendaría a nadie visitar Siria en el 2015, de la misma forma que no hubiera sido recomendable visitar Ayacucho durante los años 80.
Es que son fundamentalistas…
Bueno, es cierto que la religión suele ser más omnipresente en los países musulmanes que en occidente, aunque en el Perú no estamos bien posicionados para criticar, ya que somos uno de los países más religiosos del planeta, y la injerencia de la Iglesia en nuestra política ha sido responsable de que seamos el penúltimo país de Latinoamérica en darle el voto a la mujer, el que no se hayan difundido programas anticonceptivos o de educación sexual a nivel nacional, entre otras cosas. Sin embargo, es verdad que en los países musulmanes la gente suele seguir su religión mucho más al pie de la letra que en occidente y las leyes y costumbres están más sujetas a restricciones religiosas, lo cual impone ciertas limitaciones al viajero extranjero. Hay que tener en cuenta que hay fundamentalistas en todas las religiones y que si se sigue al pie de la letra cualquier libro santo, el resultado nunca es bueno.
¿Y si soy mujer?
Viajar como mujer en Medio Oriente comporta ciertas complicaciones suplementarias. Algunos países como Irán requieren que las mujeres cubran su pelo al salir a la calle. En la mayor parte de países no hay un código de vestimenta impuesto por ley, pero para evitar problemas, si hay que tener en cuenta las costumbres locales al vestirse y evitar usar ropa muy apretada o que muestre mucho las piernas o brazos. Muchas mujeres occidentales se quejan del nivel de acoso que reciben durante su viaje, el cual puede llegar a hasta toqueteos no solicitados. Muchos hombres musulmanes consideran que las mujeres occidentales son fáciles y que cruzarse con una es una oportunidad dorada para ampliar (o iniciar) su experiencia sexual. La mejor manera de lidiar con esto es decir que estas casada (aunque no lo estés), o de hacer un escándalo si un hombre te presta atención no deseada. La gente en la calle te defenderá, pues este tipo de comportamiento es reprobado. Una ventaja de ser mujer es que tienes la oportunidad de ver el mundo de las mujeres por dentro, lo cual está fuera de alcance para los viajeros masculinos. Viajé a Yemen con dos amigas polacas a quienes las trataba de “mis esposas” en público. En varias ocasiones fueron invitadas por mujeres locales al interior de su hogar.
Razones para ir…
Existen muchas razones para viajar al Medio Oriente. Primero, porque esta región ofrece algunos de los lugares más impresionantes de la humanidad como las Pirámides de Egipto, las ruinas de Petra, o la ciudad de Shibam.
Pero la hospitalidad de la gente será aún más memorable que sus atracciones turísticas. Uno de los principales valores de la cultura musulmana es la hospitalidad hacia el viajero. Durante un viaje acumulas gestos de amistad y hospitalidad, así como invitaciones a comer o a tomar el té. La gente se sale de su camino para orientarte. Muchas veces hasta te pagan el taxi. La hospitalidad de los locales pondrá en prueba los prejuicios con los que llegaste y cambiará para siempre tu percepción del mundo.
¿Los he convencido? Cuéntenme si se animarían a ir al Medio Oriente o no. ¿Qué otras cosas les inspira ésta región?
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